—...Parece que su ritmo cardíaco sigue un poco bajo—comentó Alba después de un largo silencio tomando su pulso y examinando su estado—...Puede que le duela la cabeza por unas horas, pero se recuperará por completo después de que haya comido algo y descansado un poco más—los sirvientes respiraron aliviados. Los cocineros del ducado volvieron a sus puestos prometiendo que prepararían un festín abundante y nutritivo para que la señorita recobrase su vitalidad, y las criadas comenzaron a organizarse entre ellas para compaginar la limpieza y los turnos para cuidarla hasta que se recuperase.
—¡No arméis tanto escándalo! Seguro que a la señorita le molesta todo este barullo. Vamos, vamos, salgamos de la habitación para que pueda estar tranquila—insistió Mae preocupada de que la presencia de aquella multitud molestase o incomodase a Vivienne.
—No pasa nada, Mae, deja que se queden. Me encuentro bien—intentó explicar Owen antes de que todos fuesen empujados por la puerta, pero Alba negó con la cabeza y le dirigió una mirada seria.
—Señorita, ¿acaso no ha oído lo que acabo de decir? Puede que ahora mismo no le pase nada, pero todavía no sabemos a ciencia cierta lo que le ha ocurrido. Cuando la encontramos...—se detuvo un momento y le echó un vistazo a la puerta abierta de la habitación—...inconsciente, pensamos que podía deberse a la situación estresante y emocionalmente dolorosa a la que se había expuesto...—Owen notó la cuidadosa elección de palabras y las pausas que hacía para evitar mencionar algo que pudiese herir su sensibilidad. Le llamó la atención que todavía nadie había mencionado nada sobre la noche anterior y lo que había ocurrido. Seguro que pensaban que había sido una experiencia traumática el ver a su padre en ese estado, y que su hija fuera amenazada y golpeada por él.
Para Owen no significaba tanto. Sí que sentía una enorme furia al recordar la expresión de superioridad en la cara del duque, y se prometía a sí mismo que la próxima vez que se encontrase con él nadie podría detenerlo de deformar su cara de cerdo con sus puños y aplastar bajo su rodilla cierta parte del cuerpo hasta impedirle reproducirse y otorgarle una vida desgraciada a otro miembro de su sucia descendencia.
Sin tener en cuenta esos impulsos algo violentos, no se encontraba particularmente afectado. Ya esperaba que algo así sucediese en algún momento, dado que ya conocía la actitud explosiva y arrogante del duque Drummond. Sabía que explotaría en algún momento, pero no pensó que sería contra Elián. La duquesa le explicó aquel día los motivos de la mala relación entre Elián y el duque, pero nunca pensó que desencadenarían algo así casi veinte años después.
Owen notó que las personas que le habían rodeado desde que despertó se extrañaban por su falta de emoción ante esta situación, y aunque intentaban no tocar el tema, esperaban que derramase al menos una lágrima, una mínima muestra de que el incidente con el duque, "su padre", aquella figura paternal en la que Vivienne debía haber depositado su amor y confianza incondicional, había herido sus sentimientos. Debía estar destrozada... Pero, en primer lugar, Owen nunca había considerado al duque su padre. Tampoco creía que Vivienne se sintiese muy apreciada y respetada por él, teniendo en cuenta que siempre había proyectado su resentimiento irracional hacia la duquesa en ella. De todas formas, ya no había manera de saber lo que sentía Vivienne.
No había pensado en ello profundamente hasta ahora... Quizás Vivienne intentó evitar ser consciente de su situación personal centrando su mente en cosas más triviales, algo en lo que pudiese refugiarse... Poco a poco, se convenció a sí misma de que se había enamorado del príncipe Leonardo, el único "amigo de la infancia" que tenía, que la trató de forma respetuosa y amable aun cuando ella lo perseguía a todos lados. En el ducado no tenía a nadie: apenas sabía algo de su madre, a la que difícilmente recordaba, su padre sólo cargaba más presión sobre sus hombros por ser hija de la mujer a la que odiaba, sin mostrarle ni un ápice de cariño o compasión, y los sirvientes apenas se acercaban y tenían la orden del duque de ignorarla. Vivienne hizo cualquier cosa para llamar su atención, incluyendo comportarse como una niña malcriada, humillar y maltratar a los sirvientes e incluso despedirlos arbitrariamente.
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La luna es una acosadora
RomansaUn joven campesino llamado Owen despierta en el cuerpo de la dama más reconocida del reino: la hija del duque Drummond, que posee belleza, poder, elegancia... Todo, excepto el amor del príncipe heredero. Owen se encuentra cautivo en el cuerpo de la...