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No celebraron navidad, la fecha pasó desapercibida en la silenciosa casa que luchaba por no desmoronarse, con sus únicos dos habitantes tan inestables como la vieja estructura construida sobre sueños que se desintegraban.

Pese al dolor en cada uno de sus huesos, Taehyung terminó el cuadro de su padre. El que estaba destinado a ser su regalo, y lo que alguna vez empezó amarillo terminó en opaco azul. En gris, como el color de su vida tras perderle.

No volvió a llorar, no tenía fuerzas. Lo había dejado todo en aquel cuadro. Y aunque su padre merecía solo los más vibrantes colores no podía hacer algo diferente, no cuando de la punta de los dedos solo le escurría negro.

Los días pasaban, sus familiares tardaban y estaba tan cansando. El silencio lo torturaba, su propia soledad era más dolorosa que cualquier lágrima que pudiese derramar.

Dejó el cuadro donde lo pintó y regresó a la cama, se cubrió de pies a cabeza y cerró los ojos. Quería a su mamá, la bonita mujer rizos de sol que conoció a través de fotografías; quería a su papá, lo único que lo motivaba a seguir sus sueños.

¿Qué caso tenía ahora seguir pintando? ¿Habían validó la pena todos estos años encerrado entre lienzos y pintura?

Viendo una última vez el cuadro supo que en realidad el artista definía la técnica y no al revés.

Se dejó arrastrar por el cansancio, soñando con ojos azules y hebras de oro, con el aroma salado del mar tranquilizándolo; con su mejor amigo al costado y Jungkook abrazándolo.

Sí, como deseo de navidad quería dormir en brazos del pelinegro por una eternidad hasta que todo dejase de doler.

[...]

Artista » KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora