quinta parte.

52 5 0
                                    

Holi! Espero que os encontréis bien y que estéis pasando unas vacaciones increíbles dentro de lo que se puede. Un beso 


**

Habían pasado tres meses desde la última vez que Alyssa tuvo constancia de Dana. Era consciente de que aquel emoticono no era lo indicado para seguir la conversación, pero no quería darle más bola e involucrarla finalmente en un cotilleo de farándula a los que se había acostumbrado a lo largo de los años.

Después de sacar su nuevo disco, el cual había sido compuesto y escrito en un rápido periodo de tiempo gracias a la inspiración que había aportado Dana a la chica, Alyssa decidió que debía tomarse unas vacaciones y volver a visitar a sus abuelos. Así que allí se encontraba, frente a la puerta del gran despacho de su padre, nerviosa como cual cría y a la espera de ser atendida por el para pedirle permiso.

- Puedes pasar, cariño. - Indicó su secretaria, quien más allá de estar bajo ese cliché era una señora de 50 años que adoraba a la joven Alyssa, pues la había visto prácticamente crecer.

- Gracias.

La joven agradeció el gesto con una simpática sonrisa y se abrió paso al interior del despacho, desde donde su padre la esperaba con papeleo entre sus manos.

- Buenos días. - Saludó su padre nada más escuchar los pasos de ella en la estancia. Este no había alzado siquiera el rostro para verla, algo a lo que ya ella se había acostumbrado en cierta forma.

- Buenos días, señor. Vengo a hablar con usted. - Alyssa tomó asiento frente a su padre y se tomó el tiempo necesario para observar cada detalle de su rostro que le indicara cuál era su estado de ánimo.

- ¿Qué quieres o necesitas?

- Quiero un par de días libres, necesito un descanso y echo de menos a los abuelos, así que me había planteado irme al pueblo por una semana y descansar de los focos.

Su padre por primera vez, en mucho tiempo alzó la vista y la clavó en ella, haciendo que esta se sintiera tan pequeña que acabó sin saber casi que recostada en la silla.

- Sabes que eso ahora mismo es imposible, y que si fuiste la última vez fue porque tu madre me insistió ante tu deplorable estado de salud físico y mental. ¿Debo recordarte lo que ocurrió?

- No hace falta. - Susurró casi Alyssa, quien se había hecho un ovillo en la silla ante las palabras de su manager y progenitor. - El pueblo logró que escribiera un disco increíble en poco tiempo, creo que esa es una buena razón para volver.

- El pueblo... entiendo. - Bruce se levantó de la silla, provocando que un sonido sordo viajara por todas las zonas de la estancia. Este paseó hasta la mesa más cercana, donde se sirvió un vaso con whisky y tras hacer una gran pausa volvió a hablar. - Pensaba que en ello había tenido que ver esa joven sobre las que hablan tus canciones. ¿No es así?

La reunión había sido nula, y tan solo sirvió para que su padre le comentara que tenía una gira de su disco en un par de meses, ya que quería que esta fuera preparándose mentalmente y que, además, tenía por delante un sinfín de entrevistas televisivas y firmas de fans para no dejar que su nombre estuviera en boca de todos. Eso era para la joven muchacha la peor de las noticias, ya que en el fondo esperaba que dicha gira no se celebrara y que tardará más en llegar, en el caso de que fuera así.

Salió casi que obligando a su cuerpo a arrastrarse al exterior del edificio y buscó rápidamente su coche, con el fin de no despertar la atención de los fotógrafos que solían seguirla cada día. Y así fue, este estaba cerca por lo que en un pr de segundos se encontraba en el interior de el, con el cual condujo tranquilamente hasta las afueras, donde se encontraba su vivienda. Esta estaba vacía, vivía sola y no podía permitir adoptar alguna mascota ya que la mayoría del tiempo la pasaba fuera de allí y no quería que se vieran sometidas al estrés por tanto viaje así que las veces que pasaba en esa casa eran casi que un martirio pra ella.

Prisioner.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora