Treinta y dos (*)

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BEN

Camino de un lado al otro de la sala de espera del hospital, los nervios me estaban carcomiendo y la incertidumbre de no saber cómo se encontraba Caroline y el bebé me tenía demasiado inquieto. Hace cerca de dos horas que me han sacado de la sala de partos, demasiado tiempo en el que no he tenido ni un solo informe sobre el estado de mi esposa y mi hijo.

Rachel se había marchado a casa junto con Sol, la sala de un hospital no era el mejor lugar para que mi hija permaneciera. Así que, tras convencer a Rachel, ella había regresado a su hogar.

No había llamado a nadie más que a Connor y a mi madre, ella había dicho que llegaría pronto, pero su hogar estaba demasiado lejos como para poder llegar en poco tiempo.

—¿Seguro que no quieres nada de la cafetería? —cuestiona Connor mientras se incorpora del asiento. Él había llegado algunos momentos después de que Rachel se marchara, y su compañía hacia que no perdiera la cabeza.

—No —respondo —no puedo pensar en comer nada con la ansiedad que me cargo. —¿Por qué tienen que tardar tanto? ¿De verdad no hay nadie que pueda salir y decirme como se encuentran? —cuestiono con desesperación.

Necesitaba saber que ellos estaban bien, porque de lo contrario sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que perdiera el control.

—Tranquilo amigo, todo saldrá bien —murmura Connor —es normal que tarden tanto. No tienes que preocuparte de nada.

—No es tiempo aún de que el bebé nazca, no puedo dejar de pensar en que pudo haber ocurrido para que Caroline haya entrado tan rápido en labor de parto, sin dar indicios antes.

—No lo sé ¿no discutieron o algo? ¿Algún susto o situación de estrés? —cuestiona. Niego.

—No, es decir, ella no dijo que hubiese hablado con su madre o haya tenido algún problema —confieso.

Connor suspira, extiende una de sus manos para poder dar un par de palmadas sobre uno de mis hombros.

—Tranquilo Ben, todo marchará bien, ya lo verás —asegura.

No sé en realidad cuanto tiempo es el que pasamos en la sala, no había encontrado forma de comunicarme con Julia, al parecer el celular de Caroline se había quedado en casa y en mi celular no tenía registrado el número de la mejor amiga de Caro.

Pasa mucho tiempo antes de que un doctor aparezca en la sala del hospital, me incorporo de manera inmediata en cuanto lo reconozco, es el mismo que estaba atendiendo a Caroline.

—¿Familiares de Caroline Adams? —cuestiona, camino hacia él con toda prisa, intentando llegar lo más rápido que puedo.

—¿Cómo está mi esposa? ¿Y mi hijo? —cuestiono apenas me coloco frente a él. La sonrisa que coloca en el rostro antes de hablar me trasmite cierto alivio, si algo malo hubiese ocurrido no estaría sonriendo ¿no?

—Ambos están bien —informa. —logramos estabilizar al bebé, y su esposa está en perfecto estado. Un poco débil, pero se recuperará pronto. —mi cuerpo entero se llena con alivio en cuanto lo escucho decir aquello.

—¿Puedo verla? —cuestiono.

—Por supuesto —responde —sígame.

Miro sobre mis hombros, Connor sonríe mientras eleva sus pulgares, le regreso la sonrisa antes de comenzar a seguir al doctor por los pasillos del hospital. A cada paso que doy, mi corazón da latidos furiosos contra mi pecho, siento la emoción llenar mi cuerpo, de principio a fin y parece incrementar con cada segundo que trascurre.

Lo que más deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora