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Punto de vista de Kim. (Maratón; parte I)

Ya había pasado una semana desde que Anthony casi nos pilla a Eric y a mí. Desde ese día ninguno de los dos se había vuelto acercar al otro. Tal vez nos parecía que era muy arriesgado. Tal vez nos habíamos visto muy cerca de estropearlo todo. O simplemente, tal vez nos habíamos dado cuenta de que lo que estábamos haciendo era un error que podría destruirnos a todos. Yo no sabía exactamente porque me había alejado de él pero no quería estar a su lado, cuando había la posibilidad de quedarnos a solas, yo huía.

Anthony por su parte desde ese día estaba raro, estaba distante. Había dejado de ser el chico amable y cariñoso que yo conocía para volver a ser aquel chaval reservado que había conocido meses atrás. Podía contar con los dedos de una mano las veces que me había dirigido la palabra en esta semana. Pero ya no es que no me hubiera hablado, iba más allá, al igual que yo huía para no quedarme a solas con Eric, el hacía lo mismo conmigo. Por las noches llegaba de madrugada, se dormía en el sofá y se iba temprano, según él era por estar grabando, lo que él no sabía es que yo había hablado con los del estudio, no le habían visto el pelo en toda la semana. Donde iba, solo él lo sabía.

Hoy tenía pensado prepararle una cena, hacíamos 4 meses juntos y quería recordarle que aún le quería como el primer día. Me había tirado toda la tarde cocinando todas las comidas que pude recordar que le gustaban a Anthony, postres incluidos. Según el mensaje que me había mandado antes llegaría a las 9 por lo que tenía media hora para ducharme, arreglarme y ponerme mi ropita nueva.

A las nueve y un minuto salí de la habitación agradeciéndole al cielo su impuntualidad. Me mire en el espejo del pasillo y entre en el salón para esperar a que llegara, debía estar al caer.

A las once y media de la noche Anthony no había dado señales de vida, su móvil estaba apagado y no había manera de contactar con él. La comida estaba helada sobre la mesa y yo echa un ovillo en el sofá, echaba humo. Me encogí aún más y maldije por dentro. Como parte de la sorpresa me había comprado un conjunto de ropa interior de encaje negro y encima solo llevaba una camiseta de los Seahawks de Seattle, su equipo de futbol americano favorito, con el número 25, una camiseta idéntica a la suya.

 A la una de la madrugada decidí que ya había esperado lo suficiente por él, me puse el pijama y recogí mínimamente la comida, apague la luz y me fui a la habitación. Sin embargo justo en ese instante escuche como la puerta de casa se abría, Anthony había llegado.

Punto de vista de Anthony.

Después de más de 8 intentos al fin conseguí que la llave entrara en la cerradura, abrí la puerta y con cuidado de no caerme entre en casa, en mi casa. Encendí la luz de un manotazo y vi que en la mesa del salón había comida, la puta había cocinado, que considerada.

Esta tarde cuando me había mandado el mensaje para preguntarme a qué hora llegaría a casa aporque tenía una sorpresa por nuestros 4 meses, creí morir. No podía creer que tuviera la cara de querer celebrar nada conmigo cuando a mis espaldas se estaba tirando a mi mejor amigo. Así que en un arrebato de mala hostia había ido a casa de Carly con la intención de follarmela, el problema fue que la tía es tan gilipollas que acabe en un bar bebiendo tequila hasta que una camarera con unas tetas como balones de playa pero más años que mi madre, me dijo amablemente que me fuera porqué tenían que cerrar.

Y aquí estaba, entrado borracho como una cuba a hurtadillas en mi propia casa para no despertar a nadie. Sin poder evitarlo tropecé con el mueble de la entrada y me cague en todo, ¿ese mueble siempre había estado aquí?

- ¿Anthony estas bien?

Oír como se preocupaba por mi hizo que la furia ardiera en mi interior, no quería verla y menos en este estado por lo que decidí ignorarla, pero ella volvió a la carga.

 - ¿Anth? ¿Estás bien?

- ¿Qué quieres Kim?-pregunto a la vez que enciendo la luz del pasillo y siento como esta me ciega momentáneamente.

Entonces la veo, está en el marco de la puerta de nuestra habitación, su pelo negro azulado cae por sus hombros desordenado, no lleva ni una gota de maquillaje y trae una de mis camisetas puestas, esta preciosa. Pero entonces miro la puerta de enfrente, la de la habitación del cabronazo de mi amigo y lo recuerdo todo. Aprieto los puños a ambos lados de mi cuerpo hasta hacerme daño en la piel por pura rabia.

- ¿Estas borracho?

- Joder que lista te encuentro esta noche-suelto sin poder contenerme.

- Anth no creo que sea necesario que me hables así.

Y es justo esa frase la que me hace estallar finalmente después de una semana.

- ¡Ooh! ¿Qué me vas a dar una lección de moralidad tu a mí? De lo que se debe decir y de lo que no…

- Anth…

- De lo que está bien y de lo que está mal, de lo que se debe hacer y de lo que no, porque claro tu eres la perfecta Kim ¿no? la que todo lo hace bien ¿verdad?

- Anthony estas borracho y…

- Sí, estoy jodidamente borracho. ¡Pero precisamente por eso es por lo que estoy diciendo todo esto! ¡Eres una puta de mierda Kim! ¿Hasta cuándo pensabas seguir mintiendo? Hasta cuándo ¿eh? ¿De verdad te crees que soy tan gilipollas como para no darme cuenta? ¿En serio? ¡No, no me mires con tu puta cara de no haber roto un plato en la vida! Lo sé todo ¿vale? TODO. Sé que te tiras a Eric a mis espaldas!

- Anthony yo…

- Ni se te ocurra justificarte. Te abrí mi corazón y mi casa, te he contado cosas que no sabe nadie y he confiado en ti como nunca lo había hecho antes con nadie,  ¿y cómo me lo pagas tú? ¿Así? ¿Destrozándome el corazón y la amistad con mi mejor amigo todo de un golpe? ¿Sabes qué? Me duele que te lo hayas tirado, pero me duele aún más que me mintieras a la cara, me duele aún más que el sábado pasado fueras capaz de sonreír cuando tenías al otro debajo de la cama, me duele aún más que ahora vengas con la idea feliz de celebrar nuestro aniversario, ¿Qué es que no te follo lo suficiente esta semana Secharia? Esta claro que me equivoqué contigo.

- Anthony por favor tranquilízate, ahora estas borracho, hablemos mañana de esto-me dice entre lágrimas lo que no hace más que aumentar mi cabreo.

- Estoy tranquilo, ¿me oyes gritar? ¿Me ves dar golpes? Estoy tranquilísimo Kim.

- Lo siento yo…lo siento.

La miro con todo el desprecio de mi alma, me dirijo hacia la puerta de la entrada y después de abrirla de par en par digo con toda la seguridad del mundo:

- Fuera.

- ¿Anthony que dices?

- He dicho que fuera, que ¡TE VAYAS DE MI PUTA CASA!-digo a la vez que la agarró del brazo y la empujo fuera. Luego cierro la puerta y cierro con llave. 

«A CHANCY GAME» (un juego arriesgado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora