Punto de vista de Alice.
- ¿Entonces vienes no?
- Que si pesado, que voy, que ya te lo he dicho 7 veces Álvaro.
- También decías que venias las semanas anteriores y al final nada.
Le miro pero no protesto, en el fondo sé que tiene razón. Desde que volví de Londres, hace tres semanas, no he salido ni una vez. Me limito a ir de casa a clase y clase a casa, me única actividad diferente consiste en ir a la biblioteca. Desde el minuto en que nos conocimos Álvaro no ha hecho más que animarme, si sonrió, si hablo, si salto, si canto, es por él. Nuestros amigos suelen quedar los viernes en casa de alguno para tomar algo y luego ya salir por ahí, las dos semanas anteriores dije que iría pero en el último momento me arrepentí y no fui, no me sentía preparada. Aun no le había olvidado, ni siquiera era capaz de decir su nombre porque tenía miedo de decirlo y empezar a llorar. Y teniendo en cuenta que no había llorado ni una vez desde que me fui de allí, tenía miedo a empezar a llorar y no ser capaz de parar.
- Entonces al salir de clase te veo-dice interrumpiendo mis pensamientos.
- ¿Qué? Eh…no! Tengo que pasar por casa primero a dejar las cosas tío, no voy a ir directamente.
- ¡Ah no! ¡Ni de coña! Si vas a casa no vienes luego, que te conozco Alice.
- Ven conmigo y ya está, ¿te vale así?
- Me vale, te veo en la puerta de la cafetería en hora y media enana.
Y después de decir eso se va. Le veo como se aleja por el pasillo y entro en clase con una sonrisa, me encanta.
Noventa minutos después voy camino de nuestro lugar de encuentro, según empiezo a bajar las escaleras le veo, está delante de la puerta principal, el sol entra por las cristaleras que tiene a sus espaldas y le da un brillo especial, parece un ángel. Antes de llegar a donde está el sacudo la cabeza y me rio por mis pensamientos.
- ¿Qué tal fue la clase?
- Es derecho administrativo Álvaro, ¿tú que crees?
- Entonces… ¿lista para alcoholizarnos un poco esta noche?
- Un poco no, un mucho por favor.
Y riéndonos a carcajadas vamos juntos a coger el metro en dirección a mi casa.
- Espero que mis compañeras de piso estén presentables, les mande antes un WhatsApp avisando de que venía con un amigo pero me han ignorado-digo a la vez que abro el portal.
- Puedo esperarte aquí abajo.
- Anda tira-digo mientras le miro mal y abro la puerta del ascensor esperando a que pase.
Cuando llegamos a mi planta, salimos del ascensor y antes de que abra la puerta de casa del todo mi compañera me coge por los hombres y literalmente me arrastra adentro.
- ¡Tía! ¡Tía! ¡Tía! ¡Tienes un monumento rubio de ojos azules esperando por ti en el salón! Al principio pensé que era coña lo que me estaba contando pero luego me enseño una foto en la que salís súper monos y le deje entras. ¿Tenías a ese pedazo tío…?
Se calla cuando ve que Álvaro está en la puerta.
- Perdón, no sabía que venias acompañada-dice ahora en un tono más bajito.
- ¿Cómo has dicho que se llama?-pregunto a la vez que rezo todo lo que no he rezado en mi vida. Esa descripción se adapta demasiado a él, pero es imposible, no puede ser el ¿no?
- Neil o Naial o algo así raro, tenía un acentazo ingles que alucinas, me dijo que te esperaba en la habitación.
- Irlandés, tiene acento irlandés-digo a la vez que me dirijo a mi habitación, al parecer sí que podía ser él.
Punto de vista de Niall.
Estoy sentado en la cama cuando al final Alice abre la puerta y entra en la habitación. Se ha cortado el pelo desde la última vez que la vi, su melena larga y preciosa se ha quedado reducida a una media melena por debajo del hombro, sigue estando preciosa.
- ¿Qué haces aquí?-pregunta seria y sin atisbo de asombro en su cara. Su tono de voz ha cambiado, ya no es dulce y seductor como lo era antes, ahora es duro, frio…
- He venido a verte.
- Pues ya me has visto, ya te puedes ir.
- Alice…
- ¿Qué quieres Niall?
- Hablar.
- No hay nada de qué hablar, hace tres semanas me echaste de tu casa, fin.
- ¡Yo no te eche!
- Cierto, no me echaste, me dijiste que no me extrañara si te acostabas con otras, me convertiste en tu putita privada con derecho a usar tu casa esporádicamente.
La miro con la boca abierta incapaz de responder, ¿de verdad piensa eso? Como veo que así solo vamos a conseguir acabar peor de lo que estamos, intento ir por otro camino.
- Te echo de menos Alice.
- Vaya, ¿qué te has quedado sin agenda de contactos? A las afueras de Madrid creo que hay unos cuantos puticlubs la cosa es que no se si estarán a la altura. Tal vez por el centro puedas encontrar algo…
- ¡ALICE BASTA!-digo levantándome de la cama.
- No soy yo el que ha venido, ¿te he llamado? No ¿verdad? ¿Te he buscado? No ¿verdad? Pues ya está, no entiendo que pintas aquí.
- Alice…yo…vengo a pedirte perdón, me equivoque, la cague y lo siento. Te echo mucho de menos.
-¡Ni se te ocurra tocarme Niall!-dice prácticamente gritando cuando intento acercarme a ella y abrazarla.
- ¿Qué pasa Alice? ¿Estás bien? Yo…he oído que gritabas y me he asustado-dice un tío moreno de la misma altura que yo pero con más espaldas, a la vez que abre la puerta de la habitación hasta atrás.
- Sí, estoy bien Álvaro, gracias por preocuparte.
Reconozco ese tono de voz, es el tono de voz que empleaba conmigo…antes. Y ¿Álvaro? ¿Quién demonios es Álvaro?
- ¿Y tú quién se supone que eres?-pregunto sin poder disimular la rabia de mi voz.
- No te interesa-responde Alice acercándose más al tal Álvaro ese-pero ya que lo preguntas y tienes tanto interés, Álvaro es mi novio.
Acto seguido se gira y le da un beso. En el momento en el que sus bocas se juntas siento como mi interior se destroza poco a poco, aguanto un par de segundo mirando la escena pero al final no resisto más y me voy. Cuando llego al salón la chica que antes me abrió la puerta me mira con lastima, lo ha visto todo, lo ha entendido todo. Cuando paso por su lado me sonríe tímidamente, tal vez lo hace para que me sienta un poco mejor o simplemente por educación. Hago un gesto de despedida con la cabeza y cierro la puerta detrás de mí.
Mientras bajo por las escaleras pienso en esa chica y en la cara de sorpresa que tenía pero que rápidamente disimuló cuando me vio salir de la habitación. Tal vez no eran novios, tal vez le había besado por joderme a mí, o tal vez si lo eran, tal vez me había olvidado, tal vez está empezando de nuevo...
Cuando llego a la calle saco el móvil mientras pienso en que Liam tenía razón, Liam siempre tenía razón y este viaje había sido una completa idiotez. ¿De verdad pensaba que con volar a España y aparecer por sorpresa en su casa se iba a arreglar todo? ¿De verdad pensaba que con decirle cuatro cosas bonitas todo iba a volver a ser como antes? A veces me sorprendía mi propia imbecilidad, a fin de cuentas era yo el que le había echado de mi vida para protegerla y que pudiera ser feliz, aun que no fuera conmigo. Yo quería que continuara con su vida y ella lo había hecho. Al final encuentro el número que tantos quebraderos de cabeza me había dado en los últimos días y llamo. Contesta al segundo toque.
- ¡Hey Melissa! ¿Te apetece que nos veamos?-pregunto a la vez que me subo a un taxi dirección al aeropuerto.
Cuando pude no actué como debía y ahora ya es tarde para poder dar explicaciones, me arrepiento pero no puedo dar marcha atrás. Alice continua con su vida sin tener problemas y yo hago lo que se espera de mí, no estoy feliz pero al menos sé que ella no sale perjudicada.
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«A CHANCY GAME» (un juego arriesgado)
Fiksi Penggemar¿Y si todos los sueños que una vez tuviste si hicieran realidad? Esta es la historia de Sammi, Megan, Kim y Alice, la historia de como la realidad superó a la ficción.