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Capítulo dedicado a @Ap0k4lyps3 & @EvyZay ༺

[...]

1 de septiembre

Los últimos vientos del verano le acarician el rostro, con paciencia regresa a su cama y espera en silencio. Porque Taehyung sin duda quería ser el primero en felicitar a Jungkook por su cumpleaños.

Aguardó con calma a que su madre saliera de casa para poder escabullirse a la orilla del mar y con suerte encontrar al pelinegro esperándolo.

Después de diez eternos minutos mirando el techo decide matar el tiempo con el cuadro interminable para su mejor amigo, y pronto descubre que tiene que dedicarle algo de tiempo si quiere tenerlo listo para su cumpleaños, ya el siguiente mes.

Con orgullo admira el lienzo casi completo, siendo más que nada detalles a profundidad los que faltaban por concretar, pues el pelimiel estaba siendo especialmente detallista en aquella pintura; queriendo mostrar lo perfecto que Jimin era a través de sus ojos y con suerte, aquella perfección quedaría tatuada en la memoria del rubio para no volver a dudar de su belleza jamás.

Porque oh si Taehyung conocía aquellas grises inseguridades que su mejor amigo arrastraba como cadenas. Absurdo, si se lo preguntaban, pues para él nadie era tan hermoso como Park Jimin, pero no podía cuestionar sus miedos sin haberlos vivido en carne propia por lo que optaba por apoyarlo desde donde podía.

Y si tiene que mancharse de gris en el proceso, no dudará ni un segundo en empaparse incluso del más pútrido negro con tal de llevárselo todo en sus prendas y dejar solo colores vibrantes en el lienzo de su alma gemela.

Su brazo se acalambra momentáneamente por lo que se ve obligado a parar y aprovechar esos segundos de recuperación para husmear por su ventana.

Y vaya que el corazón casi se le sale del pecho al observarlo sentado en la arena.

Soltó el pincel sin meditarlo mucho y su primer pensamiento fue sacar el cuadro consigo, pero tras analizarlo la idea resultó absurda y solo saltó, con el pie izquierdo doliéndole un poco gracias al brusco aterrizaje.

Corrió por la arena con el corazón desbocado de adrenalina pintándole las mejillas.

Jungkook escuchó los torpes y estrepitosos pasos detrás de sí, volteando solo para ser bendecido con la imagen de su pequeño con sonrisas en los ojos y brillos en los labios.

Podría vivir observándole eternamente de no ser porque el pelimiel terminó tacleándolo en un abrazo de oso.

—¡Feliz cumpleaños Jungkookie! —chilló en su oído—. ¡Oh, por favor dime qué soy el primero!

Jungkook rodeó con sus brazos parte de su espalda y cintura, sonriendo gigantesco.

—Eres el primero, ojitos de miel —y solo el cielo fue testigo de cómo los ojos de Taehyung explotaron en estrellas que bombardearon el mortal corazón del pelinegro—. Muchas gracias.

—Eso es bueno —susurró agradecido, con el rostro tan cerca del otro que se sintió como si de un espejo se tratase y no de Jungkook.

Las mejillas de ambos se tornaron rojo carmín pero ninguno se alejó, las respiraciones danzaban juntas una melodía hipnótica, electrizante.

Pronto los labios de Taehyung picaron y sus manos escondidas en la espalda del azabache empezaron a sudar.

Tan bonito —murmuró Jungkook bajo él y aquel tono significativamente más ronco de lo usual no debió endulzar tan peligrosamente sus oídos.

Con los sentidos algo nublados, el pelimiel se preguntó qué era aquella ferviente necesidad que sentía por estampar sus labios con los ajenos.

—Hice... un regalo para ti —se obligó a decir para escapar del extraño estado de sobria ebriedad.

—¿De verdad? No tenías que darme nada ojitos de miel —sin embargo la emoción en sus orbes carbón contradijo sus palabras—, tu compañía es más que suficiente para mí.

En ningún momento dejaron de mirarse y Taehyung podría afirmar que moriría con tal de que el chico del mar siguiera mirándolo de esa manera.

Que lo mirase como si el mundo iniciase y terminase en sus ojos.

—Está en mi habitación porque es algo grande —explicó—. ¿Vamos?

—Vamos —y solo pudo recobrar la cordura luego de que Jungkook lo hiciera ponerse de pie.

Caminaron con calma hacia la ventana del menor, decidiendo trepar para ahorrarse la vuelta junto a las escaleras.

Taehyung no tuvo que sacarlo puesto que el lienzo se encontraba acomodado justo en el centro del cuarto. Jungkook se admiró a sí mismo retratado tan bellamente que sus ojos negros se humedecieron, nunca se había visto así de hermoso.

Para el pelimiel no fueron necesarias palabras, bastó ver gotas conmovedoras resbalar por el rostro del pelinegro junto a las galaxias escapándosele de los ojos y empapándole las pestañas para saber con certeza cuánto le había encantado dicho regalo.

...

Las horas volaron dentro de aquellas cuatro paredes. Luego de que el cumpleañero retomase el habla repitió hasta el cansancio lo bello que el cuadro era y lo inmensamente agradecido que estaba.

Junto a halagos por montones que hicieron a Taehyung sonrojar.

Cuando la noche enfrió y era hora de que el pelinegro marchara, Taehyung lo invitó a quedarse a dormir en una pijamada para celebrar su decimotercer cumpleaños.

Y aunque al principio Jungkook había negado amablemente, no queriendo ser una molestia, la persistencia del pelimiel pudo más contra él.

Y es que si Taehyung le suplicaba con ojos de osito encontraba inhumana la posibilidad de negarle algo.

Así que aceptando la oferta, el dúo conversó el resto de la madrugada. Comentando también sobre el cuadro expuesto de Jimin en una de las esquinas del cuarto; Jungkook apreció sus bonitas facciones y agradeció por fin conocerle.

Con el caminar de la luna vieron películas y jugaron otro poco, siendo la gelatina de Mora azul que prepararon con esmero la mejor parte de la noche.

Con el estómago lleno y el alma tranquila, subieron de regreso a la habitación del dueño, dispuestos finalmente a dejar que sus cuerpos descansasen.

Fue entre el silencio arropador y la protección de las sábanas que Taehyung se sintió volar.

Voló por los cielos con los dedos de Jungkook acariciando su cabello, las nubes le besaron las mejillas con el calor corporal del pelinegro impregnándosele y definitivamente tocó las estrellas con la punta de los dedos cuando el mayor cantó para él.

Deseó no dormitar tan rápido para degustar un poco más de la tranquilidad que le abrazaba los huesos, pero con Jungkook haciendo todo lo correcto para serenarle la vida le fue imposible no caer rendido en sus brazos.

Y tal vez, solo tal vez, Taehyung pidió entre sueños permanecer entre sus brazos por una eternidad.

[...]

Traigo unos cólicos que me tienen agotAda 😫🔫

Also, quÉ ES SUPERAR LA PRESENTACIÓN DEL JIKOOK EN BLACK SWAN??

Mañana toca la última actualización del maratón así que disfrUten mientras puedan 😔🙏

Artista » KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora