—Em, bueno... Hoy hace buen tiempo...—intentó romper el silencio Owen.
"¿Qué otro tipo de clima puede hacer en verano, gilipollas?" se dijo a sí mismo. Estaba viviendo uno de los momentos más incómodos de su vida, incluyendo en la lista a la situación en el baile. De hecho, se repetía; era complicado sacar un buen tema de conversación con el príncipe.
Él no hacía más que mantenerse callado, mirando a algún punto en la lejanía, evitando el contacto visual.
¿Y este es el concepto que tienen por aquí de "quedar y conocerse"? ¿Cómo pretende elegir una prometida si ni siquiera mantiene una conversación con otra persona?
No aguantaba tanta formalidad y rodeos para comunicarse, por lo que su fiebre, su aburrimiento y su desesperación decidieron que sería mejor si comenzaba a hablar de algo al azar, como si estuviese hablando consigo mismo:
—Cuando era una cría, quería un perro...—Leonardo le dirigió la mirada por primera vez, desconcertado. Owen tampoco sabía muy bien lo que estaba diciendo.
—Sí, un perro. Tendría unos seis o siete años cuando le dije a mi padre: "Quiero un perro, porque no me llevo bien con los demás humanos. Quiero un perro"—se rió—...No me gustaba jugar con los demás niños, pero tampoco comprendía a los adultos. Entonces se me ocurrió esa idea de mierda, pensando que quizás podría ser amigo de los animales.
...Al fin y al cabo, no salió para nada bien—.
Owen apoyó la cabeza en la mesa de vidrio, en la misma posición que acostumbraba a tomar en sus clases con la tutora Waleska. Sonreía melancólicamente, ordenando viejos recuerdos de su vida rural que surgían en el mar confuso de pensamientos en su cabeza.
—Un día de verano como este, encontré un perro abandonado, un cachorro. Se parecía más a un lobo que a un perro, y estaba completamente famélico. No sabía de dónde había salido, pero sentí que era mi oportunidad y le pedí a mi padre mantenerlo. Él se negó al principio; decía que nunca le había visto el sentido a las mascotas, que solo ensuciaban toda la casa, destrozaban los muebles y dejaban desperdicios por todas partes—Owen sonrió, casi oyendo los gritos de su padre y los lamentos de su madre por su insistencia sobre adoptar a aquel animal.
—...Después de horas de rogar de rodillas, accedieron; sin embargo, el perro debía de estar fuera de la casa en todo momento y yo debía de encargarme de él por completo.
Comencé por alimentarle y darle algo de cobijo a la sombra. Apenas podía caminar, pero incluso siendo un cachorro pudo recuperar casi toda su energía en el transcurso de una semana. Pronto me di cuenta de que cuidarle no era tan fácil como yo pensaba: era un cachorro mestizo, casi un lobo, y después de unas semanas de recuperación, empezó a mostrar su verdadera naturaleza.
Era terriblemente agresivo y tenía unas tremendas mandíbulas para ser una cría, y debía de acercarme con mucha precaución y un palo para acercarle su comida. No podía estar a menos de dos metros de él porque comenzaría a morderme como un verdadero salvaje.
De hecho, me parece que todavía tengo una cicatriz de una mordida suya...—Owen observó su tobillo, donde anteriormente habría tenido unas marcas de unos dientes afilados, pero tardó unos instantes en caer en la cuenta de que ya no poseía su cuerpo original—...O quizás no. Bueno, pues estuve batallando por sobrevivir a ese animal, y poco a poco, intenté ganarme su confianza. Tardé muchos meses en conseguir disminuir su agresividad, y su rango de ataque disminuyó. Podía estar de pie a su lado sin que me atacase, pero no dejaba de gruñir desesperadamente. El sonido que producía su garganta parecía provenir del mismo infierno.
![](https://img.wattpad.com/cover/231570927-288-k426124.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La luna es una acosadora
RomansUn joven campesino llamado Owen despierta en el cuerpo de la dama más reconocida del reino: la hija del duque Drummond, que posee belleza, poder, elegancia... Todo, excepto el amor del príncipe heredero. Owen se encuentra cautivo en el cuerpo de la...