El cumpleaños continúa

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Tal y como me temía este cumpleaños está siendo difícil para mí. Me he pasado la mitad de la noche evitando a Aleksei, no es que me caiga mal, pero quiero evitarle, todo él me trae recuerdos y me crea un gran revoltijo emocional.
Hablo con unos, con otros...Prácticamente conozco a todo el mundo porque la mayoría son amigos de trabajo de Vladimir, y él y yo llevamos cuatro años siendo inseparables. Cuando empezó con Josh tuve miedo de perderle, pero son tal para cual y sumó en vez de restar. Las noches de sábado, siempre que mi trabajo me lo permita, las pasamos los tres en el sofá de mi casa debajo de las mantas y viendo películas de Netflix. Rodeada de mis dos ositos amorosos, es lo más cerca de la felicidad que se puede estar. Y sí, digo rodeada porque me pongo en medio de los dos. Si se ponen juntos me arrinconan mientras se comen a besos, y más de una vez se han ido a la habitación antes de acabar la película.

Después de hablar con unos compañeros del gimnasio, al que vamos los tres, camino hacia la barra; necesito rellenar mi vaso. Hoy me estoy pasando un poco con la bebida, pero es el cumple de mi Vladi. La ocasión lo merece.
Mientras me sirven mi copa, miro disimuladamente hacia dónde estaba Aleksei con su madre, pero no le veo.

No tenía ni idea que él vendría esta noche.
Llevaba dos años, tres meses y 10 días sin verle.
Sí, llevo muy bien las cuentas porque fue al día siguiente de mi vigésimo cumpleaños.
Y jamás olvidaré lo que pasó en ese cumpleaños.

– ¿Qué piensas caperucita?

Su voz me sobresalta y provoca que salga de golpe de mis pensamientos, pero solo es un instante porque por su forma de llamarme me vuelve a hundir en ellos.
Mi piel se eriza por completo al escucharlo y me hace viajar dos años atrás.

Carraspea y toca mi cintura lo que me hace recuperar la conciencia de nuevo y volver al presente.

– Ehh... nada, nada. Perdona, estaba en mi mundo.

– Me ha dicho Josh que va a sacar la tarta ya. ¿Vienes?

Su blanca sonrisa me deslumbra y aparto la vista mientras le contesto.

– Sí, voy.

Alek me agarra la mano y me guía hasta dónde está su madre y Vladimir. Yo por un momento cierro los ojos al sentir su tacto.
Su mano no para de apretar la mía hasta que las luces se apagan y comenzamos a cantarle el cumpleaños feliz y separo mi mano de la suya.

Josh aparece con la tarta en sus manos y solo una tenue luz y las velas iluminan el pub.

La tarta de cumpleaños es super original. Josh la ha encargado personalizada en la Pastelería Didier.
Simula estar hecha de madera, como si fuese una barrica del whisky preferido de los dos grandullones. Incluye también dos botellines de su cerveza preferida hechos de fondant.

– Es de la pastelería de Didier, lo sabías? – le digo a Alek acercándome a su oído y respirando ese perfume suyo tan característico.

Me gusta que siga usando el mismo, es muy suyo.

– ¿En serio?

– Si, ese genio loco es todo un artista.

La cara de Vladimir comentando la decoración de la tarta es para enmarcar. Está súper emocionado, y comenta que le da mucha pena tener que comérsela. Con su móvil hace varias fotos y finalmente pronuncia un discurso para agradecernos a todos nuestra presencia y como no, dedicarle unas bonitas palabras de amor a Josh.

La señora Patchencov se emociona al escuchar sus palabras y tiende la mano a Aleksei para acercarlo a ella. Con la otra mano, me agarra y tira de mí también.
Yo acaricio su hermosa cara, arrugada por el paso de los años pero que aún mantiene su belleza, y la doy un beso en la mejilla.
Hace cuatro años jamás hubiese pensado tener esos gestos de cariño por nadie, pero ella es lo más parecido que he tenido en mi vida a una madre. Ellos son mi familia, sin ellos nada de lo que tengo hoy sería posible.
Aleksei sonríe con dulzura al ver lo que nos queremos y se queda embobado mirándome mientras su madre se acerca a Vladimir para felicitarle de nuevo.

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