Samantha no ha tenido una vida fácil.
Abandonada por sus padres cuando tenía 7años, siempre ha vivido en el monasterio católico de Linne (Gales).
Una infancia dura ha hecho que tenga el corazón de piedra y carecer de sentimientos hacia las personas...
– Vamos dormilona!!! – dice la señora Patchencov abriendo mis cortinas y dejando que el sol invada toda mi habitación.
– Nooo! – me quejo tapándome con la colcha, como si fuese un vampiro y la luz pudiese dañar mi piel.
– Venga Samantha, que ya son las 4 de la tarde – me obliga tirando de mi colcha hacia abajo.
– Jopé, ayer trabajé, ¿lo sabes?
– Lo sé, pero me ha dicho Vladimir que estabas en casa a las 6, así que ya has dormido bastante.
– Pero me di un largo baño cuanto llegué, es que me tocó uno muy pesado, se metió unas rayas y nos hizo enrollarnos a mí y a Fa..
– Paraaaaa!! Ya te he dicho mil veces que no quiero que me cuentes los detalles, graciasssss – dice sonriendo falsamente mientras se tapa los oídos y sale de mi habitación.
En la cocina está ella con Vladimir. – Qué quieres hacer hoy? – me pregunta Vladimir. – Dinerito fresquito igual a....???? – digo yo en tono de adivinanza. – Compras!! – grita él entusiasmado.
Nos pasamos toda la tarde de compras en la Avenue des Champs – Élysées, entramos a mil tiendas. Agradezco enormemente que este grandullón siempre venga conmigo de compras, porque yo sola no podría con tantas bolsas. Muchas compañeras de profesión tienen personal shopper, pero a mí me encanta ir de compras. Y el estilo? Con dinero siempre se tiene estilo. Lo que más me molesta de ir con Vladimir es que las dependientas siempre se piensan que él es el que va a pagar. Y cuándo saco la tarjeta a nombre de mi empresa seguro que piensan que es de la empresa de mi marido.
Pijas machistas.
Llego a casa agotada y Vladimir me hace esta foto con todas las bolsas.
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Yo creo que me he gastado todo el sueldo que gané anoche, pero merece la pena.
Además, mientras he estado de compras me ha salido otro trabajo para mañana. Es un cliente nuevo que me necesita de acompañante en una cena benéfica. Le he pedido que me mande foto y me ha gustado lo que he visto. Es un tío de unos cuarenta y pocos y bastante atractivo. Es la ventaja que tengo, ahora puedo elegir yo. Si no me gusta lo que veo, le digo que estoy ocupada y se lo paso a alguna compañera que, o tiene más estómago que yo, o está empezando en este mundillo y necesita más el dinero, o simplemente porque necesite hacer cartera de clientes. La madre de Vladimir, la señora Patchencov, no acaba de entender por qué ese tipo de hombres, que podrían estar con cualquier chica guapa, contratan a una mujer como yo de acompañante. Pero yo siempre la contesto lo mismo, la contesto como me contestó un hombre con el que estuve cuando le hice la misma pregunta al principio de todo esto. Él me dijo: "Cuando tienes mucho dinero se te acerca mucha gente por interés, incluso pueden llegar a confundirte haciéndote creer que están contigo de corazón, pero después siempre acabas descubriendo que era por interés económico. Hasta entonces ya te has gastado una pasta en esa relación, qué si viajes, trajes caros, joyas...y por encima, te sientes dolido y engañado. Así que prefiero pagar el dinero de una vez, al principio y sabiendo que el que tiene el control soy yo, y nadie me está traicionando".
