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Nuevo día se hacía presenté y los tres tontos iban a partir hacía el reino de los dragones.

No estoy muy al tanto de como es la cosa, pero a su reino nadie puede entrar ya que todo su territorio esta protegido por una especie de escudo que sólo ellos pueden atravesar, pero como Joaquín esta rotisimo con sus habilidades, puede pasar y permitir a cierta cantidad pasar, pero claro, no era tarea fácil.

Desde hoy, no volveré a ver a Joaquín ni a la mayoría de los caballeros, por un año.

-Yo... tengo que partir.

Me dijo Joaquín, acercándose a mi y yo miré a otro lado, recordando su tonta broma.

Pues bien, que te vaya bien, que te choque un tren, que tomes mucho té con la tía Inés.

-Me disculpo por lo de ayer, no debo hacer bromas como ésas y no quiero irme contigo enojada.

Su voz claramente se oyó arrepentida y triste, haciendo que yo dé un suspiro profundo antes de voltear a verlo.

No puedo creer que sea tan blanda con éste sirviente.

Le mostré una sonrisa y le di un leve golpe en el pecho, demostrando que no estaba enojada.

Joaquín sonrió y cortó la distancia entre nosotros con atrevimiento y me abrazo, haciendo que yo me rinda por segunda vez y no lo golpee, después de todo, tenía que ir a una guerra.

-Draco, cuida de ella mientras no estoy, por favor.

Le pidió a la lagartija que tengo de mascota, quien estaba acostado en el césped, de manera tranquila.

-Procuraré que no venda tu castillo.

Le respondió, sin esforzarse para verlo mientras Joaquín me dejaba libre y sonreía.

Por favor, no voy a vender el castillo.
¿Quizás decore todo a mi gusto y pinte la habitación de Joaquín de rosa? Muy probablemente, pero no lo vendere.

-Con éso es suficiente para mi, gracias.

Y con decir éso, me dio una última sonrisa antes de irse donde los demás caballeros y sus amigos lo esperaban con su caballo, listos para partir.

Prefería no tener que dejar que se vayan sólos a ése lugar tan peligroso, pero en este momento no les sería de ayuda como yo quisiera.

Sólo ruego que todo salga bien y todos regresen sanos y salvos.
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Ya habían pasados varias horas desde que Joaquín se fue, ya siendo de noche y yo estoy aquí, sentada en la cómoda silla de su oficina, con el poderoso coronel bigotes, encima del escritorio.

Ahora ya entiendo por que le gustaba estar sentado en ésa silla, se la voy a robar.

Con aburrimiento, me puse a abrir los cajones en busca de algo interesante y entre tantos papeles inútiles, algo llamó mi atención e hizo que me ponga seria.

Dice "no leer", así que es mi deber leerlos.

¿Qué es esto que Joaquín no quiere que alguien lea? ¿Será algo sobre su familia?

Con curiosidad, agarré ésos papeles y me puse a leerlos con poco interés pero poco a poco, fui frunciendo el ceño y más al leer una parte en específico.

"15 de enero, el reino Pradera Celestial; ataque y destrucción masiva al pueblo las tres Lunas por órdenes del rey, Enrique Segundo.
Sólo hubo un sobreviviente."

Ése era el pueblo donde yo antes solía vivir, donde todos fueron aniquilados.

Con enojó, apreté ésos papeles y sentí mi sangre arder y mi corazón roto.

¿Joaquín sabía todo éso y nunca me lo dijo?

Creí que podía confiar en él, que éramos amigos e incluso más que éso, pero veo que no es más que un sucio mentiroso que intentó manipularme.

-¿Señorita Luz?

Levanté la mirada y vi como Nina pasaba a la oficina para verme con preocupación.

-¿Sucede algo?

Ella quizás no sepa nada, no quiero enojarme con ella y mucho menos preocuparla.

Fingiendo una sonrisa, me puse de pie y estire mis brazos, fingiendo tener sueño, haciendo que ella se calme.

-La cena ya casi está lista, luego puede ir a dormir tranquilamente.

Y tras decir éso se fue y cerró la puerta mientras yo me volvía a sentar, agarrando ése peluche que tanto había atesorado y lo empecé a romper, librando un poco todo ése enojó y dolor por ser totalmente engañada.

No puedo cerrar mi corazón y volverme alguien insensible por que sí pudiese hacerlo, lo habría hecho hace mucho tiempo para evitar tanto dolor en este momento.

Creí en Joaquín y cada vez me gustaba más, pero en este momento mi corazón había sido total y completamente roto.

Mi segundo amor, fue todo una farsa creado por una persona falsa y sin corazón.

Ya no volveré a confiar en ése hombre, voy a tomar medidas con mis propias manos.

Mientras que afuera de la oficina, Nina dio un suspiro y se puso en marcha para ver al intimidante dragón con forma de humano que la veía con sus brazos cruzados.

-¿Qué crees que le hiciste a la niña tirana?- preguntó con seriedad.

La mujer, fruncido el ceño y cerró sus ojos.

-Sólo lo hice por su propio bien.
El caballero negro no merece ser amado y la señorita Luz no merece recibir un castigo tan atroz como para estar con ése hombre.- dijo la mujer mientras seguía su camino y el hombre dragón, dio un suspiro profundo.

Los humanos siempre dicen hacer el bien, cuando no se dan cuenta de que están haciéndolo todo mal.

Éso parecía un ciclo sin fín.
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En la madrugada.

La puerta del establo de caballos fue abriera y el caballo más rápido de todos, se acercó a su salida al sentir como su dueña se acercaba.

Luz, se acercó a su caballo con una sonrisa en su rostro, pantalones negros, una camisa blanca como siempre y una capa negra, teniendo ahora su cabello plateado, sólo hasta sus hombros.

-Debemos irnos lejos, Princesa.- susurro la chica mientras liberaba a su fiel corcel, con un nuevo rumbo en mente.

El reino Pradera Celestial, el reino más grande y peligroso de todos, donde la mayor parte de los guardias eran monstruos, prepárate por que la luz del castillo, te irá visitar.

Ya no se ocultaria detrás de una víbora mentirosa, ya era hora de que el mundo sepa quien es ella.

Era hora de ir a una nueva aventura.

Continuará...
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¡Hola!

La primera vez que Luz habla (y lo escribo) en esta historia y es para éso.

¿Debería concluirla aquí para que quede como una especie de final genial? ¿Qué dicen?

Espero que les haya gustado el capítulo.

Gracias por su tiempo.

Volveré...

La luz del castilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora