Debora
La vida se resume en momentos. Pequeños pedacitos de tiempo que nos aceleran el corazón, y vuelven locos a nuestros sentidos. Durante toda mi vida había creído vivir. Suponía, que con cumplir con cada uno de los objetivos que me proponía... bastaba.
Que equivocada estaba. Sin embargo la vida misma se encargaría de darme una grata sorpresa y así, despertar de mi letargo emocional.
— ¿Lista? — la joven operaria del ecógrafo me sonrió. Asentí y me estremecí cuando el gel frio hizo contacto con la piel de mi vientre.
Despues de tomar las medidas necesarias para el control, ella me preguntó si quería conocer el sexo del bebé. Una combinación de sensaciones se instaló en mi pecho. La magia de cada latido cardiaco acelerado era simplemente indescriptible.
—Sí. Por favor — limpie una lágrima que se deslizaba por mi mejilla. —Estoy ansiosa por ello.
Junto a Eric comenzamos a preparar la habitación del bebé en casa. Él había bromeado sobre algún diseño eco renovable, haciendo alusión a mi obsesión con el arquitecto que diseñó el edificio en el que trabajo.
"—Podríamos llamarlo exclusivamente para nosotros, hada."
Había bromeado.
Mi reacción, muy madura para mi edad y mi estado, había sido arrojarle un almohadón en la cara.
"—Sí, claro. Desde América a nuestra casa por un simple diseño de habitación para un bebé."
Aunque a decir verdad creía a Eric posible de ello. Sin ir más lejos, con dinero se puede todo. Y a él parecía sobrarle.
La joven carraspeo llamando mi atención. Movió el cabezal del aparato varias veces hasta que finalmente me miró y sonrió.
—Tienes a un pequeño, o pequeña, rebelde allí — señaló. — Esta del revés y su sexo no se puede ver.
Más lágrimas llenaron mis ojos. Desde ese momento lo supe, este pequeño en mi vientre me traería más de un dolor de cabeza. Pero lo amaría incansablemente.
Despues de salir del control me dirigí a una heladería donde pasé casi toda la tarde. Pedí mis sabores favoritos y un banana Split.
Mi celular comenzó a vibrar en mi cartera. Lo mire de malas ganas pensando que Ashley continuaba insistiendo en vernos. Este último tiempo y debido a las vacaciones nos habíamos distanciado.
Si y debido a que quería seducir a mi esposo para así, retorcidamente, llegar a su hermano.
Me molestaba tanto su actitud. Sentía que poco a poco nos convertíamos en desconocidas.
— ¿Hola? — respondí molesta despues de ignorar una decena de llamadas. No era mi amiga quien insistía.
— ¿Hada? Yo...
—Eric, ahora no es un buen momento — estaba enojada con él y se lo hice saber al no dejarlo articular palabra. — Te llamo más tarde.
Y corté. No lo podía creer.
¿Qué? ¿Ahora si tenía tiempo para nosotros?
Mi celular sonó un par de veces más pero lo ignoré. Yo también podía jugar a este juego.
Respiré profundo y envalentonada por el desaire del que suponía era mi amigo, tomé una decisión. Algo estúpida a decir verdad, y lo lamentaría más tarde.
***
Odiaba con todo mi ser la sensación de ser el centro de atención en un lugar. Como ese bicho raro sin pertenencia.
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Percances y Desventuras de un caballero
Vampiros[ALLEGHENY III] Eric nunca ha sido la primera opción de nadie y eso, es decir poco. Durante toda su vida se sintió relegado a vivir a la sombra de sus hermanos mayores; jóvenes exitosos en el ambiente laboral como en las relaciones amorosas. Quizá s...