Cuarenta y dos (*)

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BEN

La noticia del embarazo de Caroline fue una completa algarabía para toda la familia, a pesar de que habían pasado ya un par de semanas desde que me comunicó la noticia, parecía que la emoción no era capaz de esfumarse de mi sistema.

—Realmente me alegro por ti —murmura Connor con una sonrisa. —muchas felicidades, realmente lo merecen.

—Gracias —respondo —no creí que pudiera pasar de nuevo, considerando que el embarazado de Luke fue prácticamente un milagro. Yo creí que habíamos corrido con suerte una vez, sin embargo, creo que estaba equivocado —añado en una risa.

Él ríe.

—Me alegra escuchar eso, tus hijos son realmente afortunados —asegura. —¿Planeas atrasar el proyecto de la empresa? —cuestiona.

—En lo absoluto —articulo —llevamos planeando esto desde hace un tiempo, así que todo continuará tal y como estaba previsto.

Su celular suena, interrumpiendo su intención de decir algo más.

—Hablando de cosas previstas, el socio de Nueva York llama —informa enseñándome el celular. —Deséame suerte.

—No la necesitas —aseguro elevando uno de mis pulgares en su dirección. Mi amigo sonríe mientras me da la espalda para salir de la oficina, en cuanto me encuentro solo, rebusco en mis bolsillos hasta encontrar la pequeña fotografía que la doctora nos había entregado de la prueba de ultrasonido.

Era increíble que Caroline tuviese ya casi cuatro meses de gestación, y que nosotros nos hubiéramos enterado hace poco tiempo atrás.

Las comisuras de mis labios se curvan hacia arriba mientras observo el pequeño trozo de plástico entre mis dedos, no podía con la emoción que me generaba el hecho de ser papá de nuevo.

Cuando considero que he pasado demasiado tiempo mirando la foto, la guardo de nuevo en mi bolsillo mientras saco el celular. Un mensaje de Caro se lee en la pantalla, en donde informa que se reunirá con Julia y con Rachel para almorzar.

Así que, consciente de que probablemente llegará tarde a casa, aprovecho el tiempo en la empresa para dejar terminado la mayor parte de los pendientes. Son cerca de las cinco de la tarde cuando estaciono afuera de la casa, el auto de Rachel se encuentra afuera así que deduzco que las chicas ya se encuentran en casa.

Las risas y gritos de niños jugando adentro me hace saber que probablemente mis sobrinos se encuentran en casa. Abro la puerta, esperándome encontrar la sala repleta de juguetes, efectivamente, cuando ingreso, la sala de nuestro hogar está cubierta de una infinidad de juguetes, con los pequeños justo en el centro.

—Creí que por esta razón habíamos implementado una habitación de juegos —comento con diversión mientras atravieso la estancia intentando no pisar ninguno de los juguetes.

—Lo sé, pero parece que no encuentran tan divertido el hecho de encerrarse, y prefirieron sacar todos los juguetes aquí —informa Caro.

—Y no hubo mucho que pudiésemos hacer al respecto —añade Rachel mientras coloca una mano en su cintura, observa el lugar en donde los pequeños juegan antes de volver a mirarme. —Prometo que ayudaremos a limpiar todo —asegura.

—No hay problema, mientras ellos se diviertan —afirmo. Cuando Rachel se ha ido, Caroline se acerca un par de pasos.

—¿Qué tal estuvo el trabajo? ¿alguna novedad con el proyecto de la empresa?

—Todo marcha de maravilla —murmuro mientras me inclino para besarla. Cuando me aparto, una de mis manos se posa en su vientre. —¿Cómo te sientes? ¿Todo en orden?

Lo que más deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora