parte 11.

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Sin saber cómo se encontraba paseando de la mano de Bailey por aquella oscura y vacía carretera, paseando casi que sin rumbo fijo y presas del alcohol que habían consumido horas antes y de la adrenalina que les proporcionó la música de aquel local. Dana se mostraba completamente ajena a la situación, casi que adentrada por completo en sus pensamientos y Bailey era consciente de ello, pero no quiso preguntarle siendo consciente de que ello podía molestarle.

Esta deshizo el agarre por un momento de la muchacha, llamando de esta forma su atención y casi sin darse cuenta comenzó a mover su cintura en mitad de la carretera, provocando una gran carcajada por parte de Dana, quien no esperaba aquel espontáneo gesto.

- ¿Qué haces? Ven aqui, anda.

- Prosigo lo que hacíamos en el local, me lo estaba pasando bien. - Contestó esta divertida, estirando uno de sus brazos y tomando de nuevo la mano derecha de Dana para acercarla a ella y comenzar un patoso pero gracioso baile que duró apenas unos segundos, hasta que un coche entró en escena.

- ¡Estás loca! .- Comentó nuevamente Dana, presa ahora de las carcajadas por la situación en la que se encontraban.

Ambas siguieron el camino, paseando hasta una zona más concurrida y entrando casi que sin decir palabra a un 24 horas qué seguía abierto y donde podían sentarse a comer. Allí pidieron unas patatas para compartir con el poco efectivo que llevaban encima.

- ¿Hace mucho que conoces a Jonan? - Preguntó Bailey en un intento de mantener una conversación más allá de lo que habían hablado aquella noche.

- Desde la infancia e imagino que tú lo conoces de la facultad. - Esta asintió con una pequeña sonrisa y se acercó a la joven para darle un toque en su nariz. - Por cierto, adoro tu acento.

- Soy francesa. - Dana asintió ante la información, ya que lo intuía pero sin parecer una sabelotodo.

- ¿Cuánto hace que estás aquí?

- Unos años, me mudé para estudiar el grado.

Estuvieron apenas media hora en el local pero fue lo suficiente como para llenar sus respectivas tripas de aquella comida y conocer un poco más a la otra, ya que sin ser conscientes de ello se habían caído realmente bien. Dana le comentó que quería dedicarse a la música, que llevaba mucho tiempo practicando para ser lo suficiente buena en ello de modo que su padre se sintiera orgulloso y de lo feliz que se encontraba en ese momento debido a que lo había aceptado. Bailey, sin embargo, le comentó lo difícil que había sido para ella estar en ese país por el idioma y las personas que en un principio se mostraron reacias a conocer a una chica que apenas dominaba el inglés, pero que gracias a Jonan y a los muchachos que conocieron aquella noche ello había sido más fácil y estaba agradecida de por vida, pues amaba esa vida.

Una vez que abandonaron este volvieron a caminar por aquella concurrida calle, ajenas a los alborotos que tenían lugar fuera de los bares cercanos y de unas jóvenes borrachas que se liaban en una esquina de la plaza. Bailey le había comentado que conocía a unas amigas que vivían cerca de aquel lugar y que podía pasar la noche en su piso de estudiante, algo que le parecía bien a Dana, puesto que de esa forma podría ahorrarse la tarifa nocturna del taxi y confiaba en la muchacha, ya que era amiga de Jonan. Así que estas emprendieron dicho camino hasta esa zona, sin dejar de lado aquellos tontos bailes que de vez en cuando hacía Bailey para hacer reír a Dana y la agradable conversación que no habían dejado de mantener desde el local.

- Es cerca de aquí. - Indicó Bailey, mientras que rebuscaba en su bolso las llaves del piso mostrándose realmente torpe a ojos de Dana. - ¡Bingo! - Exclamó esta una vez que la hubo encontrado y desvió su mirada hasta Dana, quien esperaba recostada en la pared cercana a la puerta.

- Pensaba que tendríamos que dormir en el felpudo. - Comentó esta en un intento de molestarla, mostrándose ya jocosa por el sueño y lo que parecía los malos efectos del alcohol. -

- No me molestaría compartir el felpudo contigo. - Comentó ahora Bailey, haciendo reír a Dana por la ocurrencia de la joven y provocando un suave golpe en su brazo más cercano.

- Anda, entremos.

Así hicieron, pero lo que se encontraron en el interior del piso era todo lo contrario a un ambiente tranquilo para poder dormir aquella noche, ya que las respectivas compañeras de la nueva conocida de Bailey habían montado una especie de fiesta en el interior. Esta resopló con fuerza, mostrándose algo molesta por el hecho, algo que Dana notó, pero rápidamente negó y esbozó una pequeña sonrisa.

- Parece que la fiesta prosigue, ¿te importa?

- ¿Estás loca? Me parecía un pecado irnos a dormir tan temprano. - La respuesta de Dana calmó el nerviosismo de Bailey, debido a que no quería dar mala impresión por aquello. Esta se acercó a ella y revolvió la cabellera de la joven rubia, antes de hacerse paso en el gran salón repleto de gente. - ¿Dónde está el alcohol? - Preguntó rápidamente a una de las chicas a las que primero pilló, esta le indicó y fue directamente hasta allí. -

- Voy al baño y estoy contigo.

Dana asintió y una vez que Bailey se marchó buscó con la mirada un enchufe donde cargar su movil, ya que guardaba el respectivo cargador en el interior de su bolso. Esta tomó asiento sobre la barra de la cocina y esperó paciente a que se encendiera y una vez que lo hizo notó como un mensaje de Alyssa se posicionaba en la parte alta del teléfono, indicándole que era el último y por lo tanto, más reciente.

"Disculpa por no ir a verte esta noche. ¿Quieres que nos veamos?"

Dana torció sus labios en un gesto de incomodidad que le otorgaba casi sin quererlo todo el tema de aquella noche y mañana, ya que aún no sabía cómo mostrarse al respecto. Esta suspiró con fuerza y tras tomarse ese momento de descanso desbloqueó el móvil y le escribió un simple "vale" antes de bloquearlo y esperar paciente a la vuelta de Bailey, a quien encontró hablando algo cariñosa con una joven que llegaba hacia ella junto a la muchacha.

- ¡Hola! - Saludó Dana en un intento de parecer agradable.

- Ella es Dana y ella es Jean.

Ambas muchachas se saludaron y tras una agradable charla Bailey se despidió con la mirada de la joven, tras dejarle claro que no quería dejar sola a Dana debido a que no conocía a nadie y le parecía de mala educación. Eso pareció molestar a Jean, quien despareció rápidamente entre la gente.

- ¿Qué fue eso? - Preguntó curiosa Dana, sin moverse de su lugar y con Bailey a su lado ahora sosteniendo entre sus manos una botella de cerveza.

- Es mi ex, y a veces nos liamos. - Dana entendió el tono que usó la muchacha para hablar de ello y simplemente decidió dejarlo allí.

Seguidamente volvieron a estar envueltas en una agradable conversación, esta vez en una localización diferente; la terraza del piso, puesto que era más tranquilo y ambas se encontraban lo suficientes abrigadas como para soportar el frio de allá afuera.

- Te agradezco mucho lo que has hecho por mi esta noche, no dejarme sola y eso. - Indicó Dana con una gran sonrisa en su rostro, a lo que Bailey simplemente asintió devolviéndole la sonrisa.

- Me agrada tu presencia, así que no es ninguna molestia.

Esta asintió suavemente, dejando allí el tema de conversación y cerrando sus ojos ya que la constante brisa estaba consiguiendo relajarla aún más. No podía quitarse de su cabeza la imagen de Alyssa de la noche anterior y el tacto de sus labios chocar sobre los suyos no dejaba de atormentarla, lo que a su vez provocaba que de vez en cuando se llevara sus dedos a estos para acariciarlos.

Prisioner.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora