(12)

6 2 0
                                    

– Y yo me llamo Makayla . – Llama la atención de todos. – Soy de Örnsro Suecia, está muy cerca de Örebro. Mucho gusto. – Se sienta a la par de Adal, por no decir casi encima de él.

¿No sabe qué es el espacio personal?

Parece que no.

Que novedad.

Adal no parece afectado por su acercamiento, solo le sonríe.

– ¿Enserio? – ella asiente enderezándose un poco mostrando un poco más sus pechos. – He ido a esa ciudad un par de veces, tengo una tía allí. Ya somos 4 suecos. – Sonríe viéndonos a todos.

Creo que la señorita dietas se olvidó de Serge.

– ¡Lo sé! Parece que de allí venimos los más atractivos. – Su mirada se encuentra con la mía y hace una mueca viéndome. – Bueno, no todos. – Vuelve su mirada a Adal cambiando su actitud por una más coqueta.

Creo que no piensa.

Concuerdo.

Decido ignorarla. Ya he soportado bastantes desprecios e insultos en mi vida, que los de ella no me importan en lo más mínimo.

¡Esa es mi humana!

Gracias, supongo.

Trago el último sorbo de mi copa de vino dejándola junto al plato vacío y me levanto tomando mi celular de la mesa.

– ¿Qué pasa querida? ¿Te incomodamos? – me detiene su chillona voz, la cual está provocando un dolor horrible en mi cabeza.

– Solo tú Makayla, pero gracias por preguntar. – Le doy una sonrisa falsa mientras veo cómo cae su boca se abre de la sorpresa.

– ¿Perdón? – suena indignada.

– Perdonada, no te preocupes, pero que no se repita. – Le doy una mirada egocéntrica y dejándola con la palabra en la boca me alejo sin rumbo alguno, solo quería dejar de escucharla, su voz casi me rompe los tímpanos.

Sin darme cuenta estoy parada en el principio del patio de hace un rato. Ahora hay más personas.

Me acerco a una fuente color crema muy bonita, me siento en una de sus orillas para ver fascinada cómo cae el agua y el sonido que provocaba.

Estiro mi mano para sentir los pequeños movimientos que tiene el agua y cierro los ojos disfrutando de la sensación.

De pronto ya no siento el contacto que tenía con el agua.

Saco mi mano sorprendida y abro mis ojos confusa.

Al instante en que retiro mi mano escucho un splash y cuando veo de nuevo el agua está donde estaba mi mano, pero con más movimiento que antes.

Volteo a mi alrededor para ver si alguien más vio lo que acaba de pasar, por suerte nadie me estaba prestando atención.

Sacudo mi mano para quitar el exceso de agua.

Decido irme al bar y tomar algo para relajarme un poco.

Entro de nuevo a la mansión, pero me topo con alguien.

Ambos íbamos tan de prisa que el golpe me hace perder un poco el equilibrio. Cierro los ojos esperando a tocar el suelo, pero unos brazos me rodean fuertemente impidiendo que caiga al suelo.

Estuvo cerca.

– ¿Qué? ¿Eres la bella durmiente acaso? – reconozco esa voz burlona. Abro los ojos y me encuentro unos color miel.

ARCOIRIS SANGRIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora