Salió del edificio riendo mientras negaba con la cabeza, cómo le gustaba hacer rabiar a Alfonso Herrera. De solo recordar la cara que puso cuando lo vio con Dulce, le daban unas ganas de reír incontrolables.
Hasta ahora, todo iba funcionando de acuerdo al plan, Dulce se mostraba interesada, más que interesada, y con un pequeño empujoncito estaría cayendo en sus brazos incluso antes de lo esperado. Además, había que admitir que el trabajo no le era del todo desagradable. En la clase que habían compartido la había observado bastante. Al recordarla sonrió, pues pensó en el simpático gesto que siempre hacía con la nariz cada vez que se concentraba o en lo linda que se veía cuando se mostraba pensativa ante alguna reflexión del profesor, también le gustaba como mordía el lápiz, como con impaciencia porque la clase fuera más rápida... En fin, no podía negar que la chica era encantadora y que era muy curioso que no tuviera novio aun, o que al menos nadie se mostrara interesado.
Miró alrededor y vio como Christian agitaba su mano derecha en el aire para que lo viera. Lo saludó con la cabeza y se acercó hasta donde él estaba sentado.
—¿Qué onda Chris?
—Pues aquí —dijo dejando su libro y sentándose frente a Christian—. Con el trabajito que acordamos.
—¿Y cómo va todo? —preguntó mientras comía un sándwich.
Christopher sonrió
—Bien, la traigo muerta.
—Ese es mi brother —dijo golpeando su hombro como felicitación—. Ahora lo que tienes que hacer es acostarte con ella y después dejarla.
Las palabras de Christian habían sonado como una sentencia terrible. Trató de omitir el sentimiento de culpa que se generó dentro de él ante ellas, pero no pudo. Pensar en Dulce, en la tierna y bella pelirroja que se había sentado junto a él el día de hoy, y en cómo terminaría todo, hizo que se le revolviera el estómago.
—No sé, Christian —dudó mientras pasaba una mano por su nuca—. La pelirroja no tiene la culpa, la verdad es que ahora que he compartido un poco más con ella... —se detuvo, como buscando las palabras adecuadas—. No sé, creo que me siento mal al respecto.
—Ah no Christopher —sentenció, apuntándole con el sandwich—. Ya empezamos con esto, ahora lo tienes que terminar ¿o acaso no te quieres vengar por todo lo que ese imbécil le hizo a May?
—Si quiero, pero...
—¡Pero nada! —interrumpió—. ¿o acaso estás sintiendo cosas por ella?
— ¡¿cómo crees?! Por supuesto que no. Tu sabes el tipo de mujeres que a mi me gustan y también sabes que no tengo intención de atarme a ninguna. Dulce María Espinoza claramente no es mi tipo y tiene la palabra "novia" tatuada en la frente.
No pudo evitar sentir un sabor amargo cuando dijo esas palabras, pese a que no era mentira, había algo que definitivamente no terminaba de encajar. Lo más probable es que todo se debiera a la ternura que Dulce transmitía y la culpa anticipada que estaba sintiendo.
—Ahí lo tienes, entonces sigue con el plan hasta que logres tu objetivo —dijo Christian, para luego volver a comer en paz.
♥♥♥
Dulce se sentía fatal desde el encuentro que habían tenido Chris y ella con Poncho. Había estado taciturna desde entonces, pensando en cómo se habría tomado Chris la reacción de Poncho y si tomaría en serio su advertencia de que no se le acercara más, también pensaba en la pelea que tendría con su hermano cuando se vieran en la casa y cómo podría defender a Chris sin mostrar que estaba enamorada de él. A veces se preguntaba por qué todo era tan complicado, por qué Christopher y su hermano no podían ser amigos, o al menos simples desconocidos sin influencias en la vida del otro.
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Engañados
RomanceTener una relación seria no estaba en los planes de Christopher Uckermann, hasta que el odio que sentía por el que fue su mejor amigo lo obligó. Ahora, ser el novio de Dulce María Espinoza era uno de sus principales objetivos y para lograrlo desatar...