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Marzo.

Aquella mañana estaba resultando desastrosa, y es que el primer día de clase siempre es el más angustiante. Taehyung estaba despierto desde temprano arreglándose mientras su madre le preparaba el desayuno y su padre ponía la mesa, disfrutando las pequeñas vacaciones que con orgullo merecía. Cuando escuchó el grito de su madre diciéndole que bajara supo que el desayuno estaba listo.

Bajó deprisa las escaleras, yendo hasta la mesa donde sus padres ya se encontraban sentados. Con cuidado se sentó en la silla y con una sonrisa agradeció a su madre el desayuno, comenzando a comer.

Taehyung se sentía sumamente feliz.

Por primera vez desde hace meses podía volver a sentirse en familia, podía despertar deleitándose escuchando la voz de su madre cantando una dulce melodía mientras limpiaba (aunque ella pensaba que nadie la escuchaba) y el aroma hogareño del café recién hecho de su padre llenándole los pulmones. Podía volver a disfrutar de la compañía de las dos personas que más amaba en el mundo mientras éstos se amaban el uno al otro con locura.

Porque sí, la madre de Taehyung no solía ser especialmente cálida como se pensaría que todas las madres son, pero cuando su padre estaba en casa ella cambiaba radicalmente. Sus prendas eran más coloridas, su cabello más arreglado y su mirada más brillante, Taehyung sabía que su madre le quería, pero con solo ver la tenue sonrisa que ésta tenía cada vez que su marido la abrazaba y la manera en que su mirada se iluminaba cuando le veía a los ojos, exponía el profundo amor que le tenía.

Por eso el ya no tan pequeño de ojos miel le tenía paciencia, pues sabía que cuando su padre se iba, él no era el único en sufrir su partida y esperar con ansias su regreso.

—¿Tienes todas tus cosas listas? —preguntó su padre a lo que él asintió mientras bebía el jugo de su vaso—. Ahhh, nuestro TaeTae luce muy guapo, ¿No lo crees cariño? —esta vez se dirigió a su mujer a lo que ella asintió dándole la razón.

—Es nuestro hijo, por supuesto que es guapo —Taehyung sintió sus mejillas calientes, su madre no lo halagaba seguido y no sabía cómo reaccionar.

Cuando terminó su desayuno la mujer le dijo que lavara sus dientes y bajara su mochila, se iban en cinco minutos. Una vez limpió sus dientes, se observó unos segundos en el espejo. Estaba nervioso.

Repasó cuidadosamente su aspecto, desde su cabello hasta sus zapatos. Se sentía lindo, y que su madre lo dijera lo hacía sentirse aún más bonito. Después de todo, los padres siempre dicen la verdad, ¿No es así?

—¡Taehyung, baja ya! —gritó su madre desde la sala a lo cual él gritó en respuesta que estaba por bajar.

Corrió a su habitación por su mochila y bajó a toda velocidad a lo que su madre lo regañó pues podía lastimarse. O tropezarse y romper algo, lo que pasara primero. Los tres salieron de casa, no sin antes asegurarse de haber cerrado todas las puertas y entraron al auto en dirección a la nueva escuela.

...

El viaje no fue tan largo como Taehyung pensaba que sería, o tal vez se había entretenido más de la cuenta viendo el paisaje a través de la ventana pues cuando llegaron él no se inmutó. Bajó y tomó ambas manos de sus padres, con la derecha a su madre y con la izquierda a su padre.

—Papá, ¿Por qué siempre me tomas con la mano izquierda? —había preguntado una vez un dulce Taehyung de ocho años.

—Porque de ese lado está mi corazón. Tú siempre debes estar junto a mi corazón TaeTae —había respondido él mirándole con ternura.

Y desde aquella vez Taehyung siempre tomaba la mano de su padre con la izquierda.

Entraron a la escuela la cual estaba llena de niños y niñas por todos lados, caminaron entre todos ellos a dirección para ver qué clase se le había asignado. Después de haberse presentado y haber sido previamente informados fueron hacia el aula del menor, y justo ahí Taehyung supo que era aquel momento de nuevo.

—Pórtate bien Taehyung, que tengas buen día. No causes problemas, ¿Entendido? —dijo su madre a lo que él asintió—. Te espero en el auto —le dijo a su esposo y se marchó sin darle un beso o tocar su cabello, ella sólo se fue. El menor sintió algo oprimir su pecho pero la carga se aligeró al ver los ojos azules de su padre.

—Mi peque... no, mi grande TaeTae —dijo con orgullo—, diviértete, lo harás estupendo. Te amo —lo atrajo a su cuerpo en un cálido abrazo, Taehyung pudo aspirar gustoso la colonia de su padre, impregnándose de su reconfortante aroma.

Luego de separarse su padre besó su frente con cariño y él sonrió ante la sensación de cosquillas que su barba mal cortada provocaba. Despeinó sus cabellos y volvió a sonreír. De esas sonrisas que te llenan el alma y quedan tatuados para siempre en tu memoria.

—Adiós TaeTae.

—Adiós papá —sonrió completamente feliz y entró a su clase.

Instantáneamente todas las miradas se posaron en el lindo niño que tenía una sonrisa del tamaño del mundo y es que, ¿Cómo no sonreír de esa manera al tener al mejor hombre del mundo como padre? No por nada era la persona que quizá amaba un poco más que a mamá.

La profesora se levantó y lo acompañó hasta el centro para que pudiera presentarse ante todos.

—Mi nombre es Kim Taehyung, tengo doce años y me gusta dibujar e ir al mar por las noches con mi padre. Espero podamos ser amigos —una vez terminó, los aplausos no tardaron en llegar mientras algunas niñas susurraban lo atractivo que era y lo miraban embobadas.

—Hola Taehyung, yo seré tu maestra de valores mi nombre es Mina, mucho gusto. Te sentarás al lado de Jimin —señaló a un niño de cabello rubio el cual tímidamente jugaba con sus manitas. Taehyung se acercó y se sentó en la silla junto a él.

—Hola, me llamo Taehyung pero puedes decirme Tae —el niño le miró, apartando sus ojos en tan solo unos segundos.

—Mi nombre es Park Jimin, mucho gusto.

Taehyung se sorprendió ante la timidez de Jimin pero por algún motivo, cual presagio no dicho, pudo asegurar que serían buenos amigos.

[...]

Artista » KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora