2.Inminente destrucción

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Debora

Despues de dejar a mi hermana menor en el colegio emprendí viaje hacia mi trabajo. Amaba lo que hacía, podía asegurar y, sin temor a equivocarme, que había elegido una profesión que quería desarrollar hasta el día en que muriera, o en su defecto que me jubilase;

Ser editora en una revista de decoración de interiores.

Era mi trabajo soñado y la mejor solución que encontré a mi fascinación por el diseño.

Al llegar a la oficina y despues de admirar, como de costumbre, el edificio en el que pasaba más horas que en casa decidí entrar por un café para despertarme.

Algún día tendría la suerte de conocer al genio detrás de la creación de semejante estructura. No que no lo hubiese buscado, simplemente que el edificio estaba patentado a nombre de una sociedad y no una sola persona. Donde, por obvias razones no me dieron el nombre de su arquitecto estrella.

Pronto, prometí tacita como habitualmente hacía. Ese sujeto se había convertido en mi crush profesional.

Una vez terminé de acomodar mi bolso y el abrigo en mi oficina noté que Ashley, mi gran amiga y colega, venia corriendo hacia mi como alma que lleva el diablo. Estaba a punto de saludarla cuando su voz me detuvo.

—Mierda, mierda y más mierda Deb — dijo escandalosamente para luego respirar hiperventilada. La escrute sin llegar a imaginar siquiera qué sería lo que la ponía en ese estado. — Estas en graves problemas.

— ¿A qué te refieres?

Ella me entregó un sobre, ya abierto, proveniente del Departamento de Inmigración y Ciudadanía del Estado*. Lugar en el que coincidentemente Cameron, mi ex, trabajaba.

No pude evitar el estúpido palpitar de mi corazón.

Ashley notó mi reacción y me observó con algo parecido a la lástima en sus ojos.

—Deb, la carta dice que serás deportada a tu país de origen. No eres considerada una ciudadana británica.

Mis movimientos se congelaron en el acto. ¿De que hablaba?

Desdoble el papel con rapidez y tal fue mi asombro al leer el enunciado: "debido a fallas en la presentación de la documentación necesaria; en cuanto a residencia y estadía en el país; se le solicita a usted tenga por consideración abandonar esta localidad...*"

—Eso no puede ser — quise negarlo con todo mi ser. No podía concebir el hecho de que Cameron permitiera que algo así pasara. Él siempre había velado por mi bienestar — ¿Estas segura de que se refiere a eso?

—Busquemos en Google.

Ashley corrió a mi escritorio y comenzó a teclear con rapidez. No entendí en ese momento porque no solo buscaba con su teléfono celular y cuando le pregunté me dijo que quería darle un poco más de "salsa" a la situación.

— ¿Más emoción? — boqueé con indignación. —Disculpa por no escupir fuegos artificiales por el trasero pero... ¡Me van a deportar!

De un momento a otro el revoloteo de las jóvenes internas, que habían llegado temprano, se hizo demasiado obvio en la oficina. Eso solo podía significar una cosa...

—Hola hada — saludo Eric sonriente apareciendo en el umbral de la puerta. —Hola a ti también bella, Ashley.

Yo sólo lo observe entrar airoso, como de costumbre.

— ¿Y esas expresiones en sus bellos rostros? — Preguntó con genuino interés — ¿Qué las tiene tan preocupadas esta calurosa mañana?

—Debora será deportada — soltó Ashley sin mi permiso. —Ella no tiene la ciudadanía británica.

Percances y Desventuras de un caballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora