22.

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Punto de vista de Kim

Después de recoger a Megan en el aeropuerto intente convencerla de todos los modos posibles de que se viniera conmigo pero ella ya había tomado una decisión, se iba a casa de Colton. Yo para ser sincera no quería que viniera conmigo para pasar más tiempo juntas, que también, si no para usarla de corta fuegos entre Eric y yo. Si la situación en España mientras estábamos en un hotel con management de por medio había sido insostenible no quería ni imaginar lo que iba a ser vivir los tres juntos bajo el mismo techo. Para ellos la situación era completamente distinta, por una parte Anthony está feliz porque vamos a poder estar juntos todo el día sin que nadie nos molestara y no para de decírmelo una y otra atacándome los nervios, le quiero pero no entiende que soy un alma libre, necesito espacio o sino me ahogare y saldré corriendo. Por otra parte esta Eric, él está feliz porque…bueno es obvio esta feliz porque va tenerme a su disposición las 24 horas del día sin tener que andar buscando excusas para lograrlo.

[…]

Tirada en el sofá del salón pienso en que ya han pasado dos días desde que llegamos y la verdad es que las cosas van mejor de lo que esperaba, Eric no se me ha insinuado ni una sola y Anthony no me está agobiando mucho. Me gusta la vida en Los Ángeles la verdad.

- Salgo un rato, volveré para cenar- me dice Anthony sacándome de mis pensamientos a la vez que me da un beso de despedida. Cuando cierra la puerta miro el reloj y veo que son las 4 de la tarde ¿Dónde ira este hombre que va tardar tanto en volver? Pero no me da tiempo a pensarlo mucho porque enseguida me quedo dormida en el sofá, el jet-lag va a acabar conmigo.

Siento como una mano me roza la cara y baja por mi cuello, luego el toque desaparece. Acto seguido esa misma mano me coloca un mechón de pelo detrás de la oreja. A continuación se tumba levemente sobre mí, siento su peso sobre mi cuerpo, su calor me calienta, acerca su cara a la mía, siento como su respiración se mezcla con la mía y como me da un beso rápido en los labios, yo sonrió sin abrir los ojos, Anthony ha llegado. A ese beso le sigue otro y otro y otro, cada uno más profundo que el anterior, más largo, más pasional. Pero entonces me paro, si conozco esos labios pero esa no es su colonia…

- ¡Eres tu Secharia!-digo a la vez que abro los ojos y le aparto de mí.

- El mismo nena-responde burlón con esa sonrisa suya que podría iluminar un estadio de futbol entero-que yo sepa no parecía molestarte que fuera yo hace unos segundos, es más yo diría que lo estabas disfrutando. 

- Pensaba que eras Anthony-digo mientras huyo por el pasillo en dirección a mi habitación pero el es más rápido que yo. Cuando me quiero dar cuenta me ha cogido por la cintura y me ha estampado contra la pared como el primer día que me beso.

- No huyas Kim, esto te gusta tanto como a mí. Admítelo de una vez.

- Anthony puede llegar en cualquier momento-digo con su cara a menos de un centímetro de la mía y que está nublándome el pensamiento.

- Ves cómo te gusta, tu mayor preocupación no es que no quieras, es que Anthony nos pueda pillar, no te preocupes, no llegara hasta las 9 y son solo las 6, tenemos tiempo de sobra.

- Pero tienes novia-digo intentando resistir con la poca fuerza de voluntad que me queda en el cuerpo.

- El también, y no me estoy refiriendo a ti ¿Dónde te piensas que ha ido hoy?

Y tal vez sea el recuerdo de Acacia, o el hecho de pensar que pueda estar con ella ahora mismo o simplemente que le tengo a una distancia casi inexistente  pero esta vez soy yo la que le besa a él. Un beso profundo, pasional, loco, necesitado. Un beso como el de la primera vez que nos besamos, un beso que haría pasar vergüenza a cualquiera que nos viera. Eric no se hace de rogar y antes de que pueda separarme es él el que me besa con urgencia y necesidad. Avanzamos por el pasillo entre besos, respiraciones entre cortadas y prendas de ropa que van cayendo al suelo porque en ese momento sobran, cuando llegamos a su habitación abre la puerta con el pie y me coge en cuello para después lanzarme a su cama haciendo que rebote. Yo me rio como una quinceañera estúpida mientras veo como se quita los pantalones y se deja caer encima de mí. Pasa sus manos por mi cuerpo y me besa por todas partes, sabe dónde tiene que tocar y sabe lo que está haciendo, soy un auténtico juguete debajo de su cuerpo. Tiene el pelo más largo y eso me permite agarrárselo y tirar logrando que gima y suba hasta encontrar mis labios de nuevo, me mira durante un segundo y entiende mi necesidad, no quiero juegos, ni preámbulos, le quiero a él. Todo sucede muy deprisa, Eric entra en mi sin avisar, yo gimo con fuerza y el me silencia con un beso, entonces oímos una tos que hace que nos separemos de golpe.

«A CHANCY GAME» (un juego arriesgado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora