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Escuchó una y otra vez junto a la productora lo que habían compuesto y grabado aquella tarde, era increíble y no veía la hora de enseñárselo a Alyssa, quien debía ahora encontrarse en mitad de su concierto. Una vez que hubo terminado aquel día se despidió amablemente de la joven y el encargado de la mesa de música y salió del edificio en busca de sus amigos, quienes no parecían encontrarse por la zona. 

Una luz cegadora volvió a molestarla, dándose cuenta por ello que el mismo fotógrafo la había seguido. Esta dejó sus ojos en blanco y emprendió su camino en busca de un taxi que la condujera hasta el hotel. Sin embargo, el coche que Alyssa le había prestado amablemente estacionó frente a ella, dejando ver la cálida sonrisa del chofer y sus amigos en el interior pasados de copas, al parecer. 

- ¿Qué hacéis? - Preguntó la joven al entrar en el auto y provocando una sonora risa por parte de ambos muchachos. 

- Apostamos quien aguantaba más a chupitos, y yo he ganado. - Bailey contestó con una gran sonrisa que molestó en parte a Dana, quizás ante el cumulo de emociones de aquel día. 

Se encontraba cansada y algo aturdida por todo lo que había ocurrido aquellos días y no creía que fuera conveniente salir aquella noche, como parecían ellos querer, a pocos días de volver al pueblo. Sin embargo, y obligada por sus amigos terminó en un local del centro de la ciudad. La discoteca era increíble, más de lo que había visto desde que tenía uso de razón. Sin saber cómo lograron colarse en este, ya que a pesar de que la mayoría de edad eran los 21 años, tan solo Bailey contaba con esa edad. 

La música empezaba a provocar un estado de excitación en la joven que tanto conocía y que solía provocar que acabara muchas noches en un baño vomitando, por lo que decidió no pasarse de copas y simplemente pasar una velada tranquila junto a sus amigos aunque en el fondo era consciente de que no sería así ya que Bailey rápidamente había comenzado a hablar con una chica que se había acercado a ella con la excusa de que la conocía de otro lugar y Jonan bailaba en mitad de la pista mientras que bebía animadamente de una de sus tantas copas de la noche.

No podía evitar observar hacia todos lados en un intento de asegurarse de que aquel individuo no la había seguido nuevamente, ya que era conocido por la mayoría de la población que eran expertos en acosar a cualquier famoso aunque ella no lo fuera. Bailey volvió rápido hasta donde se encontraba, sacándola casi que a la fuerza de sus pensamientos y estirando sus manos para tomar sus brazos y acercarla hasta ella para llevarla consigo junto a Jonan.

- No me apetece bailar. - Indicó cerca de la oreja de su amiga, ya que la música les hacía tener que gritar para hablar. Bailey se encogió de hombros. 

- Tampoco te apetecía venir a Londres y mira lo que estás consiguiendo. - Aquellas palabras lograron, en cierta medida, hacerla sentir mejor consigo misma aquel día. 

Bailey rodeó el cuello de la joven morena con sus brazos y bailoteó a su alrededor en un intento de contagiarla de aquellas ganas de bailar, y así fue, pues para cuando se dio cuenta lo hacía animadamente junto a su amiga y a Jonan, quien se había sumado eufórico. De esa forma había logrado dejar de lado la amarga sensación que le ocasionaba la lejanía de Alyssa y la incertidumbre de saber qué ocurría realmente con Zack, ya que apenas habían aclarado aquel tema la noche que pasaron juntas. 

La nueva canción de Alyssa comenzó a inundar la sala de un momento a otro. Ambos jóvenes observaron perplejos a Dana antes de comenzar a reír por la situación. Esta simplemente se encogió de hombros, restando así importancia al asunto. 


La mañana siguiente para Alyssa fue dura. La joven había despertado lo suficiente temprano como para que la sala de ejercicios del hotel se encontrara prácticamente vacía a excepción de ella y su entrenador personal, quien conocía desde hacía años atrás. Este ayudó a la joven a retomar nuevamente los ejercicios que anteriormente no le costaba en absoluto hacer y después de una hora fue libre durante unos minutos para tomar una ducha y vestirse, ya que aquella mañana tenía la primera entrevista de dos en París. Retomar su trabajo estaba siendo más duro de lo que esperaba. 

Se presentó en los estudios antes de la hora sorprendiendo de esa forma a todos los presentes, quienes esperaban que la muchacha llegara más tarde del horario establecido, como era costumbre. Allí la recibió Dominic, el señor que siempre la había entrevistado en la ciudad y que para su suerte, era más respetuoso que la anterior entrevistadora.

- ¿Cómo te encuentras? - Preguntó este tras haber irrumpido en la sala de maquillaje, donde terminaban de dar los últimos retoques a su rostro. Alyssa se encogió de hombros.

- Muy bien, ¿tú? - Dominic la imitó con una divertida sonrisa para desaparecer segundos más tarde, ya que entraban en directo en ese momento.

La joven no tardó en seguirle y minutos más tarde se encontraba frente a una jauría de individuos que habían esperado la mayoría de la noche para poder estar presente en el retorno de su, quizás, artista favorita. Fue allí cuando no pudo evitar no pensar en Dana, en cómo le iría después de aquella tarde y a qué se debía el tono de sorpresa con el que cortó la llamada.


Dana, a diferencia de Alyssa pudo permitirse el lujo de despertarse más tarde aquella mañana. 

Bailey ocupaba la mayoría de la cama por lo que tuvo que empujarla suavemente para deshacerse de su agarre e ir hasta el baño, donde esta se preparó. Era el último día de grabación y debía estar a la hora exacta en el estudio para así concretar todo y poder volver junto a sus amigos al pueblo para hablar con su familia, quienes a aquella altura ya se olían algo.

Así fue. La joven se presentó antes de la hora establecida, siendo recibida por la pelirroja con la que trabajó durante horas hasta concretar la cinta que debían mostrar a la dueña de la discográfica y a Alyssa, ya que la muchacha a pesar de que Dana no era consciente de ello se estaba encargando económicamente de apoyarla. 

Prisioner.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora