24. Todos somos el malo en la historia de alguien

109 12 0
                                    

Cameron Lewiz

12 meses atrás...

La pantalla de mi celular centelleaba frente a mis ojos. El calendario traía a colación un recordatorio que voluntariamente había estado ignorando. Parpadee lentamente intentando aclarar un poco la confusión en mis pensamientos.

Doce años...

Era la fecha que hoy se marcaba. Un supuesto feliz aniversario, que desee con todas mis fuerzas atrasar.

Mi celular vibró indicando la entrada de un nuevo mensaje. Una agridulce sensación se esparció por todo mi cuerpo.

"¿Adivinas la fecha, Señor ocupado?

Feliz aniversario, bombón ¡Nuestra primera docena!

¿Existe algún nombre para esta celebración?

¡Es broma, Emilce dice que a este ritmo cumpliremos nuestro aniversario de plata siendo novios!"

Otro mensaje, seguido de ese.

"¿Esta noche, frente al Támesis? ¡Ya tengo las reservas!"

Sonreí dolorosamente, ¿Cómo diablos podría dejarla ir?

— ¿Qué diablos es ese ruido, Cam? — la mujer en mi cama se removió con pereza.

Miré fijamente a Jane y me pregunté una y otra vez qué estaba haciendo con mi vida. ¿Qué se suponía que era lo correcto y qué no? No podía fallar a la promesa que le hice a mi padre. Debía cumplir con mi deber y herencia. Pero el otro lado de la historia era distinto, no quería dejar ir a Deb, con ella todo era... fácil, cómodo y simple. A diferencia de Jane...

Ella, además de ser mi compañera de trabajo, era la descendiente directa del linaje más fuerte de cazadores que se había visto alguna vez en la tierra. Sus antepasados habían formado parte de la Primer Orden de caballeros Templarios y el hecho de que ella me eligiese era un honor inconmensurable.

El deber y el querer me tenían entre la espada y la pared; yo tenía a Debora y debía quedarme con Jane, o eso era lo que creía hasta un par de días atrás.

—No te preocupes — la arrope un poco y acaricie su cabello castaño. —Sigue durmiendo, cariño.

Basura.

Me sentía como la peor de las escorias mientras respondía con todo el cinismo que fui capaz de reunir en mi cuerpo.

"Nos vemos en la noche, bonita."

Un millón de veces la opción de contarle a Debora la verdad sobre mi vida rondó mi cabeza. Luego la veía tan a gusto con su vida normal y corriente que no deseaba alterar en absoluto esa inestable y temporaria paz que conseguía cuando su hermana se estabilizaba.

¿Sería ella capaz de lidiar con la realidad que mi vida representaba?

Yo era un cazador. Mi vida se basaba en eso: rastrear, cazar y acabar con toda amenaza que alterara el orden natural de los seres humanos y la vida en la tierra.

Cada una de esas bestias representaba un trofeo que otorgaba honor y respeto entre nuestros hermanos.

¿Sería ella capaz de lidiar con la realidad que mi vida representaba?

La respuesta era siempre la misma; No. Conocía demasiado bien a Debora como para saber que ella estaría en contra de todo este movimiento. Quizá se espantaría y me tildaría de lunático, intentaría demostrarle la verdad sobre estas criaturas y ella huiría despavorida al saber las maneras con las que nos deshacíamos de ellas.

Percances y Desventuras de un caballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora