ARCOIRIS SANGRIENTO

(27)

Gri

Abro un poco los ojos al sentir que me movía mucho, logro ver el techo de una camioneta en movimiento. Trato de ver a mi alrededor, pero veo demasiado borroso y me mareo con los movimientos bruscos de la camioneta.

Al pasar por lo que supongo era una curva siento otro peso topar conmigo, creo que no soy el único secuestrado.

Se dan cuenta que he despertado y rápido me colocan otra dosis de lo que sea que me están inyectando, lo que me hace caer de nuevo inconsciente.

¡*¡*¡*¡*¡*¡*(...)*¡*¡*¡*¡*¡*¡

Vuelvo a estar un poco más consciente cuando caigo fuertemente al suelo, me duele la cabeza por el golpe, apenas puedo moverme, estoy casi paralizado.

Oigo como cierran una puerta que rechina. La luz blanca me hace parpadear un poco para acostumbrarme.

Escucho un quejido cerca de mí y por suerte ya puedo mover más mi cuerpo. Lentamente trato de sentarme. Miro hacia la puerta y sigo notando todo borroso, no sé qué me inyectaron, pero está costando mucho que vuelva a mi estado habitual.

Cierro los ojos y hago respiraciones profundas por varios minutos. Al abrir de nuevo los ojos ya puedo enfocar mejor y mi corazón que había estado acelerado, ya latía normalmente.

La puerta era de metal con muchos seguros, sería casi imposible salir.

Escucho un par de maldiciones y ahora que estoy más tranquilo me giro lentamente para ver quién más está aquí.

Parece que la otra persona también había escuchado de mi presencia porque se estaba girando en mi dirección con una mano en la cabeza.

Al instante que nos vimos las caras ambos nos quedamos en shock.

Fue tanta nuestra sorpresa que ambos dimos un pequeño salto con los ojos muy abiertos.

– ¿¡Qué haces aquí!? – preguntamos al mismo tiempo.

– ¡No! ¡Tu responde! – como un reflejo lo volvimos a hacer.

– ¡Mierda!

– ¡Carajo!

– ¡Maldita sea! ¿¡En dónde estamos!? – se levanta tan rápido que se marea y casi se cae de no ser porque la sostengo.

– ¡Escúchame! ¡Tienes que tranquilizarte! Tienes un golpe en la cabeza y lo mejor que puedes hacer es sentarte y descansar.

– ¡Tú también tienes un golpe en la cabeza! – señala la parte trasera de mi cabeza y cuando hago contacto siento la humedad de la sangre.

Mierda.

– Estamos jodidos.

– No me digas genio.

– Mira. – La tomo de los hombros y me presta atención. – Ambos estamos heridos, no sé por qué mierda estamos aquí juntos, pero lo más lógico que puedo concluir es que son los hombres del instituto.

– Tienes razón, estaba pensando lo mismo. – Suelto un suspiro y miro sus lindos ojos azules.

– Vamos a sentarnos a descansar y de paso narramos cómo nos secuestraron.

Dan asiente de acuerdo y nos vamos a sentar cerca de la pared que da a la puerta.

Yo seguía llevando la misma ropa y ella llevaba puesto un traje negro tipo soldado, su cabello estaba algo alborotado y tenía sangre en parte de la frente y nuca.