31: Perversos

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Keyla

Tomo una bocanada de aire despertando, mi cuerpo duele como no hay idea, oigo el pitido de la máquina y la enfermera corre a detenerme.

―Quédese quieta, por favor ―me pide.

―¿Y el doctor? ―pregunto confundida.

―Ahora lo llamo. ―Se va corriendo a buscarlo.

Parece desesperada.

Veo entrar a Vinicio al cuarto de lo que creo es una clínica privada y mis emociones se alteran otra vez.

―¿Qué haces aquí? ―Mis mejillas arden―. ¿Tú me trajiste?

Asiente.

―Vi que te despertaste y fui a verte ―refiriéndose a cuando estuvimos durmiendo juntos. Supongo que esta mañana, ya que ni siquiera sé qué hora es en este momento―. Aunque no pensé que pasaría esto ―expresa sorprendido―. ¿De verdad mataste al señor Rott? Mi informante me dijo ―agrega.

―¿Tú empleado estrella, no?

Sonríe.

―Así es.

―Sí, yo lo asesiné ―respondo a su pregunta anterior y suspiro―. Sin embargo podría jurar que hasta fue una de las pocas veces que fue en defensa propia.

―No necesitas explicarme nada.

Suspiro otra vez.

―Siento culpa, ¿sabes? Yo provoqué que Tyner cambiara.

Niega moviendo la cabeza.

―No, las personas deciden qué hacer con lo que les pasa a su alrededor, uno tiene elección, no es culpa de nadie, son las emociones que se toman en el momento.

―Tú también has cambiado ―opino.

―Sobrevivir a un disparo en la cabeza no ocurre todos los días. ―Se ríe, lo que provoca que yo sonría también.

―Te hace pensar, supongo ―acoto.

―Sí.

Tenemos un silencio en el que nos quedamos mirándonos, pero es agradable, hasta podría decir que es lindo. No puedo creer que esté aceptando esto que siento ¿Desde cuándo mis sentimientos han cambiado? Todo es un caos, todo ha dado un giro, pero ya no sé qué es lo bueno y qué es lo malo.

Estoy tan confundida.

Tyner

―¿Habrá muerto?

Me quedo mirando hacia el ventanal roto, no sé cuánto tiempo ha pasado desde que Keyla cayó, solo sé que estuve bastante rato observando esos vidrios.

―Es probable ―me responde Drew―. Aunque me pregunto, ¿quién habrá llamado a la ambulancia?

Me doy la vuelta a mirarlo, me doy cuenta que está acompañado, así que enarco una ceja por el asombro.

―¿Me estaban esperando?

―Tyner, te presento al notario. ―Me señala a uno de los hombres que tiene a su lado.

―¿Por qué razón está aquí?

―Verás, supuse que Keyla moriría, y aunque no lo haga, seguro estará incapacitada para trabajar y como tú eres el más allegado a ella, pues pensamos que sería bueno que te encargues de todo a partir de ahora, que seas el administrador, o como más le molestaría a la reina, que seas el rey.

―Tú también eres su socio ―le recuerdo.

―Sí, pero a mí no me interesa y tú estás más cerca de obtener el título. Tienes el poder tu padre, el poder de Vinicio y ahora el poder de Keyla.

―Fuiste el nieto del antiguo administrador.

―Como dije, no estoy interesado y aunque así fuera, todo lo que tenía mi abuelo se le traspaso a mi padre, pero como todos sabemos, ser administrador no tiene que ver con herencias, sino con ser el más apto.

―Tu padre ―expreso pensativo―. Nunca hablas de él.

―Es que soy igual de retorcido, mis motivos son igual de perversos y los justifico con mi diversión.

―¿Quién es tu padre? ―insisto.

―Un superior ―responde tranquilo.

―Entiendo.

Se ríe.

―Sí, es lo que estás pensando.

Frunzo el ceño.

―¿Y qué estoy pensando?

―Mi padre es el enterrador de Keyla.

Perversa Oscuridad: ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora