26: Sortija

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Keyla

Le desbotono la camisa a Drew y con desesperación desato su corbata mientras nos besamos intensamente. Subimos las escaleras para irnos a la habitación y lo detengo respirando agitada.

―No a esta no ―le digo.

―¿Por qué? Da igual cual sea.

Frunzo el ceño.

―A esta no.

―Vale. ―Alza las manos―. ¿A dónde?

―A la mía.

Enarca una ceja.

―Creí que esta era la tuya.

―Es la habitación de Vinicio. ―Lo empujo para que camine.

―Es la más grande y lujosa ¿Qué más da? Está muerto.

Ya se me fue toda la calentura, así que lo miro con desprecio.

―Se acabó ―digo molesta, alejándome de él.

―¿Qué? Es la verdad ―expresa con malicia―. Ahora que lo mataste todo esto es tuyo, ¿por qué no quedarse con su habitación?

―Ag, esto es morboso ―espeto con asco.

―Vale, parece que te encariñaste, mejor sigamos con esto en otro momento. ―Se acomoda la corbata―. Además nuestro primer encuentro tiene que ser perfecto.

No sé si estoy asqueada por lo primero que dijo o lo segundo.

―Bien, hablemos de negocios. ―Me pongo seria ignorando todo lo anterior.

―Ya terminé el papeleo, te llegará pronto, así que no hay nada que hablar por ahora, encárgate de mi abuelo y luego charlaremos de trabajo como quieres.

Este hombre me pone de malhumor, me trata como su empleada.

―¿Por qué no te largas? ―digo molesta.

Sonríe con malicia pero no acota ningún comentario por suerte, aunque hasta su silencio es irritante por su gesto. Lo acompaño hasta la puerta de salida y cierro esta con fuerza cuando se va. Camino hasta el sillón, entonces me quedo sentada allí. Gruño de la rabia y me cubro la cara para gritar. Estoy bastante frustrada. Bajo mis manos a mi bolsillo, de ahí saco la sortija para mirarla.

Necesito tirar esto.

Pero no lo hago.

~~~

Los días siguientes sigo sin ver a Tyner. Guardo la sortija de Vinicio en una caja fuerte de la casa, para no verla más, pero también, por alguna razón, para no perderla.

Este tiempo he visto bastante al administrador, hasta conozco su nombre, se llama Mario, aunque es probable que solo sea un nombre clave. Ya me he ganado su confianza, me ha mostrado las instalaciones donde trabaja y en cualquier momento me entregará todo lo que yo quiero. Le he dado todos los gustos que desea, antes de que muera, o sea que lo asesine, no puedo fallar. He sido más rápida que con otros hombres y eso demuestra la experiencia que he ganado.

Ahora sí soy toda una reina.

Tuve que pasar un montón de cosas para llegar hasta aquí, pero lo conseguí, subí escalones, derroté a cada ficha y ahora solo me falta asesinar al rey.

Veo como el anciano me firma un poder, entonces sonrío y me siento en su regazo, le ofrezco una copa que bebe. Últimamente le he dado muchos calmantes, se duerme y así no tenemos sexo.

Tarde o temprano el poder iba a pasarle a otro porque estaba muy viejo, pero me adelanté a que eso ocurriera, así poderme quedar con todo.

―Querida, iré a dormir ahora ―me dice y asiento.

Me levanto de sobre él, por lo tanto lo veo dirigirse al cuarto.

―Descansa. ―Revoloteo las pestañas.

―Espero que te haya gustado mi regalo.

―Por supuesto, me encanta ―contesto y así al fin lo veo retirarse.

Camino hasta la mesa, abro la cajita y veo la sortija de diamantes. Debería empeñarla, pero me repugna, entonces voy al baño para tirarla por el inodoro. El agua hace el resto al tocar el botón.

Las sortijas solo me recuerdan a Vinicio.

Pensé que me olvidaría de él después de matarlo, como cuando asesiné a varios hombres, pero no hay forma, algo me molesta con su muerte.

¿Me duele? Imposible.

Olvido mi confusión, me voy al cuarto, el anciano duerme boca arriba, entonces agarro un almohadón. Sin pensarlo dos veces, apoyo el objeto en su cara, así que comienzo a asfixiarlo. El viejo forcejea pero por los calmantes ni se puede parar, pasa un tiempo y es entonces cuando deja de pelear, por lo tanto muere. Con una mirada muy fría me alejo del cuerpo y me dirijo a comunicarme con Drew.

El anciano se lo merecía, era un vendedor de mujeres. Anda a saber a cuantas ha violado. Esta muerte simplemente me regocija, ¿por qué la de Vinicio no? Trabajaba en el mismo rubro, era de la misma calaña que este decrepito y muchos más que asesiné, sin embargo no puedo disfrutar su muerte como creí que lo haría. No puedo dejar de pensar en él.

¿Acaso le tomé afecto sin darme cuenta?

Perversa Oscuridad: ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora