Veintitrés (*)

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CAROLINE

La emoción principal por el embarazo había pasado ya, ahora, estábamos más concentrados en asegurarnos que todo marchaba bien. Así que habíamos acudido al médico que nos brindó el diagnóstico inicial, es decir, era una clínica especializada en maternidad, si algo iba mal, ellos serían los indicados para detectarlo.

—No tienes por qué pensar que algo va mal —murmura Ben cuando nos encontramos en la sala de espera del hospital.

—Quiero prevenir cualquier complicación —pronuncio —quiero asegurarme de que todo marcha como debería de ser. No he tenido los cuidados necesarios, al menos no antes de saber que estaba embarazada —le recuerdo.

—De acuerdo —responde él. —Pero no tienes que preocuparte de nada, todo va a salir bien.

Le agradezco con una sonrisa, él toma una de mis manos y me siento reconfortada casi de inmediato.

Cerca de veinte minutos después, la chica de recepción anuncia que es nuestro turno para ingresar.

La sola idea de pensar que algo podría ir mal hacía que el estómago se me revolviera con furia, todo estaba resultando demasiado bien, tanto que comenzaba a tener cierta desconfianza.

—Hola Caroline —saluda el doctor con una sonrisa —Es un gusto verlos. ¿A qué debo su visita?

Ambos tomamos asiento frente a él, le dedico una rápida mirada a Ben y lo siento dejar un apretón en mi mano.

—Venimos porque estoy embarazada —informo —Y queremos saber si todo está en orden.

La sorpresa invade el rostro del doctor, luego una sonrisa se adueña de sus labios.

—Vaya, eso es realmente maravilloso —pronuncia —Muchas felicidades.

—Gracias —respondo con una sonrisa genuina.

—No perdamos tiempo, acompáñenme —pide incorporándose del asiento.

Una vez que estoy sobre la camilla, la sensación de nervios regresa mucho más fuerte que antes. Cierro los ojos por un par de segundos, intentando convencerme de que todo está bien.

Mi cuerpo se estremece ante el contacto frío del gel contra mi piel, Ben me toma de la mano, lo observo por algunos segundos antes de regresar mi mirada hacia la pequeña pantalla que está a mi costado.

—Y ahí lo tenemos —murmura el doctor, al inicio no puedo ver que es lo que muestra, no es hasta que marca con algunas líneas y puntos que logro observar una pequeña figura, casi tan pequeña que mi corazón se estremece con ternura.

Era una sensación nueva para mí, la emoción parecía crecer en mi pecho a cada minuto que transcurría, y la sensación de estar en un sueño se adueña por completo de mi mente.

El doctor comienza a hablar y a explicar de nuevo las cosas que habíamos escuchado en el hospital, sin embargo, intento prestarle la máxima atención posible.

—Bien, todo está en orden —informa con una sonrisa —pareces tener un embarazo totalmente normal y sano —murmura mientras me tienda un paño para poder limpiar el gel.

Cuando estamos de regreso en el escritorio, el teclea algunas cosas en la computadora antes de centrar su atención de nuevo en nosotros.

—Todo está en orden, pero no podemos confiarnos demasiado —murmura —tu condición es delicada, por lo mismo intenta evitar cualquier actividad que te produzca realizar esfuerzos, mientras más tiempo estés en reposo mejor —pide —tendremos que monitorearte de cerca, para poder ver con anticipación cualquier cambio que pudiera surgir —añade.

Lo que más deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora