Capítulo 3 - El Palacio.

220 12 2
                                    


El viaje fue muy largo, pero Owen no lo sintió apenas. Solo movía un poco las riendas muy de vez en cuando para que siguiera la ruta que sus padres le habían indicado. Para ser más claros, se durmió con los ojos abiertos.

El único que sentía el cansancio y la fatiga era el caballo, Fabio. Después de todo, habían salido apenas amaneció y llevaban cerca de diez horas de viaje. Dentro de muy poco, podrían admirar a lo lejos las edificaciones de la capital. Fabio se alentaba a sí mismo, porque podía ver las enormes puertas de entrada. de la muralla. Owen, mecido por el trote lento y constante de Fabio, se despabiló cuando éste utilizó la poca energía que le quedaba para ir más rápido en el último tramo del trayecto.

Los guardias que controlaban la entrada y salida de la capital se sorprendieron al ver a un caballo a toda velocidad hacia la puerta, y que su jinete no lo detenía. Los guardias le cortaron el camino y tranquilizaron al caballo.

—Señor, ¿le ocurre algo?

—Emm... no. Tengo que ir al palacio auxiliar... del que no me acuerdo su nombre.

—¿Ah, se refiere al Palacio Auxiliar Katherine VII? Nos habían avisado de que hoy vendrían muchos agricultores, con una autorización. Antes vinieron varios, aunque la reunión comienza dentro de dos horas. ¿Podría enseñarnos su autorización para guiarle directamente al castillo en un coche?

—Sí.— Owen rebuscó entre los múltiples papeles en su equipaje. Se le paró el corazón al darse cuenta de que podía habérsele olvidado, pero lo encontró milagrosamente al fondo de la mochila.

—Tomen, está un poco arrugada. Sirve, ¿no?

—...Sí, señor. Déjenos su caballo, lo reuniremos con los demás en un establo. Ahora, diríjase por esta puerta hasta ver un guardia acompañado de un chófer. Súbase al carro, que le llevará directamente al Palacio. O si lo prefiere, como algunos de los otros invitados que ya han llegado, puede dar una vuelta por la capital antes.

—Mmm... ¿Sabe si hay algún hotel o sitio donde descansar cerca del palacio?

—Que yo sepa, el más cercano se encuentra a diez minutos del palacio. Sin embargo, no creo que merezca la pena descansar ahora, porque se le hará tarde, o no podrá descansar más de media hora.

—No pasa nada, me gustaría ir allí.

—Em, está bien. Se lo diré al chófer. Y una cosa más ¿le molesta que en el carruaje le acompañe otra persona? Apenas unos minutos antes de que usted llegase entró por la puerta oeste un agricultor invitado como usted, y no hay más coches disponibles que este.

—No me importa.

—De acuerdo.

El guardia de armadura plateada le llevó junto al chófer, un hombre con un bigote extravagante. El carro que se encontraba detrás de él era de color gris, no tan espacioso, y guiado por un solo caballo de color negro; pero a Owen le parecía un carruaje espléndido. Después de todo, no pasan muchos carruajes por su casa.

Al entrar en él, se encontró a una joven de ojos azules, vestida con ropas de campo, y asustada por las ojeras y el estado de Owen. En cuanto él se sentó delante suya, ella puso una expresión de asombro.

—Puede ser... ¿el pequeño Owen? ¿eres Owen Field?

—Sí.

—¿El que vivía en una casa al lado del pueblo Hazel?

—Sí.

—¡Vaya! ¡Hace mucho tiempo que no nos veíamos! ¿Me recuerdas?

—No.

La luna es una acosadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora