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Decidimos ir al mismo bar de ayer, A.K dream. Adal y yo bajamos de mi auto y nos encaminamos a la entrada, Serge y Aylén venían en su auto.

Me hubiera gustado quedarme en mi habitación durmiendo, pero estaba muy contenta por la nueva misión que nos habían asignado. Entramos al bar y las pocas personas que se encuentran consumiendo alcohol nos miran con curiosidad.

Cruzamos hasta toparnos con un hombre que custodiaba la puerta para ingresar a la discoteca. Serge le da 100 dólares para que nos deje pasar.

La música retumba por todo el lugar, es sumamente doloroso para mis oídos, si hubiera menos personas seguramente estaría gritando por el dolor intenso que provocaba esa música con demasiado volumen. Parece que soy la única que lo siente así, porque ninguno de mis amigos manifiesta disgusto, sino que disfrutan de la música.

Me siento en un taburete concentrándome para no soltar ningún quejido o grito que llame la atención. Me sostengo de la mesa manteniendo el equilibrio, me siento débil. Veo a los chicos en busca de ayuda, pero ya están bailando entre todas esas personas sudorientas, medio borrachas y con las hormonas que explotan.

Nadie parece notar mi repentino dolor, por lo que me levanto y con las manos apoyadas en mis frágiles oídos salgo de la discoteca por una puerta trasera. Casi al instante mi dolor desaparece.

Sigo escuchando la música, pero en menor densidad.

Me doy cuenta de que estaba sudando, hacía bastante esfuerzo por soportar el dolor

– Dan. – Escucho mi nombre de un callejón oscuro y siento la necesidad de ir a ver quién me llama.

¿Qué? ¡No vayas! ¿Qué no has visto nunca las películas de terror? Las personas que hacen eso nunca salen con vida. Aún tengo mucho por qué vivir.

No seas exagerada, tengo mi arma por si eso pasa. Además, no estoy segura si tu vives, eres una parte de mi ¿no?

Si tarada, por eso si mueres posiblemente yo muera contigo.

Pero pensé que las conciencias cuando moría su dueño volvían a tener otro humano. ¿No era así?

Si es así.

Ya me perdí.

Eso pasa cuando la conciencia no ha encontrado al humano por la que fue creada, sino si podemos morir con él.

Espera, ¿estás diciendo que las conciencias nacen para ser uno con un único humano y si cuando mueren la conciencia no lo hace es porque no era la indicada para la persona?

Sí, algo así.

¿Pero todos los humanos tienen una conciencia que hable con ellos como tú lo haces conmigo?

Bueno, digamos que yo soy algo especial. Más que una conciencia soy como una consejera.

Camino lentamente al callejón donde escuché que me llamaban.

¡Y como tu conciencia consejera te digo que no vayas!

– ¡Lundqvist! – Escucho cuando estoy más cerca, parece ser una palabra sueca por la pronunciación y el acento. Lo dicen de forma entonada, podía escuchar tambores y una trompeta, parecía una melodía antigua.

– ¡Lundqvist! ¡Lundqvist! – mientras más me acerco más rápido cantan. Me siento rara, un cosquilleo recorre cada parte de mi cuerpo y en un reflejo de una ventana del edificio a mi derecha veo que mis ojos de nuevo sobrepasan los lentes de contacto.

¡Mierda!

No te alteres.

¡Alguien puede verme con mis ojos naturales!

ARCOIRIS SANGRIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora