septima parte.

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La vivienda de Meredith finalmente fue otorgada a la familia Jefferson, puesto que el alcalde al enterarse del tiempo y la inversión que supondría que renovaran la vivienda se negó rotundamente ante la idea de pagarle a dicha familia más de un mes y medio de hotel como mínimo. Eso no era algo sorprendente para el pueblo, puesto que eran conscientes de la corrupción por parte del partido que sin saber como siempre ganaba las elecciones y gobernaba.

Entre todos los miembros del pueblo, o al menos de esa zona en la que residía Dana se agruparon para ayudar a la familia en todo lo posible. Desde ropa para los niños y juguetes, hasta comida y recursos necesarios para la subsistencia de estos.

Aquella mañana Dana salió a dar un paseo por el pueblo, puesto que quería ver por si misma los destrozos que había provocado el mal tiempo y necesitaba despejar su cabeza ante todos los temas que la atormentaban o simplemente no la dejaban dormir.

Cruzó la carretera y fue directa hacia la zona con más vida del puerto, donde se encontraba la cafetería y la tienda de música a la que había ido hacía unos días junto a su amigo. Una vez allí tomó unos minutos para pasear por la zona, hasta llegar a la misma tienda que se encontraba cerrada. Esta se aventuró a observar el interior con cierta curiosidad, hasta que una conocida voz llamó su atención.

- Me parece increíble ver a quien tenemos aquí.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal y provocó que la joven se girase con rapidez. Ricky, su ex, la observaba con una asquerosa y altiva sonrisa que la hacía verse pequeña a su lado.

- ¿Qué quieres?

- Saludarte. Ya veo que tu gusto por la música sigue vigente.

- Creo que no tenemos nada de lo que hablar, déjame tranquila.

Dana se giró en un intento de salir de allí pero el muchacho colocó su brazo a su lado, evitando que fuera de esa forma. Este acercó su rostro al de ella, hundiendo su nariz en su cuello lo que provocó una gran incomodidad a la nerviosa Dana.

- Hacía mucho tiempo que no coincidíamos y creía que podríamos, no se, ponernos al día.

Este llevó su otra mano hacia el cuerpo de la joven, posicionándola sobre de su cintura y acercándola a él para envolverla en su perfume.

- Jóvenes, por favor... irrumpís el paso a la tienda.

Dana se sobresaltó ante la conocida voz que les había echado la bronca, puesto que se trataba fel abuelo de Alyssa, pero más lo hizo cuando notó la presencia de la joven en la escena, concretamente detrás de este y sustentando unas cajas entre de sus brazos.

Ricky, por otra parte, se atrevió a observar desafiante al señor y tras echar un vistazo rápido a Dana e indicarle que le siguiera la joven volvió a la realidad.

- Hola. - Esa fue la única palabra que pudo salir de su boca, ya que sus ojos sólo podían mantenerse fijos en Alyssa.

- ¿Nos vamos? - Insistió este de nuevo, pero al darse cuenta de que Daña apenas le hacía caso desistió y se fue por donde había venido, dándole una pequeña tregua a la muchacha.

- Perdona por interrumpirte, a mi abuelo no le ha gustado mucho que hicierais eso en la puerta de la tienda. - indicó Alyssa a Dana unos segundos despyes, ya que había entrado para ayudar a su abuelo a colocar las cajas y vuelto q salir para hablar con la muchacha. - Esoeraba darte la sorpresa, pero veo que me la has dado tú a mi.

Sin embargo, Dana no supo cómo tomarse aquellas palabras y sus mejillas estallaron en un notable rubor. Alyssa simplemente se rio y negó con su cabeza para restar importancia que no tenia al asunto.

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