Veintiuno (*)

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CAROLINE

Hubiese querido decir que los síntomas desaparecieron, pero no era verdad. Al contrario, parecían intensificarse con cada día que pasaba. Ben tenía demasiadas cosas en la cabeza justa ahora, así que había omitido el decirle en verdad como me sentía, no necesitaba más preocupaciones ahora.

Julia no había abandonado su insistencia en que todos los síntomas se relacionaban con un embarazo, y comenzaba a ser molesto el hecho de que ella insistiera en algo que ambas sabíamos que no era posible.

—¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? —el tono preocupado de Rachel al otro lado de la línea me hace suspirar. No había querido molestarla, pero Rachel Adams tenía una habilidad increíble para descubrir las cosas.

—No lo sé, es decir, todo parece darme nauseas —pronuncio —No tengo más opción que acudir al médico, no quiero preocupar a Ben, pero...

—Él tiene derecho a saber cosas sobre tu salud, Caro —interrumpe ella. —No puedes ocultarle cómo te sientes.

El sonido de las llaves afuera me indica que Ben ha llegado del trabajo.

—Hablaré con él —aseguro —Acaba de llegar, tengo que colgar —informo.

Rachel se despide y algunos segundos después cuelga la llamada.

—He traído tu comida favorita —es lo primero que pronuncia Ben cuando ingresa a la casa. —Y varias cosas más.

—Oh, eso es estupendo —murmuro incorporándome del sillón para seguirlo a la cocina. Él deja las bolsas sobre la mesa, para después girarse hacia mí.

—¿Cómo estuvo tu día hoy? —cuestiona tomando una de mis manos para acercarme a él. Deja un beso sobre mis labios antes de preguntar sobre nuestra hija.

—Como todos los días —respondo —Sol está durmiendo arriba, sabes que ella es como un oso.

Ben sonríe.

—Esperemos que igual sea un oso en las madrugadas —pronuncia con burla. Lo observo sacar los recipientes de comida, e inmediatamente ruego porque el olor no me provoque náuseas, de otra forma, Ben se daría cuenta que en realidad no estaba bien.

Pero para mí mala suerte, eso no ocurre. El vapor sale de los recipientes, ocasionando que el aroma llegue hasta mí y entonces, es inevitable. Mi estómago se contrae con fuerza, esquivo con rapidez a un confundido Ben para poder llegar al baño lo antes posible.

Me inclino sobre la taza, mientras siento a mi estómago devolver prácticamente todo lo que había ingerido horas atrás. Las manos de Ben se posan en mis hombros, sosteniendo mi cabello después mientras con una deja algunas caricias sobre mi espalda.

Varios minutos después, al fin puedo incorporarme. Suelto un quejido cuando lo hago, Ben no dice nada, se limita a seguirme con la mirada en completo silencio. Tomo una inhalación antes de atreverme a mirarlo.

—¿Vas a decirme que estás bien? —cuestiona cruzándose de brazos. —Porque es evidente que no lo estás.

Niego.

—Ben...

—No, di por alto muchas señales con Chace, no quiero que eso se repita así que dime ahora que es lo que ocurre Caroline ¿A caso sabes algo y no me has dicho?

Niego. Cierro los ojos con fuerza, no quería creer en lo que Julia y Rachel insistían, pero tal vez, solo tal vez, podría descartar la posibilidad.

—Creo que tienes que ir por una prueba de embarazo —pronuncio casi tan bajo, que temo que Ben no haya sido capaz de escucharme.

Pero lo hace.

Lo que más deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora