Cuatro meses en París

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CUATRO AÑOS ANTES

Después de cuatro meses en la cocina de "A la rivé" ya me siento como en casa. Bueno, como en casa no puedo decir porque casi no recuerdo cómo era mi casa de Cardiff. Pero digamos que estoy muy cómoda.

En total en la cocina somos seis: Didier, Sergey, Antoine, Charles, Aleksei y yo.

Si, todo hombres. Pero eso no me asusta. En el monasterio la mayoría eran frailes, así que sé lidiar con ellos, perfectamente. Los primeros días casi no hablaba con nadie, pero poco a poco voy hablando algo más.

Seguro que si les preguntan a ellos, dirán que sigo siendo muy callada, pero yo me noto que voy perdiendo la vergüenza y ya interactúo más con ellos.

Sergey, es un hombre de unos cuarenta años, que se dedica, con la ayuda de Didier, a los postres.

Antoine, yo calculo que tendrá casi los cincuenta años, y es el que más experiencia tiene en la cocina. Todos seguimos sus consejos a la hora de hacer las cosas en la cocina. Aunque él no es el chef jefe.

El chef principal es Charles.

Según me contó Vladimir, Aleksei y Charles son amigos desde el instituto, así que tienen más o menos la misma edad. Yo calculo que tienen 23 ó 24 años.

Charles ha estudiado cocina en una de las más prestigiosas escuelas de Nouvelle cuisine de París. Su técnica es exquisita, y sus ideas para crear platos nuevos es asombrosa. Es un genio.

Y Aleksei, al ser el dueño, ejerce mayormente como jefe de sala y se centra más en el trato a los clientes, aunque antes de abrir siempre echa una mano en la cocina. De hecho, hay muchos platos que son suyos. No se le da nada mal cocinar.

Aleksei estudió Económicas o Administración de empresas, no sé, alguna de esas carreras aburridas de números. Cuando la finalizó decidió montar este restaurante y lógicamente eligió como Chef principal a su mejor amigo y joven promesa de la cocina.

Después de un año de éxito arrasador y de ser el restaurante de moda en París, decidieron abrir dos restaurantes filiales de A la rivé, en Lyon y en Toulouse. Por lo que he oído esos restaurantes también funcionan muy bien. En nuestro restaurante se crean los platos y allí los "copian" con la ayuda e indicaciones de Charles.

En la sala de A la rivé Paris, hay tres camareros. En este momento hay dos chicas y un chico. Todos ellos son gente muy joven, casi todos estudiantes de diferentes escuelas de hostelería o de la escuela de sommelier. Mientras estudian, aprenden y van cogiendo experiencia en la profesión, además de sacarse un dinero extra.

El ambiente en el restaurante es genial, y dentro de la cocina aún más. Todos son muy trabajadores y se concentran en sus tareas, pero nunca faltan las risas y las bromas entre ellos.

En estos meses he trabajado más horas que las que marcaba el contrato. Muchas veces Aleksei me decía que me fuera, pero veía que en la cocina estaban estresados porque no llegaban a tiempo, y era incapaz de irme dejándolos así. En contrapartida, Aleksei también ha ampliado mi sueldo por mi esfuerzo y dedicación hacia el restaurante. En más de una ocasión me ha felicitado por mi trabajo. Aunque realmente, no es que sea muy complicado, es algo que alguien tiene que hacer.
Me dedico básicamente a poner lavavajillas y ayudar a todo el mundo cuando lo necesita. Soy auxiliar de todos y experta en nada, pero aun así me gusta mucho mi trabajo. Estoy aprendiendo muchísimo de cocina y me hace sentir muy plena estar ganándome la vida por mí misma.

Aleksei entra por las puertas giratorias y nos informa que ya no hay más pedidos por hoy.

– Perfecto, ya ha salido el último postre, señores– Nos grita Charles– Recogemos y nos vamos. ¡Buen trabajo!

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