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Veo que no haya nadie en ambos lados del pasillo antes de avanzar silenciosamente.

Estaba caminando sin hacer ruido para cruzar al siguiente pasillo, pero me alarmo cuando escucho pasos que avanzaban directo hacia mí, rápidamente me escondo detrás de la pared contraria a donde ellos iban a pasar. No había nada de luz en donde estaba por lo que había pocas probabilidades de que me vieran.

Me concentro en escuchar cada palabra que dicen.

– Espero que recuerdes el plan perfectamente.

– Claro que sí. – Responde el segundo, de forma obvia.

– A ver, repítelo. – El otro suelta un suspiro cansado.

– Iremos a la calle más transitada en el día del pueblo, y haremos ver que estaban drogándose y bebiendo alcohol en su auto y que accidentalmente se quemaron con el encendedor que usaban.

Es el mismo plan que había escuchado hace dos días con Serge.

– Muy bien. Esperemos a que oscurezca para llegar a cabo el plan. Mientras tanto vamos a la oficina del director para llamar al jefe.

Ambos comienzan a caminar por donde yo estaba, por suerte los idiotas no me vieron.

Comienzo a caminar unos metros detrás de ellos para escuchar su conversación con el supuesto jefe.

Paso a la par de un pequeño pasillo en donde apenas iluminaba la luz. Me distraje un poco al creer ver una sombra en el pasillo que apenas me di cuenta de que se escuchaban pasos a unos metros detrás de mí.

Me alarmé cuando fui consciente de que si corría al frente me encontraría con los dos asesinos y si iba al lado contrario me toparía con otro desconocido, que sabe Dios quién es.

Estaba atrapada en ese pasillo sin salida.

Mi única opción era ese pequeño pasillo, me detuve al escuchar mucho más cerca los pasos detrás de mí.

Estaba a punto de entrar en pánico formulando un plan en mi cabeza para dejar inconsciente al desconocido y correr lo más rápido posible.

Ya había sacado mi daga por si la necesitaba cuando fui arrastrada al pasillo diminuto que tenía al lado.

Asustada traté de defenderme con mi daga, pero la persona que me había arrastrado detuvo mi mano antes de que pudiera encajarle la daga en la cara.

Quedé petrificada cuando reconocí a la persona que me hacía un gesto para que guardara silencio.

¿Es en serio?

¿Quién es? ¡No me dejes con la duda!

Metiche.

Si soy ¿Y qué? ¿Quién es?

Es mi vecino ¿Contenta?

¿Gri?

El mismo.

¿Pero qué hace aquí?

¿Y yo que se? Pregúntale telepáticamente a su conciencia.

Que graciosa.

Lo sé, me lo dicen mucho.

Nos miramos tan fijamente que por un momento se me olvida en donde estoy.

Reaccionamos al mismo tiempo cuando el desconocido pasa en frente de nosotros.

Por más que me esforcé no pude verle la cara, lo único que logré ver fue un tatuaje de una huella de un perro y unas letras debajo, no alcance a leer lo que decía, pero supongo que era en homenaje a su mascota.

ARCOIRIS SANGRIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora