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Los vuelos estaban saturados.

Desde comienzos de diciembre todos viajaban de regreso a sus hogares para pasar la navidad y Año Nuevo junto a sus seres queridos, por lo que sus tíos estaban atorados, los autobuses no siendo opción para trasladarse desde tan lejos.

Para propia sorpresa de Taehyung, aun estando en su habitación no había vuelto a ver a Jungkook. Un mes entero había pasado desde la última vez que vio sus ojos y palpó su cabello. Un mes desde que lo besó y comprendió lo que su mejor amigo había tratado de explicarle.

Pero aun estando enamorado, todo era demasiado para el pelimiel que empezaba a apagarse. Su madrastra le llevaba agua y alimento todas las mañanas y le daba un vistazo todas las noches. Quizá queriendo enmendar sus pecados, quizá no queriendo ir a la cárcel, daba igual. Taehyung terminaba exhausto tras cada inhalación y solo podía dormir.

No quería que Jungkook lo viese así, no cuando ni siquiera él mismo se veía en un espejo por miedo a encontrarse como un cadáver viviente, porque si Jimin lloraba al verle y la pelinegra era amable, su estado no debía ser el mejor.

Como si sus pensamientos fuesen escuchados, la cabellera rubia de su mejor amigo se asomó por la puerta de su habitación, y dicho y hecho, sus ojos avellana se cristalizaron nada más verlo.

Hablaron (más Jimin que él) tratando de aligerar un poco el devastado ambiente; tras fallar, Jimin comenzó a llevarlo a la ducha, regresando al motivo por el cual estaba ahí.

El rubio no tenía que cargar con aquella enorme responsabilidad, no era su trabajo encargarse de revivir a Taehyung, pero ninguno de los adultos disponibles lograba hacerlo cooperar como Jimin.

Aun vagando en el dolor, a él lo escuchaba.

Es por ello que Jimin no duda ni un pestañeo en correr a casa de su mejor amigo tras terminar sus clases, es por ello que se esfuerza todo lo posible en hacerlo comer y beber lo necesario para que no pierda más peso del que ya ha perdido.

Y es por ello también que con lágrimas silenciosas y el pecho doliéndole, lo baña como buenamente puede. Porque lo ama tan profundo que no puede no hacer algo por quien siempre hizo algo por él.

En otros tiempos, piensa con amargura, Taehyung hubiese hecho múltiples chistes sobre ellos dos "compartiendo" una ducha. La desnudez ajena le hubiera sonrojado el rostro y muy probablemente hubiese terminado por huir avergonzado. Verlo sin expresión bajo el chorro de agua, como si fuese una muñeca de porcelana era definitivamente más angustiante.

Años atrás él mismo había comparado al pelimiel con una muñeca de porcelana, por las facciones tan bonitas y los rizos colgando sobre su piel canela. Ahora la comparación lo perturbaba.

Lo secó con cariño, vistiéndolo con sus prendas favoritas y cuando estaba por encaminarlos a ambos fuera del baño, un agarre en su mano lo hizo parar.

Taehyung lo atrajo de regreso, escondiendo el rostro en su pecho abrazándole despacio. Su corazón se rompió al oírlo susurrar un ronco gracias y las emociones lo sobrepasaron.

Porque al sostener sus mejillas y mirarle los ojos tristes, pudo ver un atisbo de la miel caramelizada que siempre lo hizo sonreír. Su TaeTae seguía ahí, debajo de las ojeras y el gris, del llanto y la palidez. Y Jimin haría lo que sea por salvarlo, por volver a hacerlo brillar.

Incluso si eso significaba perder su propio brillo.

[...]

Mimi es mi personaje favorito, lo dijE ✊😭

Artista » KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora