Juntos

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3 AÑOS ANTES

Como siempre me despierto muy pronto, pero esta vez, tardo un rato en ubicarme. Estoy en la habitación de Alek.
Al igual que la otra vez, su mano está rodeando mi cuerpo, pero por suerte (o no) esta vez mis pechos están a salvo.
Me giro lentamente en su dirección y me quedo observándole. Es realmente bello y aún no consigo asimilar lo romántica que fue la noche de ayer. No me puedo creer que me pasara a mí. Nunca me habían tratado con tanto amor y cariño.
Estuvimos besándonos en el balcón durante bastante tiempo. Después pasamos dentro, porque en la terraza ya hacia frío, y Aleksei aprovechó una canción que estaba sonando en ese momento para bailar conmigo. Después de un baile lento y romántico, en el que las miradas hablaban por nosotros y los besos confirmaban lo no dicho, continuamos besándonos en el sofá. No puedo decir que fueron únicamente besos castos, pero lo que sí puedo decir es que no llegamos a tener sexo entre nosotros.
Me dio la sensación de que solo con los besos, ya nos estábamos transmitiendo perfectamente las ganas que teníamos el uno del otro.
Pero también es cierto que el ambiente se caldeó más de la cuenta en un momento dado y, mientras nuestras lenguas se enredaban, nuestras manos viajaban por el cuerpo del otro, explorando de manera curiosa zonas que nunca habían palpado.
Un rato después, cuando ya teníamos los morros como el que se come una bolsa entera de pipas con sal, entre risas, Aleksei me llevó en brazos hasta su habitación.
Pensé que íbamos a dar el siguiente paso, y en parte me sentía preparada, sin embargo me tumbó en la cama y agarrándome por detrás hizo que nos acurrucásemos juntos hasta que el sueño nos venció.

Con mucho cuidado me levanto para intentar no despertarle y me acerco a la cocina para ir preparando el desayuno.

Obviamente mi objetivo es hacer Huevos Benedict. Es su desayuno preferido y sé que le gusta como los hago, así que la elección es fácil para mí.
Mientras que voy preparando todo me asaltan las dudas.

¿Y si Alek se arrepiente de lo de ayer?

Aunque para mí fue muy bonito y romántico, quizá para él no fue más que un rollo sin compromiso.
Escucho que la puerta de su habitación se abre y sin poder evitarlo, me pongo nerviosa.

Todas mis dudas sobre su reacción a la noche de ayer se disipan cuando me abraza desde atrás y besa mi cuello.

– ¿Mi desayuno preferido? – dice viendo como preparo los huevos escalfados.

Asiento dejándome abrazar y girando mi cuello en su dirección. Sin verlo venir Aleksei besa mis labios y después deja un cariñoso beso en mi mejilla.

Sentir su caluroso arrumaco casi me hace explotar de la felicidad. Definitivamente no se arrepiente de lo que pasó ayer, y eso me hace sentir genial.

– ¿Llevas mucho despierta? – dice hablando con su mejilla pegada a la mía.

– No, veinte minutos como mucho.

– ¿Voy cortando el pan?

– Vale

Rompiendo su abrazo, pero no sin antes dejar otro beso en mi mejilla se sitúa a mi lado para cortar el pan en la encimera.
Sé que a veces parezco un poco infantil (aunque en mi defensa diré que solo tengo 18 años), pero me da vergüenza mirarle a los ojos.

– Dios mío! Están buenísimos. – dice Aleksei hablando con la boca llena y mirándome a los ojos – definitivamente son los mejores Huevos Benedict del mundo.

Me hace reír su afirmación y le doy las gracias por sus palabras.

– He pensado un plan estupendo para hoy – me informa.

– ¿Qué plan? – pregunto con curiosidad.

– No te lo voy a decir aún. Es una sorpresa. Déjame que recoja yo esto y tú vete a arreglarte.

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