Era una cálida tarde de primavera, las clases ya habían finalizado y Christopher junto con Christian, su mejor amigo y novio de su hermana Maite, habían salido a las terrazas de la universidad para descansar un rato luego de un largo día. Comentaban el incidente que habían tenido en la cafetería y, como siempre, el protagonista del conflicto había sido Alfonso. Ese quien en algún momento fue su mejor amigo y que ahora no podía más que aborrecer, no solo por lo indeseable que le resultaba su presencia, sino por lo que le había hecho a su hermana hace algunos años ya. Nunca había podido vengarse por todo el sufrimiento que le había provocado, más que nada por una petición de la mismísima Maite, pero cada vez que tenía un altercado con él recordaba esa deuda pendiente.
—Tenemos que hacer algo, Christopher —dijo Christian molesto por la discusión inconclusa que había dejado con Poncho.
— ¿A si? ¿Cómo qué se te ocurre?
—No se. Lo único que se, es que Alfonso y su séquito no se pueden salir con la suya.
—Estoy de acuerdo
Christian lo miró a la cara, frustrado
—Podrías ayudarme a pensar al menos.
—Ya sabes que a mí solo se me ocurre partirle la cara, pero a Maite no le hace gracia esa idea.
—Debe haber algo mejor que eso —reflexionó—. Algo debe dolerle más. ¡Ya se! ¿Y si le quitas su vieja?
Christopher rió
—Si, claro -dijo irónico-. ¿Estás estúpido? No te has dado cuenta que esa hueca en lo único que piensa, si es que lo hace, es en Poncho... no podríamos.
—Tienes razón.
Maite, quien recién finalizaba sus clases se acercó. Saludó a su hermano con un beso a la mejilla y a su novio con un sonoro beso en los labios mientras se sentaba junto a él
—¿Qué hacen? —preguntó la morena incorporándose a la conversación.
—Tratamos de pensar en cómo derribar al enemigo —comentó su novio.
—¿De nuevo están con eso? ¿Qué hizo Alfonso ahora?
—Golpeó a tu "pollito" en la cafetería, frente a todo el mundo —dijo Christopher, sin poder evitar que una pequeña risa se escapara de sus labios.
—¿De verdad? —tomó el rostro de Christian entre sus manos y besó sus mejillas—. Pobrecito.
—Si, y planeamos hacerle algo que le duela, pero que le duela en serio.
—Saben que no me gusta eso, pero me parece que ya es hora de devolverle a Poncho un poco de su propia medicina... No sé, ¿Qué les parece Dulce?
—¿Dulce? ¿La hermana? —preguntó Christopher confundido, sin saber a dónde podía llegar la idea de Maite.
—Si, la hermana. Se de muy buena fuente que se muere por ti.
Christopher frunció el ceño negándose a creer lo que escuchaba
—Eso no es cierto.
—Claro que sí, yo me siento junto a ella en aritmética y créeme, se muere por ti, tiene en su cuaderno lleno de corazones que dicen "DyC" -rio-. Ella cree que no la veo, pero ustedes saben que nada se me escapa.
—No manches, está loca —dijo Christian riendo, provocando risas en su novia también.
—¿Y pretenden que la enamore? —preguntó con cara de desagrado.
—No, eso ya lo hiciste, solo tienes que andar con ella, ilusionarla y luego dejarla.
—No haré eso, ella no tiene la culpa y a mí no me gusta, a la que quiero es a Lorena.
— ¡Ay Chris! —se quejó su hermana—. A Lorena la puedes tener cuando quieras, Poncho te ha hecho muchas cosas y a nosotros también. No perderías nada.
—No se...
—No seas cobarde, además, no esta tan fea, debo reconocer que está muy buena —recibió un zape por parte de su novia—. Pero no tanto como tu mi amor —besó a su novia.
Justo en ese instante Dulce iba caminando con Annie
—Mira ahí va la susodicha —dijo Christian levantando el mentón hacia la pelirroja.♥
—¡Dulce María! ¿A quien estas mirando? —preguntó Anahi con desaprobación.
—¿Yo? A nadie.
—No te hagas, sé muy bien que mirabas a Uckermann —vió como Dulce solo bajó la vista—. Dulce, no hagas ni tal de fijarte en ese tipo, Poncho lo odia y lo sabes bien, tú por regla deberías odiarlo también.
—Ya lo sé Annie, solo... miraba.
—Pues no mires y ya.
♥
Mientras Christopher, Maite y Christian hablaban en una de las terrazas de la universidad, Poncho pasaba conversando con una chica. Cuando vio a Maite se quedó mirándole. Recordó el tiempo en que ellos estuvieron juntos y sonrió, había sido el primero en la vida de Maite y ahora ella tenía a ese idiota de Christian. No es que todavía la quisiera, todo lo contrario, ahora estaba más que enamorado de Anahi, de hecho, pensaba salir de la universidad y casarse con ella. Pero aun así, por el odio que sentía hacia Christopher, por todas las que el aludido le había hecho, no pudo dejar pasar la oportunidad de molestarlo. Se acercó con una sonrisa burlona en los labios.
—Hola Maite, cada día estas más guapa, ¿sabes? Estaba recordando cuando estábamos juntos, ¿te acuerdas? Qué bien la pasábamos —dijo dejando un tono de doble sentido.
Christopher se levantó de inmediato y acorraló a Poncho contra la pared
—¡Con mi hermana no te metas, idiota!.
—No es mi culpa que tú hermana sea una cualquiera —escupió esas palabras como si de veneno se tratase.
—Ahora si te coronaste rey —dijo para luego darle un golpe y luego patearlo en el suelo.
Maite, algo avergonzada, se acercó a su hermano mayor y lo tomó del brazo para que la mirase y tratar de calmarlo.
—Christopher, déjalo ya, no vale la pena —con más fuerza de la que le gustaría admitir jaló a su hermano para llevarlo lejos de Poncho.
—¡Suéltenme! Déjenme partirle la cara a ese estúpido.
—Ya Christopher, déjalo. —dijo Christian, quien había tenido que sujetarlo junto con Maite.
Christopher miró a su mejor amigo por un instante, en silencio, y luego a su hermana. Solo él sabía tan bien como ella cuánto había sufrido
—Lo haré —dijo con determinación.
—¿De qué hablas?
—De Dulce, la haré sufrir tanto como ese imbécil te hizo sufrir a ti.
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Engañados
RomanceTener una relación seria no estaba en los planes de Christopher Uckermann, hasta que el odio que sentía por el que fue su mejor amigo lo obligó. Ahora, ser el novio de Dulce María Espinoza era uno de sus principales objetivos y para lograrlo desatar...