La luz del castillo

29

Un elfo se acercó a la celda donde se encontraba Luz, y se arrodilló ante la chica.

-El rey ya dio una orden, al atardecer, el mismo cortará su cabeza.- dijo el hombre elfo, de manera calmada.

La chica dio un suspiro profundo, sentada en el suelo.

Ése lugar era un tormento, no le daban mucha comida y no la dejaban repetir, que pésimo servicio.

-¿Cuál es el plan, mi reina?- pregunto el elfo.

La chica lo miró por unos segundos, viendo como ése hombre elfo tenía una mirada muy sería, estando dispuesto a todo.

No sabía desde hace cuanto eran controlados por ése rey, pero seguramente anhelaban vengarse y ella los ayudaría, pero todo a su debido momento.

-No hagan nada, sigan el plan y cuando yo dé la orden, nos revelamos, por ahora, hagan que ése "rey", crea que sigue teniéndolos en la palma de su mano.- respondió la chica.

Su plan era simple, al momento en que ése tonto falso rey quiera decapitarla delante de todos, le daba la orden a los monstruos para que ataquen y acaben con ése tirano.

-El amigo del caballero negro seguramente oyó su orden, el caballero negro seguramente se encuentra en camino y ninguno de nosotros le puede hacer frente.- dijo el elfo.

Luz al oír ése nombre, se puso muy sería, recordando como fue engañada por él por tanto tiempo.

-No se preocupen, yo me haré cargo de él sí llega a tiempo, ustedes sólo sigan mis ordenes.

Aquel que le salvó la vida, que le dio un techo donde vivir, que le robó su corazón, pronto tendría un fín ante sus propias manos.

Ése día la guerra se acabaría y todos podrían vivir nuevamente en paz, luego de tanto tiempo.
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Aquí estoy, de pie delante de todo el reinó, con mis manos encadenadas detrás de mi espalda, mientras todas las personas me ven con lástima y un tipo gordo, calvo y con gran barba blanca, de ojos marrones, se acercó a mi con una espada en manos.

El gran falso rey, por fin se hacía presente ante mi, mirándome con desprecio pero yo lo ignore y mantuve mi mirada en alto, hacía adelante.

-El caballero negro ya me causo muchos problemas y hoy por fin tengo la posibilidad de arrebatarle algo, a su fea novia.

¿Sí? Pues, al menos yo tengo cabello.

Mirando hacía su asustado pueblo, ése hombre levantó la espada mientras yo no podía dejar de ver a las personas, que parecían prisioneros asustados.

-Gente mía, hoy los hice reunir aquí por que por fín, luego de tantos años, el caballero negro recibirá un golpe de parte nuestra y verá que conmigo no se debe meter, jamás.
Hoy le quitaré la vida a su novia, así como él hace años le arrebató la vida a guardias leales de mi ejercicio.

La muchedumbre, lejos de aclamar alegré, sólo permaneció callada, viendo todo con miedo.

¿Por qué estaban tan asustados de ése hombre?

Era sólo un anciano con muy mala condición física, mientras que ellos un enorme reinó que sólo debía revelarse.

Es tan frustrante ver a alguien ser tan fuerte, pero verse como una insignificante hormiga por el miedo.

Ése hombre me volvió a mirar y yo lo miré de costado por un segundo, antes de volver la mirada al frente.

No me interesaba verle la cara a ése tipo, sólo quise ver el collar con el que hasta ahora pudo controlar a los monstruos, con excepción de los dragones.