Prisioner.

novena parte.

No supo cómo pero aceptó y ambas emprendieron el camino hacia la granja de los abuelos de Alyssa que se encontraba alejada del pueblo, en un paraje tranquilo y oscuro que dejaba entrever la gran masa de la localidad en la lejanía.

Justo en el momento de su llegada notaron como las gotas comenzaron a golpear el coche, provocando un ambiente relajante para ambas muchachas, quienes subieron a hurtadillas hasta la parte de la casa donde se encontraba la habitación de Alyssa. Estas dejaron todo a un lado y tras recibir por parte de la anfitriona uno de sus pijamas y una toalla Dana entró a ducharse, quedando impregnada de un olor que vinculaba con Alyssa, algo que la calmaba de forma instantánea sin saber como.

Alyssa se duchó poco después y ambas se tumbaron en la cama después de que Dana escribiera unos mensajes a sus padres en lo que esperaba a la joven. No fue hasta ese entonces cuando notaron la situación en la que se encontraban, ya que ambas debían dormir junto a la otra y aunque era una cama grande no podían no sentirse extrañas.

- Si te sientes muy rara puedo irme al salón. - Indicó Alyssa, casi que leyendo sus pensamientos.

Esta negó rápidamente, no podría sentirse bien pensando que ella dormiría en el salón por su culpa, pero la propuesta iba totalmente en serio.

- Buenos noches. - Murmyró Alyssa tras apagar la luz y acomodarse para dormir.

Dana se mantuvo despierta los siguientes treinta minutos, presa del nerviosismo y atenta a la figura del cuerpo de Alyssa que formaba la luz que se colaba por una esquina de las ventanas de la habitación. Su silueta era muy singular, siendo una de las primeras cosas que llamó la atención de la muchacha. A su vez, esta no podía dejar de pensar en todo lo que habría tenido que pasar gracias a lo que le había comentado Jonan días antes sobre su carrera artística y lo poco conocido de su vida personal.

Así que casi sin darse cuenta y press en lo qe cabía por el alcohol, se llenó de valor y pegó su cuerpo con cuidado al de la joven, abrazándola desde atrás y hundiendo su rostro en su cabellera.

- A mi me sigues pareciendo increíble. - Murmuró Dana suavemente en su oído.

Alyssa se quedó complemente perpleja y paralizada ante la situación, llevándole el recomponerse unos segundos. Esta giró suavemente hasta tener a Dana en frente y tras entrever su tímida e inocente sonrisa sonrió también.

- Gracias.

Las manos de Dana viajaron por su rostro, posicionándose en sus mejillas, las cuales fueron acariciadas por sus dedos, provocando que esta cerrara sus ojos instantáneamente, fruto de la paz y tranquilidad que le otorgaba. Esto duró unos segundos y una vez pasados los volvió a abrir, siendo presa de una valentía similar a la de la joven y por ello acercándose lo suficiente a la muchacha como para sentir como sus respiraciones se entremezclaban.

Dana se mostró inmune por unos instantes a la cercanía, estando realmente sorprendida y aunque le llevó un tiempo reaccionar, para cuando se dio cuenta de que Alyssa reculaba en ese posible gesto fue ella la que afianzó el agarre en su rostro y lo acercó al propio para chocar ambos labios de forma seca y bruta, un gesto que temrino convirtiéndose en un beso ansioso por ambas partes.

Las manos de Alyssa viajaron hasta la cintura de Dana, quien la acercó completamente a su cuerpo para sentirla lo más cerca posible a ella pues en cierta parte lo necesitaba. Mientras tanto los labios de ambas muchachas habían desempeñado un vaivén casi que en compás de besos cortos y tímidos, que desembocarían finalmente en otros más intensos, síntoma de las ganas que habían guardado por la llegada de aquel momento.

Fue Alyssa quien decidió separarse cuando notó como le faltaba la respiración por aquella intensa sesión de besos. Dana, por su parte quiso seguir algo más pero respetó el espacio de la joven.