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Al terminar mi desayuno lavo mi plato y cubiertos dejándolos limpios en donde tienen que estar. Voy por las llaves de mi auto y por lo que necesito para el instituto. No me molesto en despedirme de mis padres y subo al auto.

En el camino pongo un poco de música clásica, me calma notablemente ante mis impulsos. Aunque podría tomar alguna pastilla o medicamento para controlarme, pero eso haría que probablemente me vuelva dependiente y tenga alguna adicción y no pienso consumir ninguna mierda de esas. Luego es muy difícil salir.

Pero ¿No fumas, genio?

Si, pero lo hago muy pocas veces, antes lo consumía como si fuese agua, me costó mucho parar y consumirla solo dos o tres veces a la semana. Se puede decir que lo controlé, pero no pienso meterme en otro tipo de droga.

Reduzco la velocidad cuando entro al parqueo del instituto. Encuentro rápido un lugar accesible y bajo tomando mis cosas.

En la entrada algunas personas se detienen a verme mientras paso, los ignoro totalmente, pero cuando entro la cosa empeora, todos voltean a verme curiosos.

¿Es que no tienen una vida por la cual preocuparse?

Parece que no.

Les dedico mi mejor cara de aburrimiento y paso entre ellos poniendo los ojos en blanco al sentir sus miradas en mí.

Voy directo a la que supongo es la oficina del director. Aquí la gente es muy chismosa, se meten en la vida de los demás como si fuera la suya.

¿Es posible que nadie en este pueblo sepa lo que significa meterse en sus propios asuntos?

Creo que ni siquiera saben el significado de privacidad.

Todos pensaban que no los escuchaba.

Desde que nos habíamos mudado aquí porque me habían expulsado de mi anterior instituto por vender drogas, hasta que era una delincuente y que me buscaban en mi país por distintos delitos y que enfrentaba 30 años en prisión.

Que creativa era la gente cuando estaba aburrida.

Estaba en frente de la puerta a punto de llamar cuando me doy cuenta de que tengo a alguien parado a mi lado. Sonrío divertida al recordar lo de la mañana.

Me muevo a la derecha para enfrentarlo y lo encuentro viéndome de pies a cabeza hasta que se topa con mi mirada.

Tienes que admitir que no está nada mal.

No es el momento.

¿Entonces cuando? Me preocupas.

Pues no lo hagas.

– Hola Dan. – Sonríe de lado, parece sincero, pero me doy cuenta de que esa sonrisa no llega a sus ojos, los cuales parecen vacíos de emoción.

Iba a preguntar cómo sabía mi nombre, sin embargo, recordé que de seguro lo sabía porque como había dicho, era un tema del que a todos les interesaba hablar.

– Soy Gri. – Vuelve a hablar cuando notó que no respondía.

Aunque yo ya sabía su nombre porque había quedado grabado en mi cerebro de tanto que me lo mencionaba mi madre, asentí en forma de saludo.

– Un gusto. – Mantengo mi rostro sin emociones, no era como que fuera la persona más feliz del mundo cuando conocía a las personas, simplemente no era de mi agrado.

Iba vestido con unos jeans negros y una camisa azul formal.

No me di cuenta hasta ahora que me miraba con un poco de curiosidad, apenas podía distinguir lo que sentía, era muy bueno escondiéndolo.

ARCOIRIS SANGRIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora