Capítulo dos

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Caminaba por la universidad junto con Anahi y Poncho. A veces los miraba con detenimiento. Se amaban tanto, a veces peleaban, pero aun así irradiaban amor. Como le gustaría a ella amar como Anahi amaba y ser correspondida, pero claro, eso nunca pasaría, primero porque su "amor imposible" ni siquiera sabía que existía y segundo porque si Poncho llegaba a enterarse la mataría de la manera más dolorosa que encontrara. Sabía que su hermano no era capaz de eso, se querían demasiado, pero tal vez si llegaba a enterarse de que estaba perdidamente enamorada de Christopher Uckermann, su peor enemigo en todo el mundo, le daría con el látigo de la indiferencia y no podría vivir con eso.

—¿Dulce? —la llamó la rubia.

—¿Sí?

—¿En qué piensas hermanita?

—En nada —le sonrió—. ¿Saben? Tengo prueba ahora y me gustaría irme a estudiar —mintió.

—Ok, ¿quieres que te acompañemos?

—No, no te preocupes, Annie. Ahí nos vemos, bye —camino con sus libros hasta la biblioteca.

♥♥♥

Christian le tocó el hombro a su amigo para llamar su atención

—Ahí va —dijo levantando el mentón en su dirección.

Christopher la vio y sonrió a su amigo

—Deséame suerte.

—Tú puedes tigre.

Respiró hondo y se acercó rápido, tenía cara de ser una de esas chicas que esperaban encontrar el amor como en las películas, así que nada mejor que un choque involuntario para comenzar su "relación". Aceleró aún más el paso y, como era previsto, chocó con ella, tirándole todos los libros.

—Lo siento muchísimo —dijo ayudándola a recoger sus libros.

Dulce lo miró a los ojos y se sintió perdida... como amaba a ese hombre

—No te preocupes.

—Claro que me preocupo, fue mi culpa, venía distraído.

Dulce se irguió cuando tuvo sus apuntes en el brazo

—A cualquiera le pasa... Yo... me tengo que ir —siguió su camino, notablemente nerviosa.

—Dulce, espera —la siguió.

sabe mi nombre —pensó—. ¿Sí? —respondió.

—¿Te puedo acompañar?

—Este... si, ¿por qué no?

—Déjame ayudarte —tomó sus libros y la acompañó hasta la biblioteca. Luego de dejarla instalada en una mesa, se sentó junto a ella—. ¿Qué carrera estudias?

—Estoy haciendo una licenciatura en arte... quiero ser profesora.

—profesora —repitió—. wow, niños... no son lo mío —bromeó.

— no necesariamente de niños —rió—. Pero podría ser, algún día —notó como Christopher se le quedaba mirando fijamente, poniéndola más nerviosa de lo que ya estaba—. ¿Por qué me miras así?

—Lo siento, es que tienes unos ojos hermosos, ¿te lo habían dicho?

Dulce por instinto aparto la mirada, notablemente sonrojada

—Gracias.

—No tienes por qué dármelas, es la verdad —miró su reloj—. Tengo que irme. Nos vemos luego, Dulce —se acercó y deposito un suave beso en su mejilla, para luego irse.

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