FINAL

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Debora

Cada maldito segundo que pasaba era peor que su antecesor. Cameron estaba furioso, daba vueltas por toda la habitación y se detenía a observarme. Atormentado. Herido.

Bastardo.

Él se acercó y sin piedad arrancó la cinta que cubría mi boca, llevándose parte de la piel de mis labios con ese movimiento.

—No lo hagas por favor— rogué, era ahora o nunca.— El niño en mi vientre no es producto de mi matrimonio...Escúchame... es... mi bebé... eres su padre biológico.

¡Tonta! ¡Idiota! Tendrías que haberle dicho en cuanto tuviste oportunidad. Eric te lo advirtió... Eric...

—Mientes — se pasmó. Continúe intentando convencerlo. Le recordé aquella vez en el bar y como habían resultado las cosas. —¿Eso quiere decir que esa bestia nunca te tocó? ¡Contesta! ¿Te acostaste con él Debora?

Bajé la mirada.

—¡Eres una embustera! — me asestó una bofetada y sentí el sabor metálico de la sangre en mi boca. —¡Sucia! ¡Zorra!

Ciega.

Toda mi vida me había empeñado en mantener la venda en mis ojos. ¿Este era el hombre por el que había sentido tanto? ¿Cómo podía cambiar de manera tan radical?

Quizá nunca cambió y esta es su verdadera cara. Me recordó mi conciencia.

—¿Qué fue eso?— su atención se vio desviada a una llamada de alerta. Tocó un par de botones del intercomunicador en su bolsillo y como nadie respondió, apresuradamente salió de la habitación. —Permanece muy quieta, Debora. Todavía no he terminado contigo.

Rogué. Recé tanto a Dios por un milagro que creí que enloquecería.

El sonido del rasqueteo de la ventana me alertó. Mi bebé se quedó quietecito, entendiendo la situación y me odie por ello.

Una cabellera castaña asomo primero por la ventana y luego el cuerpo completo de mi salvador estuvo frente a mi. Las lagrimas de alivio brotaron sin cesar de mis ojos.

Gracias Dios...

—Oh mierda — Thadeas llegó hasta donde yo estaba. Me dio una mirada considerada y luego le habló a su acompañante,— desátala. Mira como tienes esa mejilla y el labio — limpio mis lagrimas con suavidad. —Eric va a asesinarlos. Nikos, llevemos a Debora. Sigue a Eric y no dejes que haga nada estúpido...

¿Eric estaba aquí? ¿Dónde? ¿Cómo?

—¿Do... donde está? —pregunté en medio de un tartamudeo.

—Con Ben y Sutter — me contestó Nikos mientras apreciaba la ventana por donde habían entrado. —Es peligroso bajar por aquí — se volvió para mirar a su primo. —¿Qué hacemos?

—Pues pelear — sonrió mi cuñado. —Vamos a darles un poco de diversión a estos tipos...

Thadeas abrió con cuidado la puerta por la que Cameron había salido y nos hizo señales para que lo siguiéramos. Nikos me tomó en brazos y, tras muchos rezos de mi parte, salimos de la habitación.

Ellos se movían confiados por el pasillo vacío. Lo que me pareció extraño, ya que cuando Cameron me traslado hasta este lugar había un par de personas aguardando.

—Por allá.

Un movimiento brusco puso en alerta a Thadeas, quien iba delante de nosotros. El cuerpo de una persona se interpuso en su camino y cuando pude procesar de quien se trataba, dos fuertes y familiares brazos me apretaban con amor. Amor.

Percances y Desventuras de un caballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora