14: Todo es oscuro

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Keyla

Si no consigo la lista, ya que Nolan solo es puro blablá y no me la ha entregado todavía y Tyner anda de indignado, así que no se la pedirá a su padre, si no la obtengo pues, al final Vinicio es el único que puede garantizarme información ¿Por qué? Pues sigo con la pista de conseguir los nombres en este evento de las carreras ilegales y él fue quien lo sugirió, así que puntos para el imbécil de mi comprador.

Necesito avanzar con mi investigación, sin que Tyner me vigile, por el mero hecho de que si surge información de Agustín o de Nolan, no quiero que interfiera ni se meta en el asunto, ya tengo suficiente con su indignación.

Camino y lo pierdo entre la multitud. Adiós guardaespaldas. Conozco estos lugares como la palma de mi mano y no tengo tiempo que perder. Lo siento, Tyner, pero mis hormonas tendrán que esperar.

Termino hablando con diferentes personas pero la descripción de mi enterrador nadie la conoce. Además de que al parecer Nolan ha dejado de hacer negocios por aquí, así que tampoco obtendré la lista.

Todo esto parece una pérdida de tiempo.

Me siento en un banco y suspiro. Al menos tengo la hermosa vista viendo los autos correr, el aire es fresco y el ambiente me encanta. Siento que no puedo deprimirme si estoy en un lugar como este, podría sonreír todo el día, mirando esas ruedas recorrer toda la pista, la adrenalina que da me hace feliz.

―¿Puedo acompañarte? ―Un hombre se sienta a mi lado.

¿Dónde lo he visto antes?

―Tú...

―Un gusto. ―Alza la mano―. Soy Rott Verol.

Me doy cuenta.

―El padre de Tyner ―expreso impactada.

Se ríe.

―Tengo entendido que estás interesada en una lista, noté que mi hijo escuchó mi conversación con Nolan y sé lo que estás buscando. No necesitas esa lista, ni personas que te guíen a tu enterrador, porque yo puedo decirte su nombre.

―Esto es demasiado fácil ―opino desconfiando.

De hecho me acabo de dar cuenta que no hay nadie en donde estamos, no es para nada normal, definitivamente debo irme de aquí, es una trampa.

―En efecto ―afirma a mi sugerencia―. Porque de hecho yo lo conozco y él sabe que lo estás buscando. Sinceramente decidió no eliminarte, porque estás al cuidado de Vinicio, pero ha tomado esta oportunidad en que tu relación con él pende de un hilo para deshacerse de ti, antes de que lo encuentres y sea demasiado tarde.

―O sea que no has venido a ayudarme sino a matarme.

―¿De verdad creer que un Superior te mostrará el paradero de otro? Nolan no te dará la lista, ni yo el nombre de esa persona. Ya sabes, en la mafia es todo cuestión de lealtades y alianzas, no puedes fallar, porque si eres desleal, te matan.

Saca su arma y lo empujo para levantarme, se escucha un tiro pero por suerte no me da, salgo corriendo pero no me sigue. Unos hombres me detienen en el camino, uno de estos me golpea y el otro me agarra. El señor Rott camina hasta mí despacio y sus empleados me hacen arrodillar, entonces me apunta con su revólver.

―¿Unas últimas palabras? ―pregunta tranquilo.

―Sí ¿Va a matar a la mujer en la cual está interesado su hijo?

Me presta atención porque se lo piensa y baja su arma despacio.

―¿Tyner está interesado en ti? Como sea. ―Vuelve a levantar su revólver―. No puedo flaquear ahora. Lo siento, no es personal ―dice afligido.

Antes de que pueda dispararme, logro zafar mis manos del agarre del hombre que me sostenía y me lanzo hacia Rott. Tomo su arma y forcejeamos con esta, se oye un tiro, hay sangre. Mierda, lo maté.

De todas formas era él o yo, no puedo culparme.

Tyner

Keyla se me ha escapado y sigo sin encontrarla. Vinicio confía en mí para que la vigile y cuide, pero parece que lo arruiné. Se escucha un fuerte estruendo y dejo de caminar, es evidente que fue un tiro. En estas carreras siempre hay de ese tipo de situaciones, pero este sonido no se escuchó en la pista, aunque nadie se sorprende, así que yo también hago caso omiso al asunto. Rato después se vuelve a oír otro disparo, pero nadie hace caso, por lo tanto yo tampoco.

Las reglas son simples, si ocurre un disturbio, nadie es testigo. El silencio es primordial en la mafia, no puedes hablar, ni siquiera decir ni una mínima palabra, podría llegar a ser tu propia perdición. La gente conoce a casi todos aquí, por lo tanto te pueden señalar y si fuiste charlatán, sin filtros, directamente te asesinan.

No hay ley.

Veo que un hombre viene corriendo, habla con varias personas y una de estas me señala, así que al final termina acercándose hasta mí.

―¿Eres Tyner? ―me pregunta y asiento―. Ven, acompáñame.

Lo sigo sin chistar, solo porque marca la dirección donde se oyeron los disparos y para ser sincero tenía curiosidad de estos. Si me acaban de llamar, tiene que ver conmigo, solo espero que no hayan roto mi moto de carreras, no puedo remplazarla así nomás.

Al llegar al sitio quedo paralizado, mi padre está tirado en el suelo, en un charco de sangre. Siento la tensión en mi cuerpo y camino hasta él.

―Lo encontramos así ―dice el hombre que me llamó, al parecer es del personal del evento―. No hay testigos, no sabemos quién lo acompañaba.

Mentiras.

―Papá... ―Mis ojos se humedecen.

―Lo siento, está muerto ―me aclara el hombre.

Caigo de rodillas cerca del cuerpo de mi padre, las manos me tiemblan, respiro con agitación, no puedo creerlo. Tanto tiempo odiándolo y me duele esto, la última vez que hablamos lo traté muy mal. Me lastima mucho, la presión en mi pecho es intensa, mis dedos siguen titiritando, entonces lo abrazo. Hago un grito desgarrador, que se escucha en todo el lugar, nada podrá apagar esta agonía. Mi cara se ha manchado de lágrimas y sigo gritando como si mi mundo se hubiera acabado.

Se terminó, es lo peor que me ha pasado, siento que no puedo aceptarlo. La tristeza me consume y me hunde en la oscuridad. En la vida no se me hubiera cruzado por la cabeza algo como esto, nunca pensé que lloraría su muerte, jamás creí que sería tan doloroso. Ni siquiera sé cuánto mi garganta pueda lanzar estos alaridos de desesperación, porque siento que no puedo parar esta dolencia abrumadora.

Oscuro, todo es oscuro ahora. 

Perversa Oscuridad: ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora