20.

28 4 0
                                    


Convencer a sus padres no fue fácil, pero menos lo fue aguantar a Jonan y su miedo irracional a los aviones en la ida hasta la ciudad. Bailey, por otro lado, se mostraba completamente feliz y ansiosa por llegar, como si de una niña se tratara, hecho que enterneció a la joven Dana. Por suerte les había tocado a los tres juntos en el avión, algo que agradeció sobre todo Jonan por poder descansar mientras que la pastilla tranquilizante hacía efecto en él junto a sus amigas. 

- Míralo, parece un crío. - Susurró Dana sonriente, tras haber acariciado una de las mejillas de su amigo, quien dormía plácidamente después de un ataque de nervios, como si nada hubiera pasado. 

- Quien diría que hace unos minutos la estaba liando en el despegue. - Comentó ahora Bailey divertida junto a Dana, ya que ambas rieron tras ese comentario. 

- No hables muy alto, no quiero que nos acuchille nada más llegar.

- Eso si el despegue no lo mata del miedo. 

Dana golpeó suavemente el brazo de Bailey, quien le sonrió tras mostrarle una pequeña mueca. 

- ¿Puedo preguntarte algo? .- Bailey asintió.- ¿Por qué estás tan rara conmigo últimamente?

La pregunta sacó por completo de contexto a Bailey, quien pensaba que la joven no se había percatado de ellos apenas. Esta esbozó una media sonrisa y negó rapidamente para restar hierro al asunto.

- Sé que ocurre algo, no soy tonta. Si fue por lo de aquella mañana no te preocupes, es decir, no me molestó.

- No te preocupes, es verdad que lo que pasó me dio mucha vergüenza, pero no tiene que ver nada contigo. Ultimamente tengo la cabeza en otro lado.

Dana no quiso indagar más en el tema, si le decía que era aquello lo que ocurría debía creerla, pues nunca le había mentido y sabía que podía confiar en ella. Esta se recostó sobre su asiento, colocó los auriculares en sus orejas y dejó que la música la ayudara a dormir para pasar con más rapidez el vuelo, ya que aunque no le molestaba si era verdad que prefería que fuera así. Y así pasó, media hora antes de que llegaran Bailey la despertó pues se aburría y Jonan ya se encontraba despierto y algo inquieto.

- Buenos días princesa. - Bromeó la joven muchacha, sonriente y bajo la atenta mirada de Jonan.

Dana río antes sus palabras y se recostó sobre esta chica para aprovechar el poco espacio que tenía y estirarse. 


Alyssa coincidió aquella mañana con su padre en la oficina, no tenía mucho tiempo y a pesar de que aquella misma tarde debía asistir a la última entrevista en aquella ciudad tomó el tiempo de asistir hasta allá para indagar sobre el tema de Dana. A pesar de que le extrañó la presencia de su hija tenía otras cosas entre manos más importantes qué hacer, por lo que le permitió aquella hazaña.

Esta saludó a la secretaria de su padre con una gran sonrisa, quien apenas se la devolvió pero no se opuso a la entrada de la joven al despacho con la excusa de haberse dejado su bolso favorito allá adentro. ¿Qué iban a decir? A ojos del mundo era una malcriada que solo se preocupaba por sus pertenencias materiales y en el fondo y al principio si que fue así, pero desde hacía mucho tiempo aquello había cambiado.

Esta se hizo con el portátil de su padre, el idiota no tenía contraseña. Buscó por cada lado de este hasta dar con el apartado de "caras nuevas" entre las que encontró a Dana como una gran apuesta para la empresa. Deslizó aún más en su ficha hasta encontrar lo que pretendían hacer con ello, ya preparado para que se pusieran en contacto con la muchacha y con cuidado cambió ciertos datos que les haría más complicado ponerse en contacto con ella. Era una pequeña victoria, pero no podía alegrarse del todo a sabiendas de que conocía a su padre.

Prisioner.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora