sexta parte.

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Aquella conversación con su amiga Bella, quien ya se encontraba dormida en la cama, hizo mella en Alyssa, provocando que esta no pegara ojo a pesar de las horas que eran.

Saltó de la cama con cuidado de despertar a su amiga y caminó escaleras abajo hasta el salón, donde había dejado su móvil. Allí lo tomó y buscó entre sus últimos mensajes para dar con la conversación de Dana, quien había vuelto a dejarla en visto. Alyssa chasqueó su lengua y tardó unos minutos en los que se sirvió una copa de vino, en un intento de que le entrara el sueño en escribir.

"Me gustaría escuchar más de tu música y verte pronto. "

No pensó siquiera andarse por las ramas, quería dejarle claro a Dana que aún seguía interesada por su música ya que esperaba, en el fondo, ser un apoyo para ella que quería empezar en ese turbulento mundo. Dejó el móvil de nuevo sobre la mesilla del café y tras terminarse la décima copa de la noche y depositarla Justo al lado volvió a subir para tumbarse junto a su amiga y dejarse dormir tras unos minutos.

Ese viernes Dana había salido pronto del pub, pues el incesante viento y lluvia que había comenzado a festejarse allí hacía unas horas provocó que se cancerala todo e incluso que su padre tuviera que ir a buscarla. Este había entrado al local cuando ella terminaba la última canción, justo antes de que Meredith informase que tenían cerrar y por lo tanto, había visto a la joven cantar.

No tenía nada en contra de Dana, es más, la quería con locura. Pero el simple hecho de ver cómo retomaba uno de sus hobbies pasados, que le recordaban a su país natal y que tuvo que enterrar con su marcha provocaba un rechazo en él que no sabía controlar.

Dana saludó a su padre con una tierna sonrisa que no le devolvió, haciéndola saber inmediatamente que algo iba mal.

- Gracias por venir a buscarme, papá.

- No es nada, cariño. No podía dejarte ir a casa sola con este tiempo.

Ambos avanzaron hacia el coche, donde entraron a duras penas por la lluvia y una vez allí condujeron por la oscura e insegura carretera hacia el puerto, donde vivían. Dana yacía recostada en su asiento, con la vista fija en la carretera cuando su bolsillo vibró, haciéndola saber que tenía un mensaje.

Esta se hizo con el teléfono y lo hojeó, quedando perpleja ante tal declaración por parte de Alyssa, ya que en el fondo creía y estaba segura de que le parecía algo molesta a la muchacha. A decir verdad, Dana era la primera de las dos que queria hacer todo lo posible para que ambas se reencontraran pero ante sus limitados recursos financieros le era imposible.

- Dana. - Interrumpió su padre en sus más oscuros deseos en cuanto a Alyssa. - Lamento haberme comportado como así durante todos estos años con tu afición por la música.

- Papá... - Musitó la muchacha perpleja y sin asimilar que su padre quisiera tratar ese tema.

- Déjame hablar, hija. Eres muy buena cantando y tocando esa guitarra de la que he sido consciente que tienes desde hace meses. Sé que no es la que guardo en el sótano pero tampoco voy a preguntarte de donde ha salido porque el dinero que ganas en el pub es tuyo, para algo te lo has ganado. Lo que quería decirte es que tanto tu madre como yo hemos decidido apoyarte plenamente en tu sueño.

Sin saber cómo los ojos de Dana se habían llenado de lágrimas ante las palabras de su padre. Esta se alzó sobre de el, abrazándolo con fuerza y llevándose por ello una pequeña bronca ya que pudo ocasionar que éste perdiera el mando del coche, pero finalmente llegaron sanos y salvos a la vivienda.

Una vez duchada y en su habitación volvió a hacerse con el teléfono y escribió:

"En cuanto a lo primero, he de informarte que pronto tendrá fácil solución y sobre lo Segundo... espero que así sea."

Después de enviar el mensaje dejó el móvil a un lado y se hizo con los tapones de oídos que guardaba para ocasiones especiales como la de esa noche, puesto que tras haberse cancelado todo por la alerta de vientos fuertes podía dormir más de lo que debía, ya que sus padres estarían en casa para cuidar de sus hermanos. Y así fue, durmió aproximadamente hasta las once de la mañana ya que su madre irrumpió en la habitación junto a su hermano menor en un intento de que se levantara de una vez.

Así lo hizo. Le costó tiempo despejarse aún habiendo lavado su rostro, pero, tras desayunar ayudó a su madre con la comida y atendió unas llamadas de Jonan quien le pedía angustiado que le ayudara cerca de su casa, ya que el temporal había causado estragos en unas viviendas de la zona, tomándola con las personas más desfavorecidas del pueblo.

Dana, junto a su padre fueron directos a la zona donde se encontraron con su amigo y una cantidad importante de gente, quienes se encontraban devastados por el daño ocasionado a una casa que casi se había venido abajo tras haber sido fruto de las llamas, que según los vecinos cercanos de la zona habían sido ocasionadas por el viento y algún foco provocado por algún despistado y un cigarrillo.

- Era cuestión de tiempo. - Murmuró un señor que se encontraba entre los voluntarios para ayudar, antes de llevarse una mirada asesina por parte de los presentes. Este se refería a que las viviendas de esa zona se encontraban en tan mal estado ante la exposición prolongada al sol y otros factores propios del mar como el salitre, que sumado a lo descuidado que estaban ante la escasez de suministros era cuestión de tiempo que ocurriera algo así.

Y aunque les costó estuvieron un largo rato ayudando a los habitantes de esa vivienda, quienes no podían parar de llorar desolados. Dana se percató en que uno de los niños pequeños, Roger, al que conocía por ser amigo de su hermano se encontraba hierático junto a sus hermanos y padres y tras acercarse a él y preguntarle amistosamente si quería algún bocadillo para comer él contestó.

- Gracias Dana. - la joven casi sin quererlo y presa de su lado emocional abrazó al niño, quien se acurrucó entre sus brazos.

- No te preocupes pequeño, todo saldrá bien.

Finalmente los miembros de la familia habían sido destinados a un hotel de la zona por manos del alcalde, quien les había prometido que permanecerían allí hasta la reconstrucción de su vivienda. Eso era algo que la mayoría de los presentes no creían, por lo que comenzaron a elaborar un plan b entre ellos para no dejar sin hogar a esa pobre familia. Meredith fue la precursora, disponía de grandes fincas y una de ellas, la cual tenía una casa minúscula se encontraba en un estado de deterioro por lo que podía dejarla a manos de ellos, otorgándole a su vez un empleo al padre de familia, quien era el único sustentador de ella ya que su mujer había abandonado a estos tras su último cuarto hijo, Roger.

Para cuando los adultos seguían tratando ese tema e intentando consolar al padre y ya la noche se les echaba encima decidieron irse de allí tanto Jonan como ella, pues al día siguiente volverían para seguir ayudando a los operarios del ayuntamiento con los estragos de la casa, al menos lo que permitía los bomberos, quienes habían perimetrado la zona ya que la estructura que quedaba de la casa podía venirse abajo en cualquier momento.

- Vamos Jonan, anímate un poco. Van a vivir en un hotel hasta que vuelvan a constituir la casa y en el caso de no ser así tienen la finca de Meredith, confío en ella.- Comentó Dana en un intento de animar a su amigo.

- Si no es por ello, es que no he parado de pensar en que han perdido todas sus pertenencias. Va más allá de algo económico, es más sentimental. - Jonan se había apoyado en una de las paredes más cercanas junto a su amiga, quien pasó su brazo alrededor de sus hombros en un intento de consolarlo.

- Lo se cariño, pero lo importante ahora mismo es que se tienen, que no les ha pasado nada grave y que pueden seguir juntos.

Pero este asintió, limitándose a hablar más durante el trayecto hasta la vivienda de Dana, viéndose obligados a pasar por otra calle alejada del puerto, debido al alto oleaje provocado por la tormenta y aunque tardaron algo más llegaron justo a tiempo para ver el anochecer, recostados en la entrada de la casa. El mal tiempo había casi que cesado, las ráfagas de viento eran más suaves y no llovía, lo que pudo permitir a los amigos disfrutar de aquella velada.

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