Extra

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Cuando despertó, el bello sol mañanero le confirmó que aquel sería un buen día. Salió rápido de la cama y se preparó para darle el mejor día a Taehyung. Hizo todo tan rápido que no recordaba qué había desayunado pero sí el perfume que se había colocado, pues era con el aroma sutil a lavanda que el pelimiel se le restregaba en el cuello aspirando por poco su alma. Ansiaba entregarle a su precioso mejor amigo el regalo que guardó como experto.

Casi le salen alas para acortar camino y entregar cuanto antes el cuadro que tanto le había costado. Un cuadro pintado por él, luego de mucho ensayo y error para su TaeTae.

Y supo que todo valió la pena cuando al llegar (luego de muchos besos y abrazos como había prometido por teléfono) enseñó orgulloso la pintura a la que tantas horas dedicó y Taehyung le sonrió tan bonito que casi llora de felicidad.

Su mejor amigo estaba de regreso con la piel ya no tan pálida y las ojeras disminuidas.

Pero el gusto le duró poco porque más pronto de lo que hubiese deseado abrió los ojos y todo había desaparecido.

Se talló los párpados irritado, aquel era un sueño recurrente que tenía desde hace trece años, un suceso que lo marcó debido a que no pudo vivirlo y los posibles escenarios que nunca se concretaron lo atormentaban buscando cerrar el ciclo, casi pudo escuchar a su terapeuta decir.

Bostezó mirando lo tarde que era y renunció a la idea de seguir durmiendo, giró la cabeza topándose con las plácidas facciones del rostro de Namjoon, su novio.

Con cuidado de no despertarlo salió de la cama y caminó fuera de la habitación en dirección al balcón, necesitando un poco de realidad luego de cruel fantasía.

Brisa fresca lo recibió y suspiró profundo, pensaba haberlo superado pero aún habían noches como esa que despertaba con el pecho angustiado, la herida no sanando jamás.

Se abrazó el cuerpo sintiéndose repentinamente expuesto ante el cielo vacío. Durante muchos años se culpó por no insistir más, por no preguntar. Se deprimió varios más, sintiéndose incompleto sin su alma gemela besándole las mejillas y comprendiendo casi perfecto el vacío que su mejor amigo sintió tras la muerte de su padre. Irónico, si lo pensaba. Ambos hombres dejaron el mundo de la misma forma: padre en una devastadora tormenta, hijo en brazos de alguien que nunca existió. Los dos unidos por el agua.

La diferencia fue que él hizo las cosas diferente, por Taehyung y por sí mismo. Fue a terapia por cinco años hasta que logró dejar los antidepresivos y se permitió comenzar de nuevo. Conoció a Namjoon durante la inauguración de la galería en Londres a los veintidós y la conexión había florecido junto a la primavera.

Le dio la oportunidad que a tantos otros hombres negó y se permitió amar y ser amado. Se perdonó con el tiempo y perdonó a Taehyung también, entendiendo y respetando su decisión hasta el final honrando su memoria de la mejor de las formas: haciendo las cosas distinto, viviendo.

Incluso con ese trabajo de años a veces lo soñaba tan preciso, con doce años y brillando que el despertar recordando la cruda realidad le estrujaba el pecho. Miró las pocas nubes, más allá de las estrellas, fue lo último que le había dicho.

Y quizá Jimin lo amaba todavía mucho más allá de las estrellas, pues aún con un hermoso anillo en su dedo anular y a pocos meses de casarse con un hombre al cual amaba, el corazón le latía errático por los recuerdos, el rostro caliente contrastando con la noche fría.

Supuso que el primer amor nunca se olvida, y con su alma amando al hermoso ojos de miel que tanto extrañaba no pudo hacer nada más que aprender a vivir con aquella pieza faltante que nadie podría sustituir.

Hasta otra vida entonces, TaeTae —susurró antes de regresar sobre su pasos, con el cuerpo pidiendo el calor de su cama y los brazos reconfortantes de su pareja.

Y si varias vidas tenían que pasar para reencontrarle, Jimin reencarnaría una y otra vez hasta que ojos miel juguetones le sacudieran el corazón.

Mientras tanto, difundiría su nombre lo más que pudiese.

Que el mundo entero supiese que Kim Taehyung, hijo, mejor amigo y primer amor había dado todo por lo que amaba, por quienes amaba.

Incluso la vida.

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Artista » KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora