10: Capricho del corazón

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Keyla

―Deberíamos irnos ―aclara Tyner mientras estoy recostada en su pecho y envuelta con él entre las sabanas algo revueltas.

Hago círculos en su pectoral.

―No quiero ―expreso de manera caprichosa y hago puchero.

Se ríe.

―Vinicio nos matará.

―¿A quién le importa Vinicio?

―A mí ―Alza una ceja.

Me subo a horcajadas sobre él y le sonrío.

―Lo sé pero... ―Deposito besos en su torso desnudo mientras bajo y levanto la cabeza a mirarlo a los ojos ―creo que no me monté lo suficiente ―digo con picardía y revoloteo las pestañas ―. Seguro tu amigo de aquí abajo lo entenderá mucho más que yo ―Tomo su pene entre mis dedos.

―Keyla... ―expresa excitado pero aun así me aparta, toma mi hombro, entonces me aleja para levantarse de la cama. Camina y se sienta en el borde para ponerse su ropa interior ―. No podemos, ya se terminó el tiempo ―me aclara luego de una pausa que me pareció eterna.

Frunzo el ceño, pero suspiro y vuelvo a sonreír, gateo por el colchón sin soltar la sábana, hasta así llegar a su espalda, entonces lo abrazo por detrás, mientras se mantiene sentado.

―Luego de esta noche yo... ―Pongo la mano en su hombro ―tengo la sensación de no querer estar con nadie más aparte de ti, Tyner.

Se ríe.

―Vaya, eso es malo ―Mantiene la vista al frente.

―Sí, es cierto ―Le doy la razón ―. Puede traerme problemas en el trabajo.

Se gira a observarme.

―Te comprendo, pero me molesta que no incluyas a Vinicio en la ecuación.

Ruedo los ojos.

―¿Puedes dejar de meterlo en la conversación? ¿Es tu esposa acaso? ―digo molesta.

―No, es mi amigo ―Frunce el ceño ―. Si descubre que sientes algo por mí, me traerás problemas, no ves que él...

―¿Está enamorado de mí? Sí, lo sé ―expreso con total tranquilidad.

―Lo sabes ―exclama impactado.

―Se le nota por todos los poros ―Me río al burlarme.

―Bueno, entonces con más razón ―Alza la voz ―¿No es mejor sentir cosas por él? ¿Ser la mujer de un líder mafioso?

Me carcajeo.

―Por favor ¿En serio? ―Enarco una ceja ―¿Me crees una de esas niñitas con síndrome de Estocolmo o qué? Deja de delirar ―Ruedo los ojos.

Bufa.

―Está bien, tienes razón pero...

―Pero nada ―digo más serena y me acerco a su rostro ―. Yo solo quiero más de ti ―expreso de manera sensual, entonces me muerdo el labio inferior.

―No es correcto ―Gira su rostro para que no lo bese.

―¿Preferir al chico que corre carreras ilegales? ¿Enamorarse del motoquero malote? Vamos, Tyner, sabes perfectamente que en este mundo de mafiosos nada es correcto ¿Qué daño hacen muchos encuentros prohibidos más? Mejor aún, secretos, nadie lo sabría ―Revoloteo las pestañas.

Suspira pesadamente.

―Lo que me ofreces, no me gusta para nada.

Me pongo seria.

Perversa Oscuridad: ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora