Treinta (*)

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Caroline.

La fecha de la fiesta de revelación había llegado, y no podía sentirme más feliz y nerviosa por eso. El jardín se encontraba perfectamente decorado, los globos, luces y demás decoraciones se encontraban distribuidos por todo el lugar haciéndolo sentir verdaderamente acogedor.

Mels había hecho un trabajo increíble, todo lucía realmente perfecto.

—¿Qué opinas? ¿Te agrada? —cuestiona Ben colocándose a mi costado, lo siento poner una de sus manos en mi cintura para apegarme un poco más a su cuerpo.

—Me encanta, todo luce realmente maravilloso —afirmo con una sonrisa en los labios. —Mels tiene una habilidad para la decoración increíble.

—De eso no queda ninguna duda —pronuncia él. Cuando lo miro, él me dedica una bonita sonrisa. Porta un traje en color azul rey, una camisa blanca debajo del traje y en comparación de otras veces, hoy no lleva corbata. Los botones de su camina se encuentran abiertos dándole un aire fresco a pesar de lo formal de la ropa.

—Luces demasiado atractivo —murmuro con una sonrisa.

—Y tú luces realmente encantadora —pronuncia mientras se inclina hacia mi cuerpo para dejar un beso sobre mis labios.

Los invitados comenzaban a llegar, y las mesas poco a poco comenzaban a llenarse indicándonos que pronto sería hora de iniciar.

—¿En dónde está Sol? —cuestiono.

—Está con mi madre —informa él mientras entrelaza nuestras manos. —No ha querido separarse de ella, así que deben de estar jugando por algún lado.

Chace y Rachel aparecen en la entrada, así que ambos caminamos hacia donde ellos se encuentran.

—Qué bueno que hayan podido venir —pronuncia Ben mientras suelta mi mano para poder abrazar a su hermano. Chace había estado delicado en los últimos días, parecía estar atravesando un momento difícil y no queríamos que se sintieran con la obligación de asistir.

—Es un momento importante —responde él con una sonrisa —no nos lo perderíamos por nada.

Rachel se acerca hasta donde me encuentro, acepto el abrazo que me ofrece con una sonrisa radiante.

—Ustedes han estado en todos nuestros momentos —recuerda —así que estar aquí es lo menos que podemos hacer por ustedes. —afirma.

—Gracias, en verdad significa muchísimo —pronuncio dejando un apretón en su mano. Rachel sonríe, ellos dicen un par de palabras más antes de encaminarse hacia una de las mesas que aún quedaban libres.

—Es bueno ver que hayan venido —artículo en dirección a Ben —sé que es importante que él esté aquí.

—Lo es —concuerda. Él me observa, por la mirada que me dedica sé que es lo que va a decir, así que me apresuro a hablar antes de que él consiga hacerlo.

—No, sé lo que vas a decir y juro que estoy bien —aseguro —no tienes que preocuparte.

—Cariño, sabes que estoy de acuerdo si decides llamarlas —niego.

—Ben, no quiero que estén con nosotros simplemente porque podemos ofrecerles nuestra ayuda. —le recuerdo —¿Qué caso tiene intentar tener una relación que tiene como base el interés? —cuestiono —no quiero someter a nuestros hijos a una relación como esa, no cuando tal vez puedan usarlos para obtener algo.

Él sonríe, se acerca hasta rodear mi cuerpo con sus brazos y la sensación de calidez me invade por completo, me hace sentir segura.

—Eres la mujer más valiente y maravillosa que alguna vez he conocido, y no lo digo por el hecho de que seas mi esposa, lo digo porque es verdad, porque me genera admiración el ver tu capacidad para enfrentar cualquier situación y no desmoronarte en el camino. Porque me siento realmente afortunado de saber, que esa mujer es mi esposa, semejante tesoro me he venido a encontrar ¿no crees?

Lo que más deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora