Tiro la nota a la basura y tomando los dos platos me los llevo a mi habitación, tendremos que comer mientras nos vamos alistando.
Abro la puerta con torpeza y entro encontrándome a Serge viendo su celular.
Dejo todo en la cama.
– Tu ropa. – La dejo a su alcance. – Y tu desayuno. – Le paso el plato con un cubierto.
Me da las gracias y voy al baño a ducharme, anoche otra vez no pude dormir lo suficiente, ojalá la ducha me quite un poco el sueño.
Me quito la ropa cerrando la puerta con seguro.
Cuando estoy en la ducha siento cada pequeña gota pasar por mi cuerpo, me siento tranquila, en paz.
Al acabar salgo del baño solo con una toalla.
Busco entre uno de los cajones de mi armario y saco un pequeño plástico.
Camino hasta él para dárselo.
– Es una pastilla, te ayudará con la resaca. – Asiente y se lo toma con la botella de agua que tenía en mi habitación.
Voy a mi armario para cambiarme.
Decido ponerme unos jeans azules, una blusa azul oscuro algo holgada metida en el pantalón, unos zapatos nike del mismo color y el cabello suelto.
Me coloco un reloj en la muñeca, mi cadenita con una C y algunos de mis anillos preferidos.
Salgo encontrándome que Serge ya está cambiado y come su desayuno.
Tengo mucha hambre, me siento a su lado y hago lo mismo.
Lo analizo y me doy cuenta de que la camisa que lleva es la misma que le di anoche.
– Me deje la camisa de anoche, pero si quieres me la quito. – Espera mi respuesta con un poco de pena.
– Te la puedes quedar, no te preocupes. – Sigo comiendo.
– ¿En serio? Gracias. – Asiento en afirmación. – A propósito ¿De quién es? No creo que sea de tu padre.
Piensa rápido.
Eso hago.
Dile que es de un primo.
– Era de un primo, ya sabes que antes habíamos vivido aquí, pues dejó algunas camisas en el sótano. Estaban guardadas, pero en buen estado. – Por suerte hablo lo más normal que puedo, parece creerme.
Al terminar de desayunar llevamos los platos al fregadero y cada uno lava el suyo.
Decidimos ir al Instituto cada uno en su auto, ya que para el regreso Serge tenía que ir a su casa. Hoy volveríamos a ir al instituto por la tarde para investigar más.
Estábamos en frente del auto de Serge, él se iría antes ya que yo necesitaba sacar el mío del garaje.
– Te veo en el parqueo del instituto.
– Estaré allí en unos minutos.
– Adiós. – Se despide moviendo la mano y se aleja.
Voy al garaje para irme, pero recuerdo que dejé mi libreta en mi habitación.
Subo a por ella y la encuentro en la mesita de noche. Justo cuando la iba a tomar escucho un golpe contra la pared que comparto con la siguiente habitación.
Siento como el piso se mueve simulando un temblor algo fuerte que me hace perder el equilibrio y caer al suelo.
Nos lleva la que nos trajo.
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ARCOIRIS SANGRIENTO
FantastikDan Larsson y sus padres se mudan a Anson, un pequeño pueblo de Texas, Estados Unidos. Su llegada desata muchos escenarios misteriosos que pondrán su vida más complicada. Tiene un secreto, pues pertenece a un grupo de asesinos que se hacen llamar Ar...