segunda parte.

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Ese viernes Dana cantó todo el repertorio de canciones que solía tener como costumbre desde que había empezado a tocar en el pub, pero tras llegar a lo que normalmente solía ser la última decidió que aún no debía terminar con ello. La melodía que comenzó a resonar por los recobos de aquel lugar fue la que había creado aquella mañana y que no había dejado de rondar su cabeza hasta ese momento. Aquellos dos minutos quedarían también marcados en la cabeza de Alyssa, quien volvía a estar ahí aquel viernes antes de marchar definitivamente a Londres para ser fruto del estrés que le suponía su trabajo desde hacía ya unos años.

Un gran aplauso acabó despidiendo a Dana, quien desapareció como solía hacerlo después de cada actuación para refrescarse y vestirse más abrigada a diferencia de cómo había llegado ante el frío en el ambiente debido a la hora que era. Pero esta se había percatado de la presencia de la joven que la había acompañado tantas viernes desde las mesas del fondo, por lo que una vez que acabó salió con rapidez en su búsqueda, encontrándose con que ya no estaba en el pub.

- Meredith, ¿has visto a Alyssa?

- ¿La joven rubia que te buscaba el viernes pasado? - Preguntó la anciana en un intento de no parecer cotilla, pero consiguiendo casi que todo lo contrario. - Creo verla haber salido cuando acabaste, quizás si te das prisa la encuentras.

- Gracias, eres la mejor.

Comentó Dana con una pequeña sonrisa, tras haber besado la mejilla de su jefa y haberse girado con el teléfono ya en sus manos preparado en búsqueda de un mensaje que le indicara la presencia de Alyssa en el pub aquella noche. Pero no fue así y cuando salió del local se dio cuenta de que quizás Meredith y ella misma no tenían tanta razón en cuanto a la presencia de la muchacha aquél viernes noche.

Ésta, con el frío calando sus huesos y algo cofundida decidió emprender su camino hacia la parada del autobús sin apenas haberse dado cuenta de que tendría que ir sola esa noche hacia ese paraje que solía atemorizarla la mayoría de veces por lo solitario que se encontraba. Pero, para su suerte un par de jóvenes parecían tomar el mismo recorrido.

- Dana. - Una voz femenina y grave provocó que se asustara tras haber dado uno o dos pasos en dirección hacia la parada. Esta giró con temor pero sin esperarse ver a la muchacha, ya con un aspecto mas alegre sonreírle desde la entrada de los aparcamientos. - Perdona, he venido a verte pero tenía una llamada que atender, has estado increíble, como es costumbre.

- Por un momento pensé que no habías venido. - Comentó algo nerviosa ésta, mientras que mordisqueaba el lateral de su dedo índice derecho.

- ¿No lograste verme? Llevaba una pancarta con tu nombre como una gran admiradora de tu música que soy.

Aquello sacó a la joven una carcajada, ya que no esperaba, de nuevo, aquel comentario por parte de Alyssa, quien se acercó más a ella, dejando ver el conocido rostro que la atormentó durante la semana entera, al no poder relacionar en su cabeza dónde la había visto anteriormente a conocerla.

- Lo cierto es que no estaba atenta a la clientela, me despisto cuando toco o canto.

- Lo entiendo. Por cierto, increíble elección para acabar, ¿es tuya?

- Si.

- Me gusta mucho.

Alyssa convenció a la joven de acompañarla nuevamente hasta la parada del autobús, pero ésta vez en el camioneta que había tomado prestada de su abuelo y que parecía tener más años que las dos juntas.

- Realmente creo que hubiéramos llegado antes andando que en este cacharro. -Comentó molesta con el cacharro Alyssa.

- Eres muy amable por acompañarme de nuevo. - Contestó sin prestar atención a las palabras de ella y de forma tímida Dana, quien no había pasado por alto el gesto que parecía haberse vuelto rápidamente costumbre por parte de la joven.

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