1. Extrañas amistades

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Eric

La fresca ventisca de otoño despeinaba mi cabello. Los rebeldes rizos color chocolate con leche hacían picar mis ojos. Temblaba.

Pero, ¿Por qué lo hacía?

De reojo distinguí algo entre mis manos. El color azul del blazer que utilizaba se veía desabrido en comparación al estuche de terciopelo que cargaba.

Ese era el uniforme de mi colegio. ¿Qué edad tenía? ¿Trece?

Me acerqué hecho un manojo de nervios a la niña de cabellos dorados que reía junto a su grupo de amigas. Vaya que era hermosa. Su lacia cabellera rubia destellaba movida por la atrevida brisa que osaba mecerlo.

-Es... esto... esto es... es para ti ­­- un tonto tartamudeo acompañó el rubor de mis mejillas. Demonios, pensé que se me incendiaria el rostro en ese mismo momento.

-Oh... - ella miró a sus amigas y sonrió cómplice. - Gracias, ¿tú eres?

-Eric...Alleg...

- ¡OH!, el hermano de Thanos y Thadeas - respondió dejando relucir una esplendorosa sonrisa con brackets. - Eres muy mono.

Y con eso me conquistó.

-Vaya sueño - me desperece en la inmensidad de la cama estilo King y quite mi antifaz. - ¿Tendría que comenzar a hacer terapia, de nuevo? - autocuestioné mis sueños. No es normal soñar con una situación de hace quince años atrás.

Concluí en que no. No necesito a alguien oyendo mis problemas mientras piensa en la cena de la noche. Y esa, es una indirecta para mi querida psicoanalista, Melanie.

Despues de darme un refrescante baño bajo a desayunar. Benedict, uno de mis hermanos menores me espera, o eso supongo, leyendo el periódico en su portátil. Un escueto "buenos días" es todo lo que obtengo de él. Comenzamos a comer nuestros alimentos en silencio ya que mis constantes intentos de iniciar una plática se ven frustrados por los monosílabos que recibo por parte de Ben.

-Y bueno, pues eso -pincho una de las uvas de mi plato. -decidí comenzar con el diseño de otro proyecto...

-Excelente.

Lo miré escéptico, ni siquiera había reparado en lo que le decía.

-Por cosas como estas es que quedaras por siempre solo, hermano - intenté incordiarlo. Debe de haber algo que lo haga salir de ese trance. - Por ese carácter tuyo las mujeres huyen de ti.

Nada.

Benedict siempre ha sido así, reservado. Toda una incógnita.

Pero esas son las personas más interesantes. Nunca sabes con lo que te puedes encontrar.

-Era más divertido desayunar con Thanos y su disfuncional familia - rememoro los momentos en donde jugué el papel de ángel guardián para con mi malhumorado hermano mayor. Y es que su ex esposa nunca terminó por agradarme.

Reviso mi agenda y ¡Oh!

Sorprendentemente nada hoy o mañana. Me encojo de hombros despreocupado, ya llegará el momento de que algo pase. Las cosas deben dejarse fluir.

Un mensaje me alerta de que quizá mi día no sea tan aburrido como presentía.

"¿Por qué demonios me envías textos a las 3 a.m?

No tengo el mínimo interés en despertarme

A discutir sobre la telenovela ¡ERIC!"

Percances y Desventuras de un caballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora