Cinco (*)

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Caroline

Los meses habían pasado, Ben y yo llegamos a la conclusión de que el tema sobre la adopción no volvería a tocarse en la casa. ambos teníamos muchas ocupaciones en nuestros respectivos trabajos que nuestro tiempo en casa para convivir era escaso así que en los pequeños momentos en los cuales podíamos disfrutar de un tiempo para nosotros, decidimos aprovecharlo al máximo y dejar a un lado las discusiones.

—Maestra —La dulce voz de la pequeña Alicia llega hasta mis oídos, acompañada de un tirón de la falda que traía puesta.

Bajo la vista para observarla. Ella mantiene uno de sus dedos dentro de su boca mientras me observa con detenimiento.

— ¿Qué sucede cielo? —Murmuro colocándome a su altura para poder hablar con mayor facilidad con ella.

—Alex me está molestando —Pronuncia mirando en dirección hacia el pequeño niño rubio que se encuentra a unos pasos de distancia.

—Ven, vayamos a hablar con él —Respondo incorporándome y tomando una de sus manos para acercarnos hasta donde el pequeño se encuentra. —Alex.

El pequeño me observa, luego observa a Alicia y regresa su mirada nuevamente hacia mí.

— ¿Has estado molestando a Alicia? —Inquiero colocándome en cuclillas. Él se encoge de hombros mientras centra su atención en el juguete que mantiene en sus manos.

—Molestar a tus compañeros no es correcto cielo, ya te lo he dicho —Pronuncio con dulzura —Ellos son tus amigos, no tienes que molestarlos ¿De acuerdo? No está bien hacer eso.

—Si maestra —Murmura.

—Ahora sigan jugando —Ambos asienten, parecen olvidar lo que ha sucedido porque han retomado sus actividades de manera casi inmediata, los observo con una sonrisa antes de incorporarme.

—Es increíble el cariño con que hablas con los pequeños —Murmura Julia a mi costado, ganándose mi atención. —Por eso ellos te adoran tanto.

—Son solo niños —Respondo —Muchas veces no entienden que lo que hacen está mal y solo hay que corregirlos pero sin ser demasiado rudos —Añado —Si eres buena con ellos, el cariño será mutuo.

A lo largo del tiempo, esa era una de las tantas cosas que había aprendido en mi trabajo.

Un niño es el reflejo del ambiente en el que se desarrolla y de la forma en la que es tratado, en el tiempo que llevaba trabajando me había topado con pequeños que llegaban siendo demasiado tímidos, o por el contrario, llegaban con una actitud demasiado agresiva hacia los demás. El trato que les brindaba siempre era el mismo, con lo que lograba ganarme su confianza y cariño, y no había nada mejor que eso.

—Es hora de la siesta —Pronuncia Julia con una pequeña sonrisa.

Asiento devolviéndole el gesto y la ayudo a llevar a los pequeños hacia la habitación que había sido acondicionada para que ellos pudieran descansar.

Ella enciende la música que utilizamos para que los niños puedan relajarse, ellos al escucharla comienzan a caminar hasta el cuarto en donde hay distan camas, las encargadas de los bebés más pequeños se retiran para las otras habitaciones y Julia, Amanda — una de las chicas recién entradas a trabajar — y yo nos quedamos con los más grandes.

La nana comienza a sonar y cada uno de ellos se posiciona en el lugar que le corresponde,

— Maestra ¿Puedo estar con usted? — Observo a Alicia posicionarse frente a mí, asiento con una sonrisa mientras extiendo mis brazos en su dirección, invitándola a acercarse. Ella se acomoda sobre mis piernas y recuesta su cabeza contra mi pecho.

Lo que más deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora