24.

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Punto de vista de Megan.

Me miro en el espejo pero no me reconozco. Ojos demasiado negros, labios demasiado rojos, un vestido que enseña más que tapa y unos tacones que me dan vértigo con solo mirarlos. Hacía más de una semana que no sabía absolutamente nada de Harry, mis últimas noticias sobre el eran, por cortesía de un anónimo que había dejado las fotos delante de casa de Colton,  que se había acostado con la rubia de piernas largas cuyo nombre no recordaba.

Sin embargo hoy al despertarme me había dado cuenta de que no podía seguir viendo como el mundo giraba mientras yo estaba en mi cama, me había dado cuenta de que no podía seguir llorando hasta quedarme dormida todas las noches. Sí, yo me había ido sin esperar una explicación, pero él se había acostado con otra sin buscarme antes. Cada uno había tomado su decisión y ahora todo había terminado.

Nunca había entendido a esa gente que actuaba sin pensar en las consecuencias, que le daba igual todo, que actuaba de tal manera que parecía que no tenían corazón, pero ahora si las entendía, por supuesto que las entendía. Cuando te rompen de tal manera que sientes que tu interior se congela, es cuando te das cuenta de que no hay marcha atrás, es cuando te das cuenta de que todo ha cambiado.

Y el cambio en mi vida iba a comenzar esta noche, hoy Kim y yo, aunque me había costado un poco convencerlos, íbamos a salir con los chicos de MNR de fiesta por Los Ángeles. Iba a salir porque quería bailar, quería emborracharme y perder el control, quería olvidarlo todo, quería dejar de sentir pero sobre todo, quería acostarme con Colton. Tal vez era por despecho, tal vez porque siempre me había llamado la atención o tal vez porque mañana Harry se iba de L.A., pero esta noche ese era mi objetivo y estaba dispuesta cumplirlo.

Hacía rato que Joey y Thomas habían desaparecido, Eric, Kim y Anthony estaban en una esquina del local en su propio mundo paralelo y mientras Colton y yo debíamos ser las personas más borrachas de todo el Estado de California ahora mismo. Estábamos sentados a la barra, desde fuera debíamos parecer dos cuarentones ahogando sus penas en alcohol, habíamos pasado toda la noche juntos, bebiendo vodka, pidiendo chupitos de Jagger, bailando hasta no poder más y ahora estábamos sentados en la barra.

De repente siento como algo roza mi mejilla izquierda, giro la cara justo a tiempo para ver como Colton retira la mano con la que me acaba de acariciar para acto seguido volver a hacerlo de nuevo.

- ¿Qué estás haciendo?-le pregunto cuando me vuelve a acariciar la cara por tercera vez.

- Tocarte-responde a la vez que se acerca más a mí.

Se lo que va a pasar, en cierto modo yo lo he buscado durante toda la noche, se que me tengo que alejar, que no es correcto lo que vamos a hacer, pero cuando Colton me besa, simplemente, no me aparto. Salimos del bar, cogemos un taxi y ponemos rumbo a casa.

Durante el viaje en taxi la temperatura sube, Colton tira de mí y acabo sentada sobre él, con una pierna a cada lado y el vestido prácticamente de cinturón. Sus manos bajan por mi espalda y acarician mis muslos, las mías se han colado por debajo de su camiseta y tocan sus duros músculos. Nuestras bocas solo se separan para coger aire, un ligera capa de sudor ha cubierto nuestros cuerpos, yo estoy empezando a notar como algo crece  debajo de mí, entonces una tos nos hace separarnos.

- Ya hemos llegado a su destino-anuncia el taxista sonriendo.

No volvemos a tocarnos hasta que la puerta del ascensor se cierra. La necesidad, la urgencia y la electricidad estan presentes, nuestras bocas son una, nuestras manos se tocan sin parar, salimos del ascensor tropezando con nuestros propios pies, abrimos la puerta de casa como podemos y ponemos rumbo a la habitación. Por el camino, imágenes de una escena similar de hacía meses cruzan mi mente. Pero ahora ya no estoy en un hotel, no es Harry el que me besa y aquello, para bien o para mal, había terminado.

«A CHANCY GAME» (un juego arriesgado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora